Cinco restaurantes madrileños para comer con las manos

La moda del ‘finger food’ o el comer con las manos de toda la vida se extiende a cada vez más restaurantes: estos son algunos de los mejores en Madrid para abandonarse a este auténtico placer

Comer con las manos

El arte de comer con las manos. Foto: Leticia Díaz de la Morena | Lagildería.

Comer es un grandísimo placer está claro. Pero hacerlo con las manos es como tocar el cielo. Esta forma de disfrutar de la comida tiene hasta su propia denominación en el universo culinario internacional actual: finger food. Y, lo mejor, ya no solo no da mala imagen, sino que cada vez son más los restaurantes que se apuntan a ampliar esa parte de la carta (o toda ella) libre de cubiertos.

Esta tendencia mundial, que para muchos es una placentera regresión a la infancia, tiene en Madrid algunos templos que bien merecen visita, almuerzo, merienda o cena.

Katz, puro estilo neoyorkino en Madrid

Katz (Gabriel Lobo, 26), por ejemplo, más que una vuelta a la niñez lo que propone es una inmersión total en la culinaria neoyorquina más auténtica y pura. Con todo lo que supone de interculturalidad el viaje culinario a tan internacionalísima ciudad.

Sandwich de pastrami
Los bocadillos de pastrami son una seña de identidad. Foto: Katz.

En este pequeño restaurante casi escondido a espaldas del Auditorio Nacional de Música triunfan los bocadillos de pastrami, al más puro estilo judío americano, con un pan elaborado en el propio obrador de esta empresa. La misma que poco a poco va conquistando locales en todo el barrio. Aquí mismo elaboran el delicioso pan brioche que es la base de especialidades tan convincentes como el cubano, con pastrami de pollo, beicon, pepinillo y queso havarti.

De las paredes del negocio cuelgan numerosos detalles de la iconografía estadounidense clásica. Y, aunque no parezca demasiado decoroso (al menos en publicaciones como ésta), es aconsejable entrar el baño: una sorprendente experiencia (selfie incluido) de la que preferimos no desvelar detalles.

New York Burger

Un ambiente muy estadounidense es lo que también se puede experimentar en los locales que New York Burger tiene en diferentes lugares de Madrid: el primero, el de la calle San Germán (junto al Paseo de la Castellana), abrió sus puertas hace 14 años y últimamente ha experimentado un rediseño que le ha añadido funcionalidad y grandes atractivos.

Bacon cheeseburger
Bacon cheeseburger. Foto: New York Burger.

Sí, es cierto: los New York Burger son restaurantes de hamburguesas (como muchos otros en esta ciudad), pero con particularidades que los convierten en muy recomendables para disfrutar a manos llenas. Desde luego, no son comedores que te dejen indiferente. Lo normal es que quieras volver y probar nuevas propuestas.

Y en esto tienen mucho que ver los responsables de la marca, que encuentran siempre excusas en el calendario celebrativo para cambiar (ampliar, más bien) la carta con nuevas versiones de hamburguesas gourmet.

También de otros platos en los que la carne de calidad suele ser protagonista, como los brisket tacos, el sándwich de pastrami, los fingers de pollo (o de queso) y el pickle hot dog, muy delicado y aderezado con mayonesa de trufa.

Brisket tower
Brisket Tower. Foto: New York Burger.

Por cierto, también para comer con las manos, en la carta de New York Burger siempre hay algunas interesantes opciones veganas en forma de hamburguesas y otras presentaciones.

Roostiq

Los ingredientes vegetales tienen un gran protagonismo en las mesas del restaurante Roostiq (Augusto Figueroa, 47). Con el aliciente, además, de que muchos de ellos se producen de forma absolutamente personalizada y con criterios sostenibles en las dos fincas que esta marca tiene en la provincia de Ávila.

Desde hace tiempo Roostiq se ha hecho un hueco en el panorama gastronómico del barrio de Chueca, atrayendo a un público diverso (más allá de la comunidad LGTBIQ+) gracias, fundamentalmente, a sus pizzas.

Pizza Roostiq
El restaurante se ha hecho conocido por sus pizzas. Foto: Roostiq.

Las hay de los gustos más variados, siempre con la opción de aderezarlas con trufas de temporada. Así, aunque las clásicas (la margarita es el mejor ejemplo) son estupendas, la verdad es aquí uno viene a experimentar sorpresas, como las que depara la pizza de guanciale con cebolleta y salvia, la Roostoq con jamón ibérico, burrata y trufa o el calzone de torreznos.

Los torreznos son unos de los imprescindibles de Roostiq gracias a su crujiente tan único y convincente

Precisamente, en solitario, los torreznos son uno de los grandes platos de la carta de este restaurante, con un crujiente tan único y convincente que a muchos nos gustaría que nos chivaran la receta.

Torreznos de Roostiq
Los torreznos de Roostiq son de los mas ricos de Madrid.

Y luego uno no puede irse de aquí sin probar alguno de los platos a base de pollo (los crían en semilibertad la finca más cercana a la capital abulense), como las alitas con salsa yakiniku.

Una última recomendación: haznos caso y pide los tomates 38, de semillas antiguas y con el sabor que tanto evocamos de esta hortaliza.

Oh!Felia

Para satisfacer esas necesidades alimenticias que surgen a altas horas de la noche o madrugada después de darlo todo bailando, cantando y bebiendo en cualquiera de los locales del barrio de Mañasaña, acaba de abrir en Madrid: Oh!Felia Gud Fud (San Vicente Ferrer, 28). Un negocio tan necesario como gratificante que ha puesto en marcha una conocida contendiente (en el más amplio sentido del término) del concurso de televisión MasterChef, Ofelia Hentschel.

La idea resulta, cuando menos, sorprendente: un “me lo llevo a casa” (o donde quiera) a base de comida rápida, aunque saludable y con cierto toque gourmet, que abre de 21.00 a 5.00 horas.

Entre las opciones del menú triunfan los molletes (de pulled pork, pollo crujiente o ternera), las empanadas caseras, los nuggets crujientes y las quesadillas de queso, cerdo o ternera. Y de postre, las cookies y brownies.

Por cierto, el proyecto se está ampliando con el divertido servicio de recenas, ideal para bodas y otras celebraciones, a base de Oh!Felitos: bocadillitos fríos con ingredientes cocinados a baja temperatura que ni gotean ni manchan y que, por eso mismo, se pueden comer en cualquier momento de la noche.

bocados Oh!Felia
Bocaditos para recenas. Foto: Oh!Felia.

La Gildería

En esta relación de restaurantes y locales en los que comer con las manos no podía faltar uno de los nuevos representantes del noble arte del tapeo a la madrileño. Se trata de La Gildería (Calatrava, 17), negocio que ocupa el local de lo que durante muchos años fue uno de los referentes del aperitivo a base de frituras en el barrio de La Latina, el Mesón La Paloma.

El nombre del negocio ya lo dice todo: está especializado en gildas (tanto la clásica como el matrimonio son tan potentes como generosas). Pero en la carta hay unas cuantas alternativas para los que prefieran huir del vinagre o simplemente continuar satisfaciendo el apetito sin necesidad de usar cubiertos.

Gilda
Larga vida a las gildas. Foto: Leticia Díaz de La Morena | Lagildería.

Es el caso de los pinchos de sardina ahumada (deliciosa), anchoa o bacalao y el mollete de pulpo con su mayonesa de piparra.

Lo cierto es que no es casual mencionar este local al final de las propuestas de este tema: el barrio de La Latina está lleno de bares, neo-tabernas y barras donde practicar una de las costumbres sociales más seductoras de Madrid, en cualquier momento del año: el latineo.

La Gildería
La Gilderia. Foto: Leticia Diaz de la Morena.

Porque ya cuenta con su propio término el aperitivo al estilo de este barrio, en el que uno sabe a la hora a la que empieza pero que difícilmente sabe a la que termina y que, casi siempre, se disfruta sin necesidad de cubiertos.

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