La magia de contemplar Venecia como un pájaro

El libro ‘Venecia desde el cielo’ presenta fascinantes imágenes aéreas de las islas del Véneto, un mosaico de tierras, agua, palazzos, campanarios y cultivos desde una perspectiva que casi nadie conoce

Venezia, con la laguna y las montañas del Véneto al fondo. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Durante siglos, hasta la llegada de la aviación moderna, los únicos privilegiados para contemplar el paisaje de agua e islas de la laguna de Venecia eran las aves.

O a lo sumo, el pequeño puñado de nobles y embajadores de la Serenísima que podían subir, con una cierta fatiga por sus pesados trajes e incómodos calzados, por la larga escalinata que conduce a la cúpula del campanario de la plaza de San Marcos, a 99 metros de altitud.

Solo la pericia de cartógrafos y artistas, como el grabado de Jacopo De Barbari del año 1500, podía mostrar al resto del mundo cómo es ese dédalo acuático donde durante siglos ha crecido una ciudad que se convirtió en república, y que fue una de las potencias marítimas del Mediterráneo; un puente entre Oriente y Occidente forjado con su red de fortalezas, consulados y misiones comerciales.

Venecia desde el aire

Quienes llegan a la ciudad de los canales en avión tampoco tienen muchas oportunidades de contemplar este paisaje. Pero por suerte hay obras como Venecia desde el cielo (editorial Jonglez), que propone viajar por las islas del Véneto como un ave de paso para descubrir una mirada única a este rincón del norte de Italia.

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Los textos de Debora Gusson brindan una interesante pincelada histórica de 32 islas de la laguna, desde -obviamente- Venecia y otras famosas como Lido, Burano, Muranoy Giudecca hasta otras desconocidas para los que no son locales, como la del Lazzaretto Vecchio (tan viejo que fue el primer del mundo), el Valle Zappa, la de Santa Cristina (protagonista de un innovador proyecto sostenible) o la de San Clemente, donde la estructura de un antiguo hospital para mujeres se convirtió en un hotel de lujo.

Fotografías desde helicóptero

Las fotos de Riccardo Roitier Rigoni brindan una mirada diferente, y en esta época en que toda producción aérea se hace con drones, este profesional prefiere la modalidad clásica de subirse a un helicóptero y tener el control absoluto de la imagen.

Las fotografías no se realizaron desde drones sino desde un helicóptero, para lograr una mirada más personal a través de las tomas

La isla de Sacca Sesola. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Así es capaz de retratar pequeñas islas en toda su extensión pero también llamativos mosaicos de huertos y monasterios abandonados, de torres inclinadas y de barcas amarradas.

Este fotógrafo logró capturar fascinantes momentos como la Regata Storica que se realiza cada mes de septiembre, con galeras que recuerdan el esplendor de la república, o de rincones surrealistas como los astilleros cercanos al puerto comercial de Venecia donde hay un submarino en los jardines del Arsenale.

Veamos algunas de estas islas desde el aire

Mazzorbo y Mazzorbetto

En realidad estas son tres islas que alojaron a un grupo de cinco monasterios tan liberales que Bocaccio se habría sentido avergonzado, dice Gusson. De todos ellos solo sobrevive la iglesia de Santa Caterina, donde se encuentra una de las campanas más antiguas de Europa, que data de 1318.

El exclusivo vino de Mazzorbo, el Venissa, tiene una producción de solo 4.000 unidades

Huertas e iglesias en Mazzorbo. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Allí trabaja una bodega que produce el exclusivo vino Venissa, con una producción anual de solo 4.000 unidades.

Burano

Una de las islas que son un imán para el turismo. Y cómo no serlo, con su fascinante arcoíris de casas de colores, donde los autores destierran el mito que fueron pintadas así para guiar a los pescadores los días de neblina.

La isla también es famosa por el arte de sus encajes, artesanía antigua que fue rescatada y promocionada por Andriana Marcello, dama de compañía durante 25 años de la reina Margarita.

Entre sus 2.400 habitantes todavía quedan varios que hablan el dialecto isleño, y quien la visite, que no deje de fotografiar el campanario de la iglesia de San Martino, considerablemente inclinado tras una fuerte marea en 1966.

Las coloridas casas de Burano. Foto Riccardo Roiter Rigoni

San Michele de Isola

Esta isla tiene poca vida. Claro, es un cementerio y uno de los más bonitos del mundo; hogar del reposo de Igor Stravinsky y del escritor Ezra Pound, entre otras celebridades.

Allí los bailarines suelen dejar como una ofrenda sus zapatillas y cintas en la tumba del director artístico Sergei Djagilev, y los visitantes han acariciado tanto la escultura de la noble rusa Sofía Kailenskaya que su mano siempre está brillante.

Su iglesia, que data de 1479, se considera el primer templo renacentista de Venecia.

El cementerio de San Michele de Isola. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Sacca Sessola

Esta es una de las islas más grandes y de las más jóvenes de la laguna, formada en 1860 tras las obras del puerto de Santa María.

Allí funcionó un hospital para tuberculosos que fue abandonado durante décadas, y que ahora ha resucitado como un sofisticado hotel, donde sus espacios se han convertido en un pequeño bosque y otros sectores en huertos para proveer de verduras al restaurante.

Una antigua iglesia desacralizada se convirtió en un interesante foco de exposiciones y eventos.

Lido

Protegiendo la laguna de las aguas del Adriático se encuentra esta isla de 13 km de largo, protagonista de los primeros sucesos históricos de Venecia como haber sido la primera sede de los dogos.

La belleza de sus costas cautivó a Lord Byron y Hugo Pratt, quienes adoptaron a Lido como residencia temporal.

Lido, la barrera de la laguna ante el mar. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Son famosas las residencias de estilo Liberty, con edificios emblemáticos como el Palazzo del Cinema, el antiguo Casino, el Hotel des Bains y el Ospedale del Mar; donde hay que ver con atención las fachadas de mayólicas policromadas como las de Ausonia & Hungaria.

Lido es sede de un festival de cine que se remonta a 1933, y una de sus islas tiene un campo de golf

Allí se celebra un famoso festival de cine desde 1933, y la isla de Alberoni tiene algo que muchos creerán imposible en Venecia: un campo de golf.

Giudecca

Desde la plaza de San Marcos se ve el perfil alargado de esta isla coronada por su hermosa Basílica del Redentor, donde el tercer domingo de junio se realiza un festival pirotécnico increíble.

Esta isla tuvo su momento de esplendor por los nobles y comerciantes que construyeron sus palazzos, pero el perfil cambió con la llegada de numerosas industrias y talleres, ya sea de armas y municiones como de cerveza.

La Giudecca en primer plano. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Pero Guidecca volvió a cambiar, y sitios como el antiguo Molino Stucky Pon se transformó en un coqueto hotel, mientras que muchas plantas industriales se reconvirtieron en viviendas.

Venecia

Y claro, no podíamos dejar de lado la reina madre de este conjunto de islas. Durante siglos Venecia simbolizó el orden, el refinamiento, la promoción de las artes y la sagacidad comercial; un imperio orgulloso de su pasado cuyas huellas se encuentran en su larga lista de palazzos, iglesias y viviendas donde el agua las va corroyendo lentamente.

Venecia y su forma de manos entrelazadas. Foto Riccardo Roiter Rigoni

Desde el aire impacta la imagen de las dos manos entrelazadas, divididas por el sinuoso Gran Canal, con la estética de rojo pálido y crema de sus tejados y fachadas, en que la lente de Roiter Rigoni permite conocer nuevas perspectivas de rincones conocidos como el puente de Rialto o el polémico de la Constitución, así como del museo Peggy Guggenheim o de la famosa plaza de San Marcos.

Pero también nos ofrece panorámicas desconocidas como la de los antiguos arsenales militares, de huertos escondidos al turismo o del detalle del ángel dorado que corona el Campanile.

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