Un viaje a los hoteles más recónditos del planeta

De las montañas de Bután a la superficie helada de la Antártida pasando por el desierto de Gobi en Mongolia, estos son algunos de los hoteles más alejados donde escaparse (a todo lujo) del mundanal ruido

Fogo Island Inn, en Terranova.

Seguro que no somos los únicos que sueñan con islas desiertas, playas solitarias y atardeceres de infarto solo para nosotros. Lo cierto es que tener que madrugar en vacaciones para lograr una parcela en la playa o luchar por unos centímetros de arena para plantar la toalla no se acerca demasiado a la imagen de las vacaciones ideales, especialmente tras la pandemia.

Por eso nos hemos permitido soñar a lo grande viajando por el mundo en busca de los hoteles más recónditos del planeta.

De la mano de la agencia especializada en viajes de lujo a medida Atlántida Travel, recorremos establecimientos sobre vertiginosos acantilados en Terranova y espectaculares paisajes en Bután, sobre la superficie helada de la mismísima Antártida o el remoto desierto de Gobi, en Mongolia, en los que si algo está garantizado es la ausencia de cualquier masificación.

Fogo Island Inn (Canadá)

Si el mundo tuviera esquinas, seguramente Fogo Island Inn estaría en una de ellas. En la isla de Fogo en Terranova, en la costa noreste de Norteamérica, se alza sobre pilotes (en un guiño a la tradición pesquera local) un original edificio diseñado por el arquitecto Todd Saunders que parece abrazar la costa del Atlántico Norte regalando a la vez vistas de infarto a los privilegiados huéspedes de sus únicas 29 habitaciones y suites.

Foto: Fogo Island Inn.

En forma de X, la estructura cuenta con un ala de dos pisos de oeste a este y otro de cuatro pisos de suroeste a noreste, paralelo a la costa, e incluye una galería de arte contemporáneo comisariada por Fogo Island Arts, comedor, bar y el salón de té, además de una biblioteca, cine, gimnasio, salas de reuniones y de lectura. Sobre la azotea se alzan saunas de leña y jacuzzis al aire libre bajo las estrellas.

Aunque no verás a mucha gente, distracciones no faltan en este alojamiento, que anima, según la temporada, a recoger bayas o hacer caminatas sobre el hielo y que permiten descubrir la isla desde diferentes perspectivas.

Avistamiento de ballenas, pesca de bacalao, talleres de bordado y cerámica o clases de fabricación de barcos son otras de sus propuestas. Tarifas desde 950 euros por persona y noche.

Foto: Fogo Island Inn.

White Desert Whichaway Camp (Antártida)

En este caso no hablamos de un hotel, sino de un campamento, eso sí, uno de los más lujosos del planeta y, sin duda, el más remoto. White Desert es la prueba de que la exclusividad y el confort pueden brillar incluso en los parajes más inhóspitos.

También es la prueba de que acampar a cuarenta grados bajo cero en lo más profundo del desierto helado no solo es posible, sino que también apetecible, especialmente para viajeros con alma aventurera.

Foto: White Desert.

Disfrutar de una sauna con vistas al glaciar, practicar senderismo por túneles de hielo o convivir con pingüinos emperadores son algunos de los planes en un alojamiento que además es sostenible ya que es totalmente neutro en emisiones de carbono.

El precio, eso sí, no está al alcance de cualquiera: las tarifas van desde 62.500 euros por persona, incluyendo el avión desde Ciudad del Cabo a La Antártida, estancia de seis noches, comidas, actividades, etc.

Foto: White Desert.

Three Camel Lodge (Mongolia)

Si hay lugares capaces de despertar el lado salvaje y aventurero de una persona, Three Camel Lodge es sin duda uno de ellos.

Ubicado en la franja mongola del desierto de Gobi, uno de los más grandes del mundo, el complejo está formado por 40 yurtas tradicionales (gers) utilizadas por los nómadas mongoles. No exactamente las mismas, claro, pues cada una está vestida con muebles hechos a mano y delicados textiles y cuenta con baño privado con una hermosa ducha.

Foto: Three Camel Lodge.

Desde aquí se ofrecen experiencias únicas como recorrer las sinuosas curvas de las dunas de Moltsog Els a lomos de un camello, conocer en primera persona la cultura de los pueblos nómadas o degustar platos regionales en un picnic gourmet bajo el manto estrellado del desierto. Las tarifas arrancan en los 800 euros por persona y noche.

Amankora Bumthang (Bután)

Reino budista por excelencia, si hay lugares donde cultura y tradición se mezclen en armonía sin duda uno de ellos es Bután.

En el borde oriental del Himalaya, Bután es famoso por sus espectaculares paisajes que incluyen desde llanuras subtropicales a escarpadas montañas y profundos valles, monasterios, fortalezas (jongs) y palacios.

Monasterio Taktsang, Bután.

Junto a uno de ellos, el Palacio Wandichholing, en el distrito de Bumthang (literalment “campo hermoso”), se encuentra el Amankora Bumthang Lodge, un lugar mágico donde embarcarse en experiencias marcadas por la cultura y la espiritualidad, como participar en la inolvidable ofrenda de lámparas de mantequilla en el monasterio de Taktsang.

Aprender a dominar el arte milenario del tiro con arco o practicar rafting en las aguas bravas de los ríos Pho Chu y Mo Chu son otras de las propuestas del reino, conocido también como uno de los lugares más felices del mundo, felicidad que también se puede encontrar en uno de los cinco spas del hotel, donde se realizan tratamientos a base de plantas y hierbas del Himalaya para renovar cuerpo y alma. Tarifas: desde 900 euros por persona y noche.

Foto: Amankora Bumthang Lodge.

Sheldon Chalet (Denali, Alaska, EE.UU.)

Situado casi en la cima de un pico montañoso en un campo de hielo (nunatak), en el glaciar Ruth, Sheldon Chalet es más que un refugio en la montaña: es un auténtico oasis entre los picos de la cordillera de Alaska, con vistas a la naturaleza helada del Parque Nacional Denali.

Su especial ubicación lo hacen solo accesible en helicóptero lo que, unido a que no tiene cobertura Wi-Fi, lo convierte en el retiro de desconexión perfecto.

Foto: Sheldon Chalet.

Sin renunciar a comodidades premium como un chef privado, en este lugar se puede disfrutar de experiencias increíbles como sobrevolar los glaciares del valle de Susitna por encima de alces, osos, caribúes o coyotes.

Tras 50 años y tres generaciones, este original espacio de forma hexagonal mantiene su espíritu de retiro lujoso y exclusivo con solo cinco habitaciones, todas con vistas panorámicas excepcionales para contemplar auroras boreales. Tarifas desde 2.300 euros por persona para un mínimo de 3 noches.

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