Un paseo artístico por los jardines y parques de Madrid

Madrid es una de las ciudades con más espacios verdes de Europa. La belleza de sus fuentes, senderos, árboles y arbustos se pueden descubrir en estas elegantes acuarelas

El Parque del Buen Retiro, uno de los pulmones verdes más apreciados por los madrileños. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Este es un libro sobre jardines de Madrid recomendado para leer casi en cualquier parte, menos…en los jardines de Madrid. Es que no es una guía de viajes, tampoco un catálogo convencional de sitios históricos.

Jardines de Madrid. Acuarelas de viaje (Anaya Touring) es un paseo urbanístico en clave verde ilustrado con las acuarelas de Pablo Rubén López Sanz y los textos de Pepo Paz Saz sobre casi 40 espacios de la capital española, para disfrutar con calma y despertar el deseo de descubrir o redescubrirlos.

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Ser turista en la ciudad

El autor de las reseñas reconoce que por varios de aquellos parques y jardines había pasado innumerables veces, en otros fue solo ave de paso, y en muchos espacios jamás había puesto un pie.

El libro permite a los madrileños ser turistas en su propia ciudad, y descubrir detalles de sus parques y jardines que jamás habían tenido en cuenta

La oportunidad de producir el libro le permitió ser “turista en la propia ciudad”, donde además del obligado recorrido por los senderos para registrar árboles, fuentes, casonas y espejos de agua también realizó una extensa búsqueda bibliográfica para aportar datos históricos, curiosidades y un abundante contexto político y social de la creación de cada sitio.

El Palacio de Cristal, actual sede de exposiciones del Reina Sofía. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Espacios para la realeza

Si Madrid cuenta con grandes espacios verdes en el corazón de su ciudad, recuerdos de un esplendor pasado, se debe a que los jardines podían ser una forma de ostentar estatus y poder, y la corte encabezada por Felipe II y sus sucesores no se iban a quedar fuera de la moda.

Así nacieron “los Reales Sitios situados en torno a Madrid: el Monte de El Pardo, la Casa de Campo y el Buen Retiro” describe Paz Saz; pensados para disfrute de la monarquía o como cotos de caza.

En el caso del Parque del Buen Retiro, hubo que esperar a Carlos III a que abriera las puertas para que sea de acceso público y a que Isabel II permita, un siglo después, navegar en barca por sus aguas.

Teleférico sobre Casa de Campo. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Este parque tiene una identificación tan fuerte con la ciudad como el Central Park con Nueva York o el Hyde Park con Londres, recuerda el autor.

Su elegante diseño compite con otros jardines palaciegos o de origen aristocrático como los Jardines de Sabatini o de la Plaza de Oriente, la Finca de Torres Arias, la Quinta de los Molinos, el Parque de El Capricho (“el Jardín de la Alameda de Osuna es, posiblemente, el más hermoso de cuantos atesora Madrid”) o las quintas del Duque de Arco, de Vista Alegre o de la Fuente del Berro.

De cotos reales a jardines públicos

Hablando del Central Park, Paz Saz recuerda que Casa de Campo tiene una superficie cinco veces más grande que el pulmón de Manhattan, y como el Real Jardín Botánico, la Dehesa de la Villa, el Parque de Oeste o el Monte del Pardo han pasado de ser territorio de la nobleza a jardines públicos.

Jardines de El Capricho. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Las acuarelas de López Sanz no solo presentan paisajes amplios sino también valiosos detalles, como las lechuzas de Casa de Campo, los trozos del famoso Muro en el Parque de Berlín o las flores de almendro de la Quinta de los Molinos.

Signos de los tiempos

Cada jardín es un reflejo no solo de las tendencias urbanísticas o del paisajismo del momento, sino también de la vida política y la salud económica del gobierno de turno.

Así se refleja en la docena de parques que han transformado la ciudad desde los años ’80 a esta parte, sobre todo en los barrios periféricos, que también buscaron traer un poco de oxígeno y naturaleza ante los excesos del desarrollismo franquista.

La estructura del Palacio de la Arganzuela. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Así desfilan los textos y pinturas que describen al Parque de Pradolongo, al de Juan Carlos I con sus 160 ha, el Lineal de Manzanares, el Forestal de Valdeberbardo, el de Tierno Galván y el de Madrid Río, entre otros.

Madrid ha pasado de tener 3,05 m2/hab de espacios verdes en 1979 a 20m2/hab en la actualidad

Así, la ciudad ha pasado de tener 3,05 m2/hab de espacios verdes en 1979 a 20m2/hab en la actualidad; uno de los índices más altos de Europa.

Detalles del jardín de la Casa-Museo de Sorolla. Ilustración: Pablo Rubén López Sanz

Pequeños jardines históricos

Queda en el último apartado los jardines de museos, pequeños espacios verdes que expresan “el gusto por la belleza y el trabajo paciente, los anhelos de las personas que, en el silencio de su refugio, los trabajaron en soledad”.

Así se pueden ver, en las coloridas acuarelas, los patios, árboles frutales y fuentes de la Casa-Museo Lope de Vega en el Barrio de las Letras, el del Huerto de las Monjas, de los Museo del Romanticismo, el del Cerralbo, el Sorolla, el Lázaro Galdiano y, como metáfora de cómo están cambiando los tiempos, el jardín vertical de CaixaForum, en pleno Paseo del Prado.

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