Ocho playas de Formentera que recuerdan al paraíso

Aguas transparentes, fondos de roca o de arenas blancas y una biodiversidad increíble. Si el paraíso del verano está en un lugar, hay que buscarlo en Formentera

La belleza de las playas de Formentera. Foto Turismo de Formentera

Es como si un rincón del Caribe o el Pacífico Sur hubiera sido transportado al Mediterráneo, sitios de aguas y playas que parecen retocadas por algún filtro de Instagram.

Pero no es la magia de la tecnología lo que se ve sino un regalo de la naturaleza, para desconectar mientras se nada o bucea entre playas y calas o se saborea un plato de pescado y marisco en un chiringuito.

Migjorn

En este recorrido por las playas de Formentera hay que empezar por la hermana mayor, la de Migjorn.

Si Formentera tiene forma de bota, esta sucesión de arenales y calas estaría en la parte de la suela; son unos cinco kilómetros donde se suceden Mal Pas, Ca Marí, Racó Fondo, Codol Foradat, la playa Des Valencians, es Arenals y Copinar.

Migjorn es la playa más larga, una serie de arenales que se suceden en la cara norte de Formentera

Una de las playas de Migjorn. Foto Turismo de Formentera

Las más populares son Ca Marí, Arenals y Copinar, que magnetizan con su fondo marino ideal para descubrir con una máscara de snorkel, pero a lo largo de todo este litoral costero se suceden los hoteles -desde lujosos a cabañas rústicas- así como restaurantes sofisticados y chiringuitos, que casi colapsan de gente cuando llega el momento de ver la puesta de sol sobre el mar.

Por la protección ante los vientos y el suave descenso del lecho marino son playas buscadas por las familias. Además Es Arenals y Es Pujols están adaptadas para personas con movilidad reducida.

Ses Platgetes

Del sur cruzamos al norte, también llamada la costa de la Tramuntana, donde se encuentra Ses Platgetes.

Esta se encuentra al oeste del pueblo de Caló de Sant Agustí, y se trata de unas playas que totalizan 600 metros, donde alternan los arenales con formaciones rocosas con vistas a los acantilados de La Mola.

El paisaje es sazonado con bosques de sabinas bajas y algunas dunas y las aguas turquesas son ideales para descubrir peces, moluscos y plantas acuáticas.

Explorando las aguas de Ses Platgetes. Foto Turismo de Formentera

La única pega es que cuando sopla el viento, la citada Tramuntana, se levanta un oleaje intenso y fastidia la tranquilidad del baño.

Cala Saona

Vamos a la costa occidental de Formentera. Esta es la única formación de arena en este sector, donde llama la atención que son de color rojiza.

Esta es una cala rodeada de acantilados, a la que se puede llegar desde el puerto de La Savina o desde la carretera que lleva al Cap de Barbaria.

En Cala Saona, en la cara occidental de la isla, llama la atención que las arenas tienen un color rojo pálido

Playa de Cala Saona. Foto Turismo de Formentera

La playa solo mide 140 metros de longitud, aunque tiene bastante anchura y permite descansar sin temor a aglomeraciones.

Allí se pueden ver los cobertizos para guardar los llauts, las pequeñas embarcaciones tradicionales de Baleares.

Es Pujols y Sa Roqueta

Comenzamos la ascensión al norte en dirección a esa delgada lengua de tierra que parece querer alcanzar la costa de Ibiza.

Las primeras playas que vemos en esta sucesión son Es Pujols y Sa Roqueta.

Imagen de las playas de Es Pujols y Sa Roqueta. Foto Turismo de Formentera

Es Pujols es una playa urbana llena de servicios, aunque para algunos puristas está demasiado masificada. Hay partes de arena y otras de roca, con algunos islotes en el horizonte.

A 10 minutos está Sa Roqueta, más aislada, pero con vientos del este que causan un incremento del oleaje, protegida del estany Pudent por unas dunas.

Cavall d’en Borràs

Esta es la playa que el visitante se encuentra cuando entra en el Parque Natural de las Salinas desde Formentera.

De aguas cristalinas y arena blanca y fina, fácilmente se ve la abundante población de posidonia, planta acuática que es una importante fuente de biodiversidad.

Su ausencia de oleaje y la suavidad del descenso de su fondo la hacen ideal para familias.

Playa de Cavall d’en Borràs. Foto Turismo de Formentera

Desde aquí se contemplan los islotes de Es Vedrà y Es Vedranell, y con las puestas de sol el paisaje es increíble.

La posidonia tapiza los fondos de Cavall d’en Borràs, lo que la hace ideal para bucear o practicar snorkel

El lugar está resguardado por un bosque de sabinas, y se llega fácilmente tras andar o pasear en bici dos kilómetros desde el puerto de La Savina.

Llevant

Un poco más al norte le sigue la playa de Llevant, que ocupa la cara este de la península des Trucadors, y con arenas blancas que se extienden por una franja de 1.450 metros y con una amplitud de 90 metros.

Atardecer en la playa de Llevant. Foto Turismo de Formentera

Las dunas, que se sortean con senderos, la separan de los estanques salineros, y toda la playa está bien resguardada de los vientos de poniente; pero si llegan del levante, el mar se agitará levemente.

Buscada por los que quieren estar aislados, apenas hay servicios para los bañistas en esta playa.

Ses Illetes

Del otro lado de la tranquila Llevant está la playa de Ses Illetes, quizás la playa más famosa de Formentera, y en varias ocasiones elegida como la más bonita del mundo.

Cuando se contempla el paisaje de costa e isletas (como la de Tramuntana, des Forn o Escull des Pou) se comprende por qué.

Playa de Ses Illetes. Foto Turismo de Formentera

El arenal, de unos 450 metros, es interrumpido por una pequeña zona rocosa, y prologan aguas turquesas que descienden suavemente, muy apreciado por los que viajan con niños.

La zona tiene abundantes servicios gastronómicos, y cabe recordar que para acceder en coche y moto se tiene que pagar una tasa en la entrada del parque natural.

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