Chandigarh Café: cocina francesa y relax en el barrio más elegante de Barcelona

Tiene nombre de ciudad india, su cocina es de influencias galas, y se encuentra en el barrio barcelonés de Pedralbes. Esta es la propuesta de Chardingarh Café

Minimalismo y homenaje a Le Corbusier en la sala. Foto Chandingarh Café

Chandigarh es una ciudad del norte de la India donde el arquitecto suizo-francés Le Corbusier experimentó con total libertad sus ideas de urbanismo.

Su concepción era diseñar una ciudad de espacios amplios, donde la gente pueda vivir en alegría y simplicidad, decía en las entrevistas.

Alegría y simplicidad. Estos sentimientos son los que motivaron al trío de Paula Ospina, Beatriz Mas y Tomás Tarruella Abadal, junto con el cocinero Hervé Escobar, a crear un restaurante donde prime el relax, lejos de los circuitos habituales de Barcelona pero sin dejar de lado el buen gusto.

Así nació Chandigarh Café.

La frondosa terraza del restaurante. Foto Chandigarh Café

Un restaurante donde no hay restaurantes

El restaurante se encuentra en la avenida de Esplugues 105, en el elegante barrio de Pedralbes, a pasos del monasterio medieval construido hace 800 años.

Aunque está lejos del circuito gastronómico de Barcelona, Chandigarh Café tiene una clientela que proviene del barrio que lo rodea

Es una zona residencial, casi sin comercios, donde su frondosa arboleda se replica en el amplio jardín de entrada del Chandingarh, con grandes ejemplares de yucas, plataneros, magnolios y encinas.

La llegada de la primavera convierte a esta terraza en un lugar ideal para probar los platos ligeros de la carta elaborada por Escobar, como la terrina de campaña con pan tostado, las croquetas, la tarama (huevas de caballa emulsionadas) con estragón o la secalloneta (embutido similar a un fuet fino) de los Pirineos.

De día el ambiente es diáfano. Foto Chandingarh Café

La sala presenta un guiño a Le Corbusier en su ambiente minimalista, ausente de cuadros y accesorios pero con paredes rosas y verdes, alfombras de colores y grandes lámparas de los años ’50 que de noche aportan una luz tenue y tranquila; pero que al mediodía se convierte en un ambiente luminoso gracias a los amplios ventanales.

Otro homenaje a Le Corbusier son las sillas, diseñadas por Pierre Jeanneret (primo del arquitecto brutalista) y que se llaman…Chandingarh.

Un paseo recomendado

Al estar lejos del circuito gastronónomico de la ciudad el restaurante suele estar lleno de clientes habituales, a pesar de su reciente apertura.

“Para aquellos que vivan lejos del barrio de Pedralbes, visitarnos será un paseo que valdrá la pena, ya que además de la comida, podrán disfrutar de un oasis urbano lleno de verde y de color”, precisó una de sus fundadoras.

Entrantes: croquetas y queso artesanal. Foto JP Chuet-Missé

Cocina francesa, ingredientes locales

Escobar, quien ha trabajado en el restaurante Epicure del hotel Le Bristol de París (tres estrellas Michelin) elaboró una carta basada en la tradición francesa pero con ingredientes locales.

Como es costumbre en los fogones galos, las porciones son justas, más pensadas para descubrir sabores que para quedar agobiado de comida. Por ello, solicitar dos o tres entrantes es la mejor forma para quedar satisfecho.

Las porciones son justas, más pensadas para descubrir sabores que para quedar agobiado de comida

La cuota vegetal está bastante cubierta con platos como las berenjenas con sanfaina y yogurt griego ahumado, las zanahorias a la barbacoa o la strataciella ahumadas con tomates; mientras que en las pastas están los taglioni con espinacas, espárragos verdes y parmesano, o los tortiglioni con ragú de butifarra, tomillo y shitake.

El chuletón de cerdo de 400 gr. Foto JP Chuet-Missé

Hay unas cinco opciones de pizza y calzones, y carnes como el pincho de calamares con brotes del huerto, el pollo ecológico, el steak tartar, la merluza Colbert con salsa tártara, la corvina salvaje a la brasa o el onglet de ternera con cebolla de Figueres asada.

Sorpresas fuera de carta

¿Qué probamos?

Pues nada de eso: tras unos entrantes de queso de artesanal con mermelada de ciruelas negras y pequeñas croquetas de confit de pato nos sugirieron el chuletón de cerdo del Pirineo francés; un trozo de 400 gramos con fondo de caldo de pollo, cebollino y una capa crujiente.

Así que si va a Chandigarh Café, siempre hay que preguntar las sugerencias fuera de la carta. Puede haber agradables sorpresas como esa.

Los postres: isla flotante y mousse de chocolate Cuba 70%. Foto JP Chuet-Missé

Los postres

Y nos quedan los postres, como el Eton mess, (merengue crujiente con fresas del Maresme y aceite de oliva), el mousse de chocolate Cuba 70 % con caramelo salado, o la isla flotante con crema inglesa y almendras tostadas.

Por la alta demanda, sobre todo viernes y sábados, las reservas son sugeridas. Pero una vez allí, tras la comida o cena, se puede pasar un buen rato con una copa en el jardín que, con un poco de imaginación, recuerda a aquella ciudad del norte de la India que bautiza al restaurante.

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