Los mejores restaurantes de museos en Madrid: cuando la gastronomía también es arte

Chefs de renombre y vanguardia culinaria, cócteles en una azotea o una café secreto: estos son los restaurantes y terrazas que esconden los mejores museos de Madrid

Terraza Arzabal. Madrid. Foto: César Lucas Abreu | ©Madrid Destino.

Para reponer fuerzas después de una maratoniana jornada en pos de alguna de las exposiciones imprescindibles, pero también para probar cocina de vanguardia de reputados chefs o para disfrutar de un cóctel y dejarse ver en la terraza de moda, hay restaurantes de museos que bien merecen su propia visita.

No necesitarás comprar entrada ni mantener el silencio en las salas de estos restaurantes, terrazas y hasta un café secreto que, del Centro de Arte Reina Sofía al Museo Thyssen pasando por el Círculo de Bellas Artes, Matadero Madrid o el Museo del Romanticismo, ofrecen algunas de las propuestas más interesantes de Madrid fusionando arte y gastronomía.

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Comer en el Reina Sofía

Dentro del madrileño triángulo del Arte, uno de los conjuntos de pinacotecas más importantes del mundo –y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO como parte del denominado Paisaje de la Luz-, encontramos, en uno de sus vértices, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Visitado en 2022 por más de tres millones de personas, casi un millón y medio más que en 2021, además de explorar sus colecciones, que acaban de reordenarse, el museo sorprende con la calidad de su propuesta gastronómica que no tiene uno sino dos referentes.

Foto: El Jardín de Arzábal.

Por un lado, el Jardín de Arzábal, de los chefs Álvaro Castellanos e Iván Morales, donde se rinde homenaje al producto de temporada en línea con el resto de establecimientos del Grupo Arzábal (Taberna Arzábal Retiro y Mercado San Miguel).

Ubicado en el edificio Sabatini (Calle de Santa Isabel, 52), en un espacio de 900 metros cuadrados donde destaca el suelo en damero del salón y la exuberante vegetación en la terraza acristalada, se degustan especialidades clásicas de la casa como las patatas bravas ‘estilo Madrí’, la croqueta de ibérico con leche de oveja, el pollo coquelet asado o sus vinos “Terrible” de producción propia.

Además, en la ampliación del museo encargada al estudio de Jean Nouvel encontramos otro restaurante a tener en cuenta: Nubel (Argumosa, 43).

Foto: Nubel.

De impactante diseño e ideal para redondear la visita al museo o bien empezar una jornada de fin de semana mientras se disfruta de su generosísimo brunch, en su carta encontramos también platos internacionales internacionales, dulces y salados, como huevos, pokes, tortitas, hamburguesas y bollería recién horneada para, como ellos mismos dicen, “mañanas felices y tardes deliciosas”.

Además, el espacio siempre está animado con música, ya sea actuaciones en directo o sesiones de dj, entre otras propuestas, para disfrutar con alguno de sus cócteles de autor.

Terrazas del Thyssen

Otro de los imprescindibles del Triángulo del Arte es el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, con su excelente colección de pintura europea y su más que recomendable tienda. Además, si lo visitas en verano puedes hacer una parada más en las Terrazas del Thyssen (Paseo del Prado, 8).

Terrazas del Thyssen. Foto: Museo Thyssen.

Este verano, con Compasss Group al frente de todo el apartado gastronómico del museo, estrenaba una nueva propuesta de cócteles diseñada por el bartender Héctor Henche que reinterpretaba en forma de bebidas algunas de las obras de arte más conocidas del museo con alucinantes presentaciones.

Obras como Las Cosquillas, de Pietro Longui, Mujer en el baño, de Roy Lichtenstein, y Campo de Trigo, de Pierre-Auguste Renoir saltaban de las paredes de la pinacoteca a las copas, maridadas con una selección de platos y una agenda de actuaciones y espectáculos para convertirse en referencia del tardeo madrileño.

Compass Group , a través de su marca de catering Vilaplana, es la responsable también de la gastronomía que se ofrece en los eventos privados que pueden contratarse en el museo.

Así se bebe el cuadro ‘Mujer en el baño’ de Roy Lichtenstein. Foto: Museo Thyssen.

Caixaforum

La antigua central eléctrica rehabilitada por el estudio suizo Herzog y De Meuron como espacio de arte y cultura y famosa especialmente por su jardín vertical, obra del paisajista francés Patrick Blanc, Caixaforum (Paseo del Prado, 36), permite también realizar un break en cualquier momento para tomar un bocado entre exposición y exposición.

Con unas de las mejores vistas del edificio, su restaurante, gestionado por la empresa de restauración Arcasa, ofrece menús diseñados especialmente para maridar con las exposiciones temporales, como el que recientemente se ofrecía en relación a la muestra Momias de Egipto.

Foto: CaixaForum Madrid.

Matadero Madrid

Uno de los espacios culturales más vivos de la ciudad de Madrid lo encontramos en lo que fue el matadero de ganado más grande de la ciudad.

Tras el soterramiento de la M-30 y la puesta en marcha de Madrid Río, esta zona antaño degradada experimentó una de las mayores transformaciones de la ciudad, dando lugar a uno de los nuevos epicentros de la cultura y el ocio en la ciudad.

Matadero Madrid es hoy un hervidero de propuestas que abarcan prácticamente todas las artes y que van desde el cine (con La Cineteca y su futurista sala de proyecciones) a la literatura (con la Casa del Lector), el teatro (Naves del Teatro Español), el diseño más actual (con la Central de Diseño) o el las exposiciones inmersivas (con el Madrid Artes Digitales), sin olvidar la arquitectura, la fotografía o la moda.

Matadero Madrid es también una buena referencia para quienes, simplemente, quieren comer o tomar una bebida en lugares como La Cantina (ocupando la antigua sala de calderas), donde se sirve la cocina ideada por Olivia te Cuida que hará las delicias todos a quienes les gusta comer casero, sano, ecológico y con un toque gourmet.

Foto: Olivia te Cuida.

Su ambiente acogedor tiene un aliciente más, su patio, un lugar perfecto para refrescarse en los meses de verano. Y que ha sido distinguido con un Solete otorgado por la Guía Repsol en la Categoría Mejor Terraza.

El Café Naves, en la Sala 12, ha sido recientemente rediseñado por los creadores británicos Morag Myerscough & Luke Morgan y la arquitecta Paula López Barba para ofrecer menús artesanales y ecológicos de la mano de La Francachela, otro de nuestros preferidos, un ecléctico local que lo mismo acoge mesas corridas donde tomar un café o comer algo, que eventos empresariales y todo tipo de representaciones escénicas.

Foto: La Francachela.

Círculo de Bellas Artes

En una de las arterias más animadas de la ciudad, casi en la confluencia de Gran Vía con Alcalá, el Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42) es un magnífico lugar para ver exposiciones temporales, para asistir a conciertos… o simplemente para ver la vida pasar en su terraza exterior o tras los ventanales de su cafetería en la planta baja.

Pero no solo eso: la Azotea del Círculo es una de las terrazas más deseadas de la capital por sus privilegiadas vistas 360º a 56 metros de altura y un buen lugar para tomar un cóctel, comer o cenar. El momento estrella, sin duda, lo encontrarás al atardecer, con la icónica escultura Minerva, de Juan Luis Vassallo, vigilando la puesta de sol sobre Madrid.

Azotea del Círculo. Foto: César Lucas Abreu | ©Madrid Destino.

El café del Museo del Romanticismo

El antiguo palacio del Marqués de Matallana (San Mateo, 13), construido en 1776, acoge hoy uno de los museos menos conocidos pero con más encanto de Madrid: el Museo del Romanticismo. Entre pinturas, mobiliario y artes decorativas del siglo XIX se recrea la vida cotidiana y las costumbres de la alta burguesía durante el Romanticismo, así como quienes fueron los principales protagonistas de este movimiento cultural en España y Madrid.

Obras de Goya, Esquivel, Madrazo, Alenza y los hermanos Bécquer, cerámica de Sargadelos y Sèvres, joyas de ebonita, lava o cabello natural, una colección de muñecas de porcelana, 15 pianos, muebles de estilo imperio o isabelino y la pistola con la que se suicidó Larra sirven para recrear la atmósfera de un movimiento del Romanticismo que sacudió el corazón de artistas, intelectuales y políticos en la primera mitad del siglo XIX,

Foto: Museo del Romanticismo.

Entre sus rincones más especiales se cuenta el Jardín del Magnolio, diseñado según el modelo francés del siglo XVIII y que hoy aloja el Café del Jardín del Museo, donde se puede disfrutar de un café y de una amplia variedad de tartas caseras.

Museo del Traje

En la zona de Ciudad Universitaria, alejado de los circuitos más turísticos de la ciudad (pero cerca, por ejemplo, del hermoso Parque del Oeste y del mirador Faro de Moncloa, que justamente cumple estos días 30 años de vida) encontramos el Museo del Traje (Av. de Juan de Herrera, 2).

Su interesante discurso expositivo recorre la historia de la moda en España desde el siglo XVIII hasta la actualidad a través de más de mil piezas. Seas o no amante de tendencias, patrones y tejidos, te encantará pasear por sus jardines y tomar algo en su Café de Oriente, con platos de cocina de autor.

Museo del Traje. Foto: Álvaro López del Cerro | ©Madrid Destino.

Perteneciente al Grupo Lezama (La Taberna del Alabardero, La Botillería), son también los responsables de la gastronomía para los eventos privados que se organizan en este emblemático lugar.

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La Casa Encendida

En el número 2 de la Ronda de Valencia, La Casa Encendida se mantiene como uno de los espacios culturales más innovadores de la capital donde no es raro, además de poder ir a una exposición, asistir a una performance, un concierto o una sesión de cine de verano.

Cuando llega el buen tiempo, su azotea acoge una terraza perfecta para tomar algo sobre los tejados de Madrid, uno de los espacios más singulares que se pueden encontrar entre Lavapiés y Arganzuela, con vistas y bar-restaurante donde encontrar la paz, pero también muy buen ambiente, en medio del ajetreo de la ciudad.

La Terraza Magnética. Foto: Guzmán Infanzón | La Casa Encendida.

Bosco de Lobos, COAM

Cierto, no es estrictamente un museo, pero en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) en el 63 de la calle Hortaleza se organizan también exposiciones, eventos, mercados y hasta una feria de arte, por lo que nos permitimos también incluir su propuesta de restauración en este listado.

Se trata de Bosco de Lobos, uno de los locales de En Compañía de Lobos (Grupo Tragaluz) en Madrid. Con mesas en su refrescante jardín y también en el interior del local, en su comedor-biblioteca cuyas paredes de cristal permiten disfrutar también de este singular espacio, ofrece una carta de corte italiano donde se priman los productos de mercado y las elaboraciones propias con presentaciones cuidadas.

Foto: Bosco de Lobos.

Entrantes, crudos, platos como papardelle al ragout de carrilleras, risotto verde con espárragos trigueros, tirabeques coulis de espinacas y ricotta, tagliolini con mantequilla de anchoas y frutos secos y pizzas como la negra de calabaza con queso de cabra, pistachos y cipolline agrodolci o la de trufa yema y fontina son algunas de sus deliciosas propuestas.

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