Madrid: qué se cuece al norte de La Castellana

Además de la remodelación urbanística y la construcción de hitos arquitectónicos, la zona de Castellana Norte también se mueve (y mucho) en materia cultural, gastronómica y de compras

La revolución no cesa en Castellana Norte. Foto: Esteban Palacios Blanco | Unsplash.

La parte superior del madrileño Paseo de la Castellana, en torno a la emblemática Plaza de Castilla, lleva experimentando desde hace años grandes remodelaciones urbanísticas. La última es el Nudo Norte, con nuevas vías subterráneas que permiten conectar este gran paseo madrileño ( y sus más de 6 kilómetros de longitud) con la avenida de la Ilustración y las carreteras M-11 y N-I.

Un proyecto que promete dotar de una cierta “humanidad” a un lugar donde el tráfico rodado era dueño y señor, para molestia de quienes habitan en su entorno.

Con todo, esta no es la transformación final de la zona. De hecho, el gran proyecto urbanístico aún está por verse: la llamada Operación Chamartín (o Madrid Nuevo Norte), que cubrirá las vía de acceso a esa importante estación ferroviaria, ganando de esta forma un inmenso espacio donde se va a construir un barrio residencial, además de todo tipo de dotaciones para disfrute de los ciudadanos. Un plan urbanístico que aún tardará unos años en hacerse realidad pero que ya está en marcha.

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Revolución arquitectónica en Castellana Norte

Mientras tanto, se puede ir admirando lo mucho y variado que hay en la zona. Los aficionados a la arquitectura pueden disfrutar de lo lindo con las Cuatro Torres que modificaron para siempre el skyline de la ciudad y a las que se ha incorporado en 2021 una quinta, de menor tamaño pero igualmente admirable en cuanto a concepto y distribución de espacios.

Cuatro Torres Business Area. Foto: Paolo Giocoso | ©Madrid Destino.

De nombre Caleido, con 181 metros de altura y 35 plantas lo que la convierte en el séptimo edificio más alto de España, la firman los estudios Fenwick & Iribarren y Serrano Suñer Arquitectura. A su alrededor se está construyendo, además, un nuevo museo al aire libre con 11 esculturas y murales de artistas nacionales e internacionales que inaugura un nuevo tipo de arte público en la ciudad y que se combina con todo tipo de propuestas de restauración y compras.

Por su parte, cada una de sus “hermanas mayores”, la Torre de Cristal –la más alta de Madrid y España con 249 metros de altura–, la Torre Cepsa, la Torre PwC, y la Torre Emperador Castellana (antes conocida como Torre Espacio), llevan el aval de no menos prestigiosos estudios de diseño: César Pelli, Norman Foster, Carlos Rubio Carvajal con Enrique Álvarez-Sala Walter y Henry N. Cobb respectivamente.

‘Soft Limits’, de Nano4814, es una de las nuevas esculturas instaladas en Caleido. Foto: Carlos Alba Studio.

Pero conviene recordar que la revolución arquitectónica había llegado a esta zona de Madrid mucho antes, en 1996, con la inauguración de las torres Puerta de Europa (o KIO). Dos edificios gemelos de rompedora arquitectura (por su inclinación de 14,3 grados, formando un paralelepípedo), diseñados por los arquitectos estadounidenses John Burgee y Philip Johnson, que se convirtieron desde el minuto cero en uno de los lugares más fotografiados de la ciudad.

Un depósito de aguas que renace como institución cultural

Luego la plaza se convirtió en el más importante intercambiador de transportes de la zona Norte de la ciudad, tanto en superficie como en el subsuelo, y también en el soporte de un obelisco en versión siglo XXI, obra de Santiago Calatrava, que debía sorprender por estar dotado de movimientos ondulantes.

El Obelisco de la Caja -fue una donación de la entidad financiera Caja Madrid a la ciudad con motivo del 300 aniversario de su fundación-, de 92 metros de altura y color dorado, en realidad solo se “movió” un par de veces al poco de ser instalado porque el coste de conservación, mantenimiento, limpieza y vigilancia era «más caro de lo pensado».

Torres Kio y Obelisco de Calatrava. Foto: EFE.

Amén de la sede principal de los juzgados de Madrid, en la Plaza de Castilla también está la sede de una importante institución cultural de Madrid: la Fundación Canal de Isabel II. Ocupa parte de lo que fueron instalaciones de servicio y administración de la compañía pública de suministro de agua de la Comunidad de Madrid, creada en tiempos de la monarca Isabel II a mediados del siglo XIX.

Esta entidad cultural, con su gran torre-depósito de aguas como símbolo, lleva trayendo a la ciudad desde hace más de 20 años exposiciones que abarcan los más diversos palos: desde las artes plásticas a la fotografía creativa, pasando por la historia y todo tipo de manifestaciones sociales e iniciativas solidarias.

Si las temáticas de estas muestras temporales ya resultan suficientemente atractivas (por ejemplo, aún se puede ver la muestra Alicia en el país de las maravillas por Dalí, Ernst, Laurencin & Tenniel, que muestra las obras que, basándose en la inmortal obra de Lewis Carroll, realizaron Salvador Dalí, Max Ernst y Marie Laurencin), aún lo son más teniendo en cuenta la singularidad del soporte donde se realizan.

Foto: Fundación Canal.

Dónde comer (muy bien) en Castellana Norte

Muy cerca, en 2013 abrió el centro comercial Castellana 200, con un atractivo diseño y sorprendente amplitud para estar donde está (más de 8.000 metros cuadrados), repleto de tiendas de moda, complementos y decoración, pero también de gastronomía. De hecho, en el propio centro y con vistas a la calle, han abierto restaurantes bastante reseñables.

Uno de ellos es La Morena Madrid, un recién llegado. Este local de dos plantas, decorado por Fran Casinello del estudio Mandalay Interiorismo, rezuma calidez y confortabilidad, y resultan muy atractivas las notas exóticas que aporta el papel pintado de sus paredes.

En cuanto a la propuesta gastronómica, el restaurante es heredero de los conocimientos adquiridos por su casa madre, la Taberna la Morena, en Tarifa (Cádiz), donde ingredientes y preparaciones puramente gaditanas se subliman para ofrecer una propuesta con una personalidad irresisitible.

Atún rojo yakiniku y ajoblanco malagueño. Foto: La Morena.

En la carta de la versión madrileña (2.0 como ellos mismos la autodenominan) siguen presentes las riquezas de la tierra y del mar andaluces, pero se fusionan con influencias de mucho más allá. De ahí platos como el saam de cazón en adobo, el tataki de atún con crema de ají amarillo asado, los mejillones alegres con curry rojo o el calamar relleno de carne en salsa tom yum.

Para finalizar, resultado delicioso el flan embotado, presentado en un bonito tarro de vidrio.

Revolución, también gastronómica

De alguna forma, La Morena y otros nuevos locales han llegado para revolucionar los conceptos culinarios imperantes en la zona, bastante más clásicos. No hay más que recordar que en esta zona se encuentran dos de los restaurantes míticos “de carne” de la capital.

Por un lado el originario De María (Félix Boix, 5), que sigue siendo frecuentado por directiva y jugadores del equipo de fútbol del Real Madrid, que vienen aquí a disfrutar de sus cortes de carne asada al estilo argentino.

Por otro, Rubaiyat Madrid, restaurante brasileño que los fines de semana a partir de otoño ofrece sus suculentas (y más que recomendables) feijoadas, combinación de diferentes ingredientes y sabores que cada comensal se sirve en el plato con generosas raciones de alubias rojas, arroz y maíz.

Feijoada en Rubaiyat.

Esto, sin olvidar otro clásico especializado en los mejores frutos del mar, El Telégrafo, cuyos mariscos son poco menos que legendarios y que también está muy próximo al Paseo de la Castellana.

Por último, y sin alejarse demasiado de la zona, en la parte alta del Paseo de la Habana está otro recomendable restaurante: Desencaja Bistró. Un reino de sabores fusión al mando del cocinero Iván Sáez que ha ido evolucionando su concepto desde la más pura cocina de caza hasta el producto de temporada.

Así, en cada estación ofrece en la mesa lo mejor de las huertas, los campos y el mar en preparaciones realmente próximas a eso que se conoce como alta cocina. Entre las propuestas destacan platos como el huevo de corral con setas de estación y torrezno, el steak tartare sobre brioche, la lubina asada sobre tirabeques y caldo de azafrán o el lomo de ciervo, puré de apio naba y salsa Cumberland.

Foto: Desencaja.

Se puede pedir a la carta, sí. Pero lo ideal para sacarle el máximo partido a la experiencia es decantarse por cualquiera de los tres menús degustación: Viaje a la Luna (ocho pasos, 45 euros), Viaje al centro de la Tierra (11 pasos, 62 euros) y Dueños del mundo (95 euros).

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