Momus: los cócteles que tienes que probar en Madrid (de Chueca al top de las coctelerías en solo 6 meses)

Seis meses después de su apertura, Momus, la coctelería de Alberto Fernández en el madrileño barrio de Chueca, entra en el ranking de los mejores bares de cócteles de España y Portugal

Momus es el personalismo proyecto de Alberto Fernandez en Chueca (Madrid).

Tras la barra de Momus no hay refrescos, cervezas ni vinos, tampoco carta de comida. En el feudo de Alberto Fernández en el madrileño barrio de Chueca solo se cocinan cócteles. A pie de calle y a la vista del público, como si de un showcooking líquido se tratase, maquinaria y técnica se despliegan en un baile de destilados, caramelizados, tostados y fermentados. Se ralla, se cuela, se mezcla, se agita y sucede la magia.

Su propuesta convence. Solo seis meses tras su apertura, no solo la barra y las mesas están llenas, sino que el local acaba de entrar con una estrella en la lista Top Cocktails Bars que reconoce a las mejores coctelerías de España y Portugal y donde es posible encontrar desde a los madrileños Angelita, Salmon Guru y 1862 Dry Bar a los barceloneses Sips, Two Schmucks y Paradiso.

Un premio, otorgado por un jurado de 16 profesionales, dirigido por François Monti y formado por un comité asesor que componen Elvira Aldaz, Abraham Rivera y Jordi Luque, que llega poco después de recibir el premio a la mejor carta de cócteles en FIBAR, una de las ferias de bartending más importantes a nivel nacional e internacional que se celebra anualmente en Valladolid.

Alberto Fernandez en su ‘laboratorio’. Foto: Momus.

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Momus, una coctelería ‘de especialidad’

Se podría decir que Alberto Fernández ha logrado hacerse con un nombre de neón en el mundo de la coctelería. Tras su paso por establecimientos como Saddle en Madrid, Momus (San Bartolomé, 11) es su primer proyecto propio, que define como “una coctelería de especialidad para todos los públicos: muy canalla, muy irónico, lleno de giros teatrales en lo que ves y en lo que bebes”.

En pleno barrio de Chueca, esta coctelería a pie de calle busca reversionar los clásicos con sabores inesperados y técnicas actuales. Y, todo, a la vista de sus clientes.

En su búsqueda de la extracción del sabor “de forma distinta a la convencional”, todos los siropes, los tuestes, las melazas e incluso algunos destilados, como la ginebra de incienso o el ron de flores, las prepara el equipo con maquinaria y técnicas ejecutadas en la contrabarra.

Momus ofrece 18 cócteles originales, además de otros 40 clásicos.

Así, es posible observar en directo una girovap que, usada a modo de alambique, crea in situ destilados, o una OCOO, utilizada en las cocinas coreanas, que se emplea para caramelizar, tostar y realizar fermentaciones, como la de apio, que lactofermentan para que se vuelva ácido y mezclan con unas gotitas de aceite de trufa.

Cócteles guiados por la ironía y el humor

La personalidad de Alberto está detrás de todos los aspectos de Momus, incluida, claro, la elección del nombre, el dios griego de la ironía y la burla y también el dios del carnaval, algo que para un gaditano como el bartender no es cualquier cosa.

Nada más entrar aparece la barra, la gran protagonista del local, que eleva ligeramente al barman para que sus manos queden bien visibles y la clientela no se pierda nada.

Un cuadro que parece una tabla periódica, pero cambia los elementos por cócteles clásicos, funciona como guiño al laboratorio donde se ‘cocinan’ los cócteles.

Foto: Momus.

En las paredes, dibujos de las Ciudades Imposibles de Toni Marco, mostrando caminos que no llegan a ninguna parte, tan irónicos como el propio Momus, pero también máscaras carnavalescas o monos y conejos sujetando puntos de luz.

Además de la barra, los cócteles se pueden disfrutar en otros dos espacios, con mesas bajas de mármol, sillas tapizadas, velas, sofás y hasta un coqueto rincón que puede funcionar como reservado. Y aunque no es común en este tipo de establecimientos, nos encanta que se permita reservar.

Una carta de color y sabor

Pese a la complejidad de las elaboraciones que se concentran en cada copa, Momus busca romper barreras y hacer fácil la entrada en el complejo mundo de la coctelería.

De ahí que su primera carta, Colour’s Feel, utilice un código de colores para identificar los sabores predominantes de los cócteles. Así, cuanto más amarillo, más cítrico; a más más rosa le corresponden sabores más afrutados; el gris es ahumado.

Momus cuenta con tres ambientes diferenciados.

De la complejidad se encargan Alberto y su equipo, los bartenders Laura Perea y Emilio Rodríguez, cuando para hacer un whisky sour han tostado previamente la almendra que rayan sobre el cóctel, o cuando preparan el espresso Martini elaborando esa melaza de frambuesa negra con miel de flores que adquiere notas de regaliz y caramelo.

18 cócteles genuinos

Y antes de eso, todo un estudio de los sabores, de sus combinaciones químicas y pruebas, muchas pruebas, hasta lograr 18 cócteles originales Momus.

Los dos últimos, recién estrenados, son Malecón, un twist del Mai Tai con semillas de lino y flor de sauco, y Albanta (un nombre rinde homenaje a una canción de Luis Eduardo Aute), su versión del Passion Fruit Martini con ginebra destilada en eucalipto y pompa ahumada comestible.

Foto: Momus.

Y como para gustos, los colores (y nunca mejor dicho), también cuentan con cócteles clásicos, hasta 40, así como creaciones sin alcohol.

Y, aunque aquí la cocina es toda líquida, sí se permite traer platos de cualquier establecimiento de la zona, además de comprar experiencias para regalar Momus.

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