Así es la ‘elegancia relajada’ del nuevo Sofitel de Barcelona

El flamante Sofitel Barcelona Skipper se presenta con una combinación del estilo parisino con el espíritu mediterráneo

El Sofitel Skipper incluyó un gigantesco jardín vertical en su nueva fachada. Foto Sofitel

La apertura del Sofitel Barcelona Skipper refuerza la oferta de hoteles de lujo en la capital catalana, una apuesta por la exclusividad en una ciudad que hace siete años tiene el cerrojo puesto a la llegada de nuevos alojamientos, a menos que hereden un establecimiento anterior.

Este es el caso del nuevo hotel, que toma el testigo del Pullman BCN Skipper de la Villa Olímpica que entre 2018 y 2019 inició un profundo proceso de renovación.

Este cambio fue tan a fondo que no solo se modificaron los interiores y exteriores del local (el gigantesco jardín vertical es su nuevo icono) sino que dieron el salto a esta marca de lujo del grupo francés Accor, con lo cual también ofrecen nuevas experiencias a sus huéspedes bajo el concepto de la ‘elegancia relajada’, describe su director Matthias Bernard a Tendenciashoy.

Este hotel es el único de la marca Sofitel en España, y se presenta como la insignia de estos cinco estrellas de Accor en el sur de Europa

Las alfombras recuerdan a la arena de las playas de Barcelona. Foto Sofitel

Aires parisinos a metros del Mediterráneo

El nuevo hotel se encuentra a pasos de la playa del Somorrostro, donde sus espacios públicos y privados presentan una estética que recuerdan a un apartamento de alta gama de París pero con el espíritu del Mediterráneo.

La decoración combina la elegancia de un apartamento de lujo de París con la luz y el espíritu del Mediterráneo

Así se ve en las seis categorías de las 225 habitaciones, desde la estándar de 34 m2 a las 24 suites que llegan a los 50 m2; con la gigantesca suite presidencial que alcanza los 150 m2.

En cada una de ellas se repiten el patrón decorativo de azul marino y blanco, donde las paredes cuelgan detalles como reproducciones de los panots (baldosas creadas por Antoni Gaudí para el Paseo de Gràcia); así como litografías de Ya ya Tur y esculturas de Mario Ruiz, ambos artistas de Cataluña.

La decoración de la habitaciones se presenta en blanco y azul. Foto Sofitel

Recuerdos de la Barcelona del ‘92

El estudio de arquitectura Factoria Uda buscó un punto de equilibrio entre el minimalismo y la calidez, con moquetas que recuerdan al azul del mar y al amarillo oscuro de las playas; así como grandes lámparas con delgados tubos de bronce y paneles de luz tenue que preside la recepción.

Para el interiorismo se buscó un punto de equilibrio entre el minimalismo y la calidez

El subsuelo, donde se encuentran las nueve salas de reuniones (la mayor es capaz de albergar hasta 800 personas) y el gimnasio (dotado de aparatos de última tecnología), fue decorado con un mural de 360 grados realizado por Albert Mir, donde entre cúpulas de iglesias y edificios modernistas emblemáticos se ve a un grupo de personas volando, que en realidad es un guiño a los clavadistas que saltaban de las piscinas Picornell en los JJOO de Barcelona ’92.

La terraza inferior también tiene un aire parisino, con la pérgola de enredaderas que rememoran a los jardines de las residencias francesas

Vista del mural en el subsuelo. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Las piscinas

El hotel cuenta con dos piscinas: la inferior, llamada Blue, está destinada a un público más familiar y tranquilo.

La superior, “probablemente la más grande en un ático de Barcelona”, está llamada a ser uno de los epicentros de la diversión diurna y nocturna del lugar, con su barra de cócteles y el menú de platos ligeros que propondrá el espacio El Cielo.

Vista de los baños. Foto Sofitel

Los restaurantes del Sofitel

Hablando de gastronomía, esta combinación de espíritu localista con influencias francesas se replica en los dos restaurantes del Sofitel.

El Syrah, que se prolonga a la terraza, es donde suelen comer los huéspedes y en el que sirven el buffet del desayuno.

El Tendiez es más exclusivo, donde una entrada adicional permite que los comensales puedan acceder sin necesidad de atravesar las salas del hotel.

Vistas de la piscina de El Cielo. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

La carta del Tendiez

La carta está diseñada por el chef catalán David Andrés, ganador de una estrella Michelin, quien propone platos como la escalivada de tomates pasificados y sardina ahumada, las croquetas de calçots con salsa romesco o el arroz del Delta del Ebro en la carbonara con falso huevo frito.

También se puede elegir el menú degustación a 49 euros (sin bebidas) con entrantes como la esqueixada de bacalo, las patatas bravas Tendiez o el dumpling de rabo de buey; seguido por la lubina de playa al horno o el solomillo de ternera de proximidad, y de postre, el flan cremoso de vainilla o el pan con chocolate.

La carta del Tendiez está diseñada por David Andrés, que ofrece platos de la tradición catalana pero con un toque vanguardista

La cocina abierta exige al personal “una coreografía muy precisa” para trabajar sin perder la compostura; un nivel que también se refleja en la coctelería que estos días está recibiendo el asesoramiento de la gente de Paradiso, elegido como el mejor bar del mundo.

La coctelería y el restaurante Tendiez. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Apuesta por la sostenibilidad

El hotel presenta varios detalles en su apuesta por la sostenibilidad, como las placas solares para climatizar la piscina de la terraza o las tarjetas de madera en vez de plástico para los huéspedes; quienes en vez de la tradicional carpeta de servicios al llegar tienen un pequeño cubo con códigos QR.

Los amenities del baño, de la marca francesa Diptyque, evitan el uso del plástico; y en el bien nutrido minibar, además de dulces de Escribà y patatas chips de Ferran Adrià, hay cervezas cuyos beneficios se destinan a la recuperación de los océanos.

El parking cuenta con un par de plazas para cargar coches eléctricos, y quien quiera salir a conocer Barcelona en dos ruedas, puede solicitar algunas de las bicicletas eléctricas que ofrece el Sofitel.

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