Dulces y diseño: tres pastelerías madrileñas en las que soñar despierto

¿Puede haber algo mejor que unir la belleza del mundo dulce con un interiorismo cuidado? Te presentamos tres nuevos espacios en Madrid que no te puedes perder

Balbisiana es uno de los apetecibles espacios dulces de la ciudad. Foto: Balbisiana.

El mundo del dulce vive toda una revolución. Y no solo en cuanto a creaciones se refiere, sino a los espacios que nacen para albergar tanta belleza comestible. Madrid puede presumir de tener verdaderos templos dedicados a la pastelería, algunos incluso centenarios. Pero llegan novedades y lo hacen pisando fuerte, aunando el mundo de la repostería con un diseño de lo más cuidado, que no tardarás en querer tener también en tu feed de Instagram.

Balbisiana, las tartas más bonitas de Madrid

Paula Babiano ha hecho realidad uno de sus sueños, tener un espacio físico donde tener contacto directo con sus clientes. En diciembre de 2021 abría sus puertas Balbisiana, su primera pastelería en la capital. Pero, ¿quién es Paula y qué es Balbisiana?

Abogada de profesión, hace ya unos años que colgó la toga y se dedicó a su verdadera pasión, la pastelería. El camino hasta lograr triunfar no fue fácil. Recuerda cómo al principio apenas tenía clientes y hacía malabares para conseguir llegar a final de mes.

Abogada de profesión, Paula Babiano encontró en la pastelería su verdadera vocación. Foto: Balbisiana.

Afortunadamente todo cambió y se empezó a hacer un nombre en el mundillo, sirviendo principalmente a hostelería. Sus tartas eran el postre de muchos restaurantes pero entonces llegó la pandemia y lo que pudo ser un desastre total le sirvió para salir reforzada.

Aunque no era su canal principal, ya contaba con una página web en la que vendía sus creaciones con envíos a toda la península y fue esta tienda online la que la llevó hasta lo más alto. En abril de 2020 las ventas crecieron un 500% en comparación con las del año anterior. Todos querían una Balbisiana en casa y llegó a posicionarse como la primera empresa online de tartas con envíos a domicilio.

Aquel éxito le sirvió para dar un paso más y con todo lo que generaron, pudo empezar a mirar locales para montar su primera tienda. “Al principio miramos locales más pequeños, pero a medida que el proyecto tomó forma pensé que Balbisiana se merecía un desembarco a lo grande que cumpliese las expectativas de nuestros clientes”, explica la propia Paula.

Cousi Interiorismo firma el coqueto diseño de su local en la calle Velázquez. Foto: Balbisiana.

Así dio con el local perfecto, un espacio en plena calle Velázquez que es como una propia extensión de su forma de entender la pastelería.

Para el diseño del local confió en Cousi Interiorismo, que ha logrado levantar un lugar idílico, en el que cada detalle cuenta. Las paredes se revisten del característico azul de las cajas donde vienen las tartas y el coqueto espacio alberga una zona de barra, un patio interior y una terraza que estará disponible próximamente.

¿El centro de todo? La vitrina de bocados dulces de su flagship, que hace las delicias de todos los que se acercan. Allí se expone una cuidada selección de bollería, las trufitas y las tartas.

Minibalbisianas. Foto: Balbisiana.

“Las trufas son como pequeños bocados de tarta”, añade Paula. Se trata de la joya de la corona y para la tienda ha creado nuevos sabores, llegando hasta 11 diferentes, entre los que probar las de red velvet, barquillo, té matcha o galleta Oreo.

La otra gran apuesta es por las mini Balbisianas. “Muchos de nuestros clientes querían probar solo una porción de las tartas y como online se venden enteras, pensamos en crearlas en formato mini”, recuerda. Será imposible resistirse a tentaciones como la tarta de fresas y chantillí, la banoffe, la tarta de lima o su best seller, la de galleta María y mousse de chocolate.

Manosanta o cómo rendir culto al churro (y al diseño)

¿Puede haber algo más castizo que un churro? No lo creemos. Y sí, nos encanta disfrutarlos en churrerías de toda la vida como La Antigua o San Ginés, pero Manosanta ha llegado para revolucionar y modernizar una de las tradiciones madrileñas más queridas. ¿Cómo lo ha conseguido? Con un nuevo espacio y una imagen de lo más cosmopolita que conecta con las nuevas generaciones.

Nacho Aragón siempre quiso tener una churrería y su tía Amparo, hermana de Emilio Aragón, no dudó un instante en ayudarle a aterrizar el proyecto. ¿El resultado? Una churrería 2.0.

Los churros de siempre, con un twist. Foto: Manosanta.

Para conseguirla han contado con Ana Cue Estudio y Noray Estudio que han imaginado un espacio minimalista, pero que a su vez habla de los valores de la marca: tradición, innovación y minuciosidad. Colores ocre en las paredes y apenas unas mesas redondas circundadas por una bancada, dejan todo el protagonismo a los churros.

De su carta, toda de elaboración artesanal, destacan los churros y porras y los propios churros en formato mini, a los que han llamado pecaditos, que se pueden pedir con azúcar o canela y acompañados de dips de dulce de leche, leche condensada o Nutella.

¿Otro hit? El sándwich pecado mortal, un sándwich elaborado con masa de churro y relleno de helado artesanal.

Foto: Manosanta.

Completa la oferta con su chocolate Manosanta, el Clarito, un chocolate con leche o el Mocha, con un toque de café. ¿Quieres un punto extradulce? Pide que te lo terminen con un extra de nata o marshmellow.

Además, apuestan por los batidos hechos en casa (de sorbete de mango y Jerez, pistacho o caramelo con flor de sal, entre otros), el café de especialidad y una selección de platos salados y sencillos.

La Duquesita, renovando la tradición de una confitería mítica

La Duquesita empezó a escribir su historia en 1914, año en el que se fundó. La reina María Cristina, los duques de Medinaceli o Cánovas del Castillo fueron solo algunos de los ilustres clientes que pasaron por una pastelería con un charme único.

La Duquesita estrena local, y es así de apetecible. Foto: La Duquesita.

Tras más de 100 años abierta, en 2015 La Duquesita cerró sus puertas para el desasosiego de madrileños.

Tras más de 100 años abierta, en 2015 cerró sus puertas para el desasosiego de madrileños.

Afortunadamente, su andadura no terminaba con aquella bajada de persiana, porque tan solo un año después, era el repostero Oriol Balaguer, el que asumía las riendas de esta nueva etapa y reabría la tienda. El catalán evolucionó el concepto, pero lo hizo respetando sus valores y esas vitrinas, espejos y muebles de caoba, que eran santo y seña de esta casa.

Con su vuelta a la vida, se hacían pequeñas concesiones, como el suelo con motivos geométricos o mesas de mármol negro. Cinco años después, La Duquesita sigue su camino y ahora presenta nuevo espacio, en el local aledaño, que es el sueño de cualquier amante de un buen interiorismo.

Foto: La Duquesita.

Como en muchos de los locales de Las Salesas, dos columnas presiden el espacio, que ha adquirido un concepto más de bombonería, con una vitrina central enmarcada en cristal, donde se presentan trufas y bombones como si de piezas de orfebrería se tratase.

Concebido por Bennu Studio y Liketi Arquitectos, la idea fue diseñar un salón de té que respirando la esencia de La Duquesita, evolucionase a un lugar en el que disfrutar de un desayuno tranquilo o una merienda, en un lugar con un encanto y elegancia difíciles de emular.

Hojaldres, tartas como las de lima con bizcocho de chocolate y praliné, compota de manzana, cheesecake o limón, trufas y hasta 12 tipos de bombones son algunas de las dulces tentaciones que componen su propuesta.

a.
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