Montesquiu: 70 años con platos del mundo y tapas de toda la vida

El mítico local de Sant Gervasi, en Barcelona, cumple siete décadas con una larga carta de tapas tradicionales y platos inspirados en cocinas de otros países

Javier de las Muelas con el equipo de Montesquiu. Foto Montesquiu

Pocos bares en Barcelona pueden presentarse con un lema, casi como un mantra religioso, que dice “El bar de tu padre y tu hijo”. Y uno de esos es el Montesquiu.

Este establecimiento de Sant Gervasi cumplió 70 años de vida el pasado septiembre y, aunque sea con unos meses de atraso, los está festejando para recordar que la nostalgia también es un buen plato para degustar.

La historia del Montesquiu

El mítico bar y restaurante nació en septiembre de 1952 como bodega con vino al granel y hielo para las neveras de la posguerra, en una calle Mandri (al 56) que ni soñaba con convertirse en el polo gastronómico de la Barcelona alta que es en la actualidad.

De ser una bodega que vendía hielo para las neveras, el Quiu se convirtió en un bar frecuentado por generaciones de barceloneses

La barra por la que han pasado generaciones de barceloneses. Foto Montesquiu

Por aquel entonces la familia Torremadé empezó a sumar servicios para sus clientes, como incorporar un grifo de cerveza en la barra y ofrecer tapas que se servían en platos diferentes para saber qué había consumido cada uno.

La nueva etapa

En 1991 el empresario y experto en cócteles Javier de las Muelas cumplió uno de sus sueños: comprar ese bar al que había concurrido cuando era joven, local que guardaba secretos de largas noches de copas y tapeo. Y lo primero que hizo fue decidir cómo sería el futuro del Quiu, como lo conoce todo el mundo: cambiar algo para que nada cambie.

Por supuesto que en estos 32 años hubo una evolución, pero siempre manteniendo una celosa fidelidad a las raíces. El local, donde había que ganar lugar a codazos, fue renovando su decoración para recordar a sus orígenes.

El restaurante se encuentra en la calle Mandri 56. Foto Montesquiu

En 2009 amplió su capacidad con la suma de dos establecimientos contiguos sobre la calle Bigai, hasta sumar los 270 metros cuadrados actuales, que con las mesas de la terraza, ofrece comodidad a 140 comensales.

Del pequeño bar de 50 m2 el Montesquiu ahora cuenta con 270 m2 con capacidad para 140 comensales

Estos se pueden acodar en la Barra del Quiu, para probar las tapas, cervezas y cócteles, u optar por dejar pasar las horas en las mesas de la sala.

Los platos y tapas

De las Muelas también rescató varias tapas que habían sido parte del ADN del establecimiento de los Torremadé, como los calamares, las croquetas o las patatas bravas; y le añadió pequeñas creaciones que alardean de sofisticación, como las tortillitas de camarones o el surtido de mini-hamburguesas.

Montesquiu va en camino de servir el millón de bravas. Foto Montesquiu

Un paréntesis gastronómico: en la barra hay un contador con la cantidad de patatas bravas servidas: ya superaron las 890.000, y cada cliente puede llevarse un vale que certifica qué número es su plato.

A la carta se sumaron tapas que sintetizan la pasión del dueño por las cocinas de mundo, como las ortiguillas o el cazón en adobo que son un guiño a Andalucía; o platos como el pollo tikka masala, el tataki de atún, las pastas o los wraps mexicanos.

Sabores de aquí y del mundo

Algunas de estas tapas las pudimos probar en la presentación a la prensa, donde desfilaron la ensaladilla rusa con atún, la alcachofas en tempura con salsa tártara, las gambas en gabardina (otro clásico del Quiu), las tortillitas de camarón, los callos guisados con chorizo picante (sabrosos a pesar del calor primaveral) y los calamares a la romana.

Surtido de ensaladillas. Foto Montesquiu

Y coronado por el lobster roll, un brioche con bogavante, roast beef, apio y una salsa secreta que le da el toque justo.

En cuanto a los platos, que por suerte eran para compartir porque su tamaño desequilibra cualquier dieta, estuvieron las espardeñas sobre múrgulas y alcachofas, los garbanzos salteados con gambas ‘al estilo de la abuela Carmen’, la cazuela de judías de Santa Pau con almejas y alcachofas y el cochinillo ibérico a baja temperatura con milhojas de patatas trufada.

En el Montesquiu dicen que se puede ir a comer cada día y nunca repetir una plato o una tapa

Tacos de atún en tempura. Foto Montesquiu

Platos para un año. O más

Esto es apenas la punta del iceberg, porque la carta del Montesquiu es tan variada que puede presumir que un cliente podría ir a comer o tapear cada día, durante un año, y nunca repetirá un plato. Y si incluso cada jornada hay una ‘sartén del día’ y sugerencias que van rotando continuamente, el panorama es inabarcable.

Un bartender de tanta trayectoria como De las Muelas no iba a dejar de poner su huella en combinados como los clásicos Dry Martini y Gimlet (que bautizan sus dos coctelerías emblemáticas), así como el Negroni, el Passion Fruit, los mojitos o elaboraciones de autor como el Jack’s Sunset Cofee o el Gentleman’s Coffee Temptation.

Y sin dejar de lado sus cavas, vinos blancos y tintos, así como su variedad de cervezas que hacen que cada regreso al Quiu sea diferente. Aunque pasen más de 70 años.

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