Seis curiosidades de Tarragona que nadie te había contado

Desde las dimensiones de los edificios romanos a la tienda más antigua, pasando por el origen de la devoción a Santa Tecla, en Tarragona hay pequeñas historias para descubrir y sorprenderse

Vistas de Tarragona. Foto Pasos y pedales – Flickr

Hace pocos días Tarragona celebró los 700 años de la llegada del brazo de Santa Tecla, la patrona de la ciudad que había nacido en Oriente Medio.

¿Pero cuál es la relación de una figura religiosa tan lejana con esta ciudad catalana?. Su historia es una de las curiosidades que se pueden conocer en esta ciudad del sur de Cataluña, según explican en Turismo de Tarragona.

A principios del siglo XIV a la catedral tarraconense le falta poco para ser concluida y Santa Tecla había sido elegida como su protectora. Pero le faltaba un detalle importante: una reliquia.

Cabe recordar que contar con una reliquia era la garantía que un templo se convierta en un lugar de peregrinaje, lo que llevó en la Edad Media a un importante comercio de huesos, túnicas, cabellos y cuanto elemento haya estado relacionado con un santo. Por supuesto, las falsificaciones estaban a la orden del día.

La misión para conseguir una reliquia parece de película: Santa Tecla había sido enterrada en Malula, al oeste de la actual Siria. La expedición partió desde Tarragona y tras cruzar el Mediterráneo, sorteando piratas y embarcaciones enemigas, llegaron a las tierras del Rey Onsino de Armenia.

Celebración en honor de Santa Tecla. Foto Calafellvalo – Flickr

Tras varias negociaciones, lograron regresar con un brazo de esta santa, que arribó al puerto tarraconés el 23 de septiembre de 1321.

Y como se vio estos días, la fiesta conquista las calles de la ciudad, con fuegos artificiales, castellers y toda clase de eventos culturales

La catedral inconclusa

Tras llegar la reliquia, una década después se consagró la catedral. Sin embargo, siglos después este edificio sigue sin estar terminado.

La construcción quedó interrumpida por falta de mano de obra y financiamiento en 1348, cuando la peste bubónica diezmó la población.

La catedral de Tarragona le faltan los pináculos que deberían coronar la fachada, trabajo interrumpido por la irrupción de la peste bubónica en 1348

Este templo, importante ejemplo de transición entre el románico y el gótico, cuenta con un gigantesco rosetón, pero los pináculos que debería elevarse en la fachada nunca fueron hechos.

A la catedral le faltan los pináculos de la fachada. Foto Jordi Fonts – Flickr

Para su construcción se usó como base los restos de un antiguo templo romano. Y al estar ubicado en la parte más alta de la ciudad, el ascenso a su campanario de 70 metros es la mejor atalaya para ver la ciudad.

El anfiteatro romano

Mientras que Barcelona nació como colonia para militares retirados, la antigua Tarraco era capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis.

Acorde a su jerarquía, contaba con templos y varios sitios de diversión popular. Uno de ellos era el anfiteatro, que se conserva en excelente estado, con el Mediterráneo como telón de fondo.

Su capacidad era inmensa para la época: nada menos que 14.000 personas, tantas como el actual estadio del Nàstic.

El lugar fue escenario de numerosos combates de gladiadores, que a pesar de lo que hayan mostrado en Hollywood, casi nunca terminaba con muertes.

El anfiteatro podía albergar a 14.000 espectadores. Foto Alex RF – Flickr

El anfiteatro fue construido cerca del mar para facilitar el desembarco de los animales salvajes que se usaban en los espectáculos, que eran subidos a la arena por un sistema de montacargas.

Las carreras del circo

Si el anfiteatro parecía grande, el circo romano lo era mucho más: este espacio donde corrían las bigas (carruajes con dos caballos) y las cuadrigas (de cuatro) medía 324 metros de largo, y alguno de los aurigas (conductores) tenían tanta fama como un corredor de motos en la actualidad.

El circo romano de Tarraco tenía una capacidad de 30.000 espectadores y medía más de 320 metros de largo

La capacidad de este espacio era de 30.000 espectadores, y en su interior se encontraban tabernas y casas de apuestas.

Interior del circo romano. Foto Tomàs Badia Navarro – Flickr

El Serrallo

Este es el barrio marinero de Tarragona, donde a pesar de la degradación de varios bloques de vivienda hay sectores que conservan su espíritu de antaño.

En los murales se pueden ver escenas de la vida cotidiana décadas atrás, de los trabajadores del mar.

En el paseo de la Escullera se encuentra el reloj del Puerto, el símbolo del barrio, diseñado como un templete para que la hora pueda ser vista de la manera más sencilla.

El Serrallo. Foto Jorge Franganillo – Flickr

La tienda más antigua

Una ciudad con tanta historia como Tarragona tiene numerosos comercios centenarios. Pero el más longevo es Cal Corderet, una fábrica de velas, cirios e inciensos abierta en 1751.

Si se la visita en la calle Mercería se podrá ver que en la parte inferior de la fachada hay inscripciones romanas.

El local tiene una puerta secreta hacia un sótano, usado para guardar el jabón de sosa, pero que sirvió como refugio de vecinos en las guerras napoleónicas y en las Guerra Civil.

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