AVA-ASAJA alerta: una vendimia de calidad, pero con un 20% menos de uva por culpa del calor y el pedrisco
Los viticultores valencianos afrontan la campaña con optimismo por la calidad de la uva, aunque advierten que el pedrisco y las olas de calor han reducido la producción y reclaman precios justos

La vendimia valenciana de este 2025 se presenta con un sabor agridulce. Aunque la uva mantiene una calidad excelente, la producción total sufrirá una reducción cercana al 20%, según las previsiones de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA). El motivo principal: las tormentas de granizo de mayo y junio, unidas a las olas de calor extremo de julio y agosto, que han dejado cicatrices visibles en las cepas.
Una primavera prometedora que se torció en verano
El inicio de la campaña auguraba grandes resultados. Las lluvias de la pasada primavera dieron un respiro tras varios años de sequía, y los viñedos brotaron con fuerza. Sin embargo, la naturaleza volvió a cambiar el guion. Primero llegaron los temporales de pedrisco, que golpearon con especial dureza la comarca de Utiel-Requena, y después el verano trajo temperaturas sofocantes que provocaron estrés hídrico en las plantas, reduciendo el tamaño de los racimos.
“Parecía que por fin íbamos a tener una cosecha rentable, pero el pedrisco y el calor han reducido las expectativas iniciales”, reconoce Jacinto Murciano, responsable de vino en AVA-ASAJA.
La principal zona vitivinícola de la Comunitat Valenciana, Utiel-Requena, encabeza la lista de pérdidas. Aquí la merma se sitúa en torno al 30%, con daños graves en términos como Utiel, Camporrobles, Las Cuevas o Caudete de las Fuentes. Muchos agricultores se han visto obligados a adelantar la recolección para evitar que las uvas sobremaduren y pierdan frescura, apostando así por preservar la calidad aunque la cantidad no acompañe.
La Marina sufre un retroceso histórico
Otra de las comarcas donde la vendimia será especialmente dura es La Marina, con un descenso del 40%. Los efectos de la sequía del año pasado todavía se dejan sentir en sus viñedos, debilitados y más vulnerables a enfermedades. A ello se suma la incidencia del mildiu en municipios como Xaló, Llíber, Alcalalí, Parcent y Benidoleig, que ha acabado por hundir aún más el potencial productivo de la zona.
El pedrisco también se dejó notar en áreas como la Hoya de Buñol, Los Serranos, La Vall d’Albaida o el Alto Palancia, con siniestros de diferente intensidad. Por contra, otras comarcas vitivinícolas de Valencia y Castellón recuperarán este año sus niveles habituales de producción, después de varias campañas lastradas por la falta de precipitaciones.
Aunque las cifras en volumen no son positivas, los expertos insisten en que la calidad de la uva será uno de los grandes activos de la campaña. Los granos, más pequeños pero más concentrados, pueden ofrecer vinos de excelente intensidad aromática y estructura. “Al haber menos uva y de mejor calidad, el mercado debería responder con precios más altos”, señala Murciano, quien recalca que no hay razones para que las cotizaciones sigan en números rojos.
Incertidumbre en los precios y exigencias al Gobierno
La organización agraria subraya que el descenso de la producción no es exclusivo de la Comunitat Valenciana, sino que se extiende a otras regiones vitícolas de España. Esto podría empujar los precios al alza, aunque factores externos como los aranceles internacionales todavía generan incertidumbre.
Por ello, AVA-ASAJA exige al Gobierno que aplique la Ley de Cadena Alimentaria con firmeza, investigando los contratos de compraventa de uva y sancionando aquellas operaciones que se realicen a precios inferiores a los costes de producción.
Además, reclaman la publicación inmediata de la ayuda directa excepcional aprobada meses atrás para productores de uva y olivar, enmarcada en la Ley de Prevención del Desperdicio Alimentario. “Los agricultores no pueden seguir soportando solos las consecuencias de la guerra de Ucrania, la sequía y las inclemencias climáticas”, denuncian desde la asociación.
Otros cultivos también afectados
El impacto del calor extremo no se limita a la uva. Murciano advierte de que la almendra también sufrirá pérdidas este año, e incluso se están detectando casos de almendros en estado crítico que podrían morir si no llegan lluvias en los próximos meses. Una situación que incrementa la preocupación de los agricultores valencianos por la fragilidad creciente de sus explotaciones ante fenómenos meteorológicos extremos.
A pesar de las dificultades, el sector vitivinícola valenciano afronta esta vendimia con el espíritu de siempre: garantizar la calidad del vino y mantener vivo un sector clave en la economía rural. Los agricultores insisten en que la climatología cada vez juega un papel más determinante en sus cosechas, por lo que piden más apoyo institucional y medidas de adaptación frente al cambio climático.
“Tenemos la suerte de contar con una uva de excelente calidad este año, pero si no se asegura un precio justo, muchos viticultores seguirán en riesgo de desaparecer”, concluyen desde AVA-ASAJA.