Niza, una ciudad para vivir a puro arte

Niza cuenta con algunos de los museos de arte más importantes del sur de Francia, una oferta cultural que se multiplica en sus galerías de arte y hoteles

‘Conversación en Niza’, de Jaume Plensa, una de las obras que se pueden ver en esta ciudad de la Costa Azul. Foto JP Chuet-Missé

A Niza se la asocia con el glamour de sus tiendas, hoteles y restaurantes; con sus playas de guijarros acompañadas por las famosas sillas azules en el Paseo Marítimo, con su herencia italiana que se descubre en las fastuosas villas y en el dialecto nizardo, y en la abundante variedad de parques y zonas verdes que rodean a la ciudad más importante de la Costa Azul.

Todo esto es cierto, pero Niza también es un destacado foco cultural, que se traduce en una docena de museos dedicados a diferentes facetas del arte y la historia y en una activa agenda de creaciones contemporáneas que se pueden ver en galerías e innovadores hoteles.

Museo Matisse

Cuando estuve en Niza fue difícil decidir si ir al Museo de Matisse o al de Marc Chagall. Elegí el primero solo por gustos artísticos, porque los dos son citas imprescindibles del arte moderno, no solo de Francia, sino del mundo.

El Museo Matisse realiza un recorrido cronológico de la oscuridad de sus primeras obras a la luminosidad de sus dibujos de colores en sus últimos años

Vistas del Museo Matisse, en una antigua villa de estilo italiano. Foto François Fernandez

El Museo Matisse, abierto en 1963, se encuentra en una elegante villa de estilo italiano rodeada de las ruinas romanas del Parque Arqueológico de Cimiez, en una de las colinas que abrazan Niza.

Rediseñado en 1993, es un complejo de 2.800 m2 (con unos 1.200 m2 dedicados a sus exposiciones) desplegados en espacios diáfanos y luminosos, que permiten conocer la evolución de este pintor que transitó entre el expresionismo y el posimpresionismo, desde sus inicios de obras melancólicas y oscuras hasta los grabados y dibujos coloridos y minimalistas.

Además de las obras que pertenecen a la colección Nahmad y las vidrieras y bocetos de la hermosa iglesia de Vence, hasta el 15 de mayo se puede ver la gigantesca obra Flores y frutos, un colorido mosaico realizado en papel gouache, que dialoga con diversos estudios realizados por este artista con flores de Oceanía; junto con una galería de imágenes que retrata su método de trabajo.

'Flores y frutos', la gigantesca obra que da la bienvenida en el Museo Matisse. Foto François Fernandez
‘Flores y frutos’, la gigantesca obra que da la bienvenida en el Museo Matisse. Foto François Fernandez

Museo Marc Chagall

El Museo Nacional Marc Chagall nació en 1972 por la donación del artista y su esposa de 250 obras, que se fueron ampliando con nuevas cesiones y compras.

Entre ellos se encuentran los dibujos realizados en gouache de la Biblia de 1931, 105 grabados creados para ilustrarlo libro, que ponen en imágenes los versículos del Génesis, el Éxodo y el Cantar de los Cantares, además de esculturas y cerámicas.

Clavecín y vidrieras decoradas por Chagall. Foto Musée National Marc Chagall
Clavecín y vidrieras decoradas por Chagall. Foto Musée National Marc Chagall

Este centro cuenta con la mayor colección de obras de Chagall, y además de su colección permanente, desde el 7 de mayo hasta el 9 de enero se puede ver la exposición Marc Chagall – Libros de edición limitada, que enseñan parte de las 114 obras realizadas para ser impresas, que permite conocer cómo buscaba combinar textos e imágenes a través de técnicas como el grabado y la litografía.

Museo de la Fotografía Charles Nègre

A pasos de una de las casas que tuvo Matisse en la ciudad vieja de Niza, donde se encuentra el colorido mercado de Cour Saleya, está el Museo de la Fotografía Charles Nègre.

Abierto hace cinco años, se divide en dos espacios: uno dedicado a grandes valores de la fotografía francesa y mundial, y otro centrado en artistas regionales.

En la muestra del Studio Harcourt el visitante puede ser retratado tal como tantos artistas con el estilo blanco y negro de la casa

En el sector principal hasta el 22 de mayo se presenta Studio Harcourt. El arte de la luz; un viaje por el casi centenario estudio fotográfico que retrató a artistas de Francia y otros países.

Muestra del Estudio Harcourt en el Museo de la Fotografía. Foto JP Chuet-Missé

Sus imágenes en blanco y negro, con un foco de luz que juega con las facciones y expresiones, se han convertido en un símbolo de la fotografía de moda y el retrato.

Sino, hay que recordar la frase de Roland Barthes: “En Francia no eres actor si no has sido fotografiado por los Estudios Harcourt”.

Pero a no desanimar, porque entre grandes imágenes de Jean-Paul Belmondo, Kenau Reeves, Cate Blanchett y Monica Bellucci uno puede sentirse en la élite del cine y ser fotografiado en una cabina que imita con bastante fidelidad los famosos retratos en blanco y negro.

Museo de Arte Contemporáneo

Las nuevas tendencias artísticas tienen lugar en el imponente Museo del Arte Moderno y Contemporáneo (MAMAC), en pleno centro de Niza, que sintetiza las obras de las vanguardias de América y Europa desde los años ’60 a la actualidad.

Sala de las obras de Yves Klein. © Sucesión Yves Klein – Adagp, Paris. Foto François Fernandez

En sus dos niveles que totalizan 2.500 m2 cuenta con espacios dedicados al Arte Pop, a las obras de Yves Klein (famoso por sus obras monocromáticas de azul ultramarino) y a Niki de Saint-Phalle.

Entre las muestras actuales se encuentra Vita Nuova. Nuevos retos del arte en Italia 1960-1975, los collages Los secretos del lenguaje de Lucia Marcucci y la original Reverso / Visualización de colecciones, que enseña qué hay en el lado oculto de los cuadros.

Fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Niza. Foto MAMAC

Otros museos a tener en cuenta en Niza son el de Bellas Artes, en una lujosa villa del siglo XIX que presenta numerosas pinturas y esculturas del siglo XIV al XX; el Anatole Jakovsky de Arte Naíf (con trabajos de estos cuadros detallistas al extremo, con sus orígenes que se remontan al s.XVIII), el de las Artes Asiáticas (en un moderno edificio de mármol y vidrio, con trabajos clásicos y contemporáneos del Lejano Oriente) y la colección del Palacio Lascaris, en la Ciudad Vieja, dedicada al arte y la música de los siglos XVII y XVIII.

Galerías de arte

Si uno cree que el arte contemporáneo es un mundo difícil de entender lo mejor es ponerse en manos de expertos.

La asociación Botoxs, formada por galerías, museos y asociaciones vinculadas al arte del sur de Francia que organizan iniciativas como las salidas Los visitantes del sábado, donde a pie o en autobús se recorren tres o cuatro espacios culturales en Niza u otras localidades de la Costa Azul.

La artista Caroline Rivalan ante una de sus obras. Foto JP Chuet-Missé

En cada una son recibidos por galeristas, curadores o artistas que explican en qué consisten las obras y la forma de producirlas.

Un ejemplo fue las visitas que realizamos a la Galeria Eva Vautier, donde Caroline Rivalan presenta Persona muta (hasta el 6 de junio), con fotomontajes, creaciones de gran formato y capas de vidrio pintado con imágenes de los escabrosos métodos clínicos usados para tratar la histeria femenina a principios del s.XX.

“La idea es incomodar no solo por las imágenes, sino por el contexto donde sucedían estas prácticas, dijo la artista a Tendenciashoy.

El Hotel Windsor es lo más cercano a dormir en una galería de arte: cada habitación fue decorada por un artista contemporáneo

Exposición en la galería Espace à vendre. Foto JP Chuet-Missé

A pocos minutos visitamos la galería Espace à vendre, donde se presentan las obras de Gilles Barbier (importante figura del arte contemporáneo francés); de la lituana Emeli Theander y la sueca Egle Vismante, que recrea la técnica del sfumato para borronear paisajes meláncolicos e inquietantes en blanco y negro.

El hotel del arte

En los tres días que pasé en Niza estuve alojado en el Hotel Windsor Jungle Art, que es lo más cercano a dormir en una galería de arte.

Ubicado en el elegante distrito de Carré d’Or (Cuadrado dorado), se trata de un edificio de tres plantas de fines del s.XIX, que en 1971 Bernard Redolfi-Strizot heredó de sus padres y lo transformó, de a poco, en un espacio donde el arte convive con una elegancia discreta de un cuatro estrellas.

Desde 1987 se invita a artistas de Francia y otros países a que lleven su arte en las habitaciones, idea que mantiene la nieta del fundador, Odile Payen-Redolfi, desde que en 2004 tomó las riendas del hotel.

Una de las tantas obras de arte del Hotel Windsor. Foto JP Chuet-Missé

En mi caso me ha tocado la habitación decorada por Nicolás Rubinstein, quien en un techo que se ilumina de estrellas y con un pequeño avión de juguete hace un cariñoso homenaje a Antoine de Saint-Exupéry, el autor El Principito.

Las obras de arte se multiplican en la sala, en el frondoso jardín (atención al tamaño del magnolio), en las escaleras y en el bar. Además el hotel participa -junto con otros alojamientos de la ciudad- en eventos como OVNi (Objetivo Video Niza), donde varias habitaciones se convierten en pequeñas salas de videoarte combinadas con pinturas y esculturas.

Arte en las calles

Además de las estatuas que se pueden ver en las calles Niza presenta una forma original de descubrir el arte.

Se trata del circuito Un museo a cielo abierto, donde los recorridos de los tranvías permiten conocer diferentes creaciones.

Niza tiene obras de arte en cada rincón. Foto JP Chuet-Misse

Una es Conversación en Niza, la serie de figuras sentadas en columnas realizadas por el catalán Jaume Plensa, en la céntrica Plaza Massena; los hierros que recuerdan a barcas de pescadores de Lou Che de Noël Dolla en el Port-Lympia; el gigantesco helado de Afrutado de Joanna Vasconcelos o el Homenaje al azul de Yves Klein, de Gunda Förster, con tubos fluorescentes queiluminan un túnel ferroviario.

Como se ve, en Niza se respira arte en cada rincón.

a.
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