Ford en Europa: ¿seguirá el camino de GM o recuperará terreno? 

La realidad es que Europa necesita vehículos eléctricos asequibles, no solo tecnología avanzada

La industria automovilística europea está viviendo una revolución. La electrificación obligatoria, el pulso con regulaciones más exigentes y la llegada de nuevos competidores, especialmente chinos, han transformado completamente el tablero. Frente a esto, Ford se encuentra ante una disyuntiva decisiva: ¿apostar por pocos vehículos de alto margen o recuperar el volumen que alguna vez le consolidó en el continente? 

Ford ha experimentado una drástica reducción de ventas en Europa. En 2024 vendió 426 307 vehículos en la UE, EFTA y Reino Unido, lo que supone una caída del 17 % respecto al año anterior y su cuota de mercado se redujo al 3,3 %, frente al 4 % anterior. En 2023, las ventas aún eran mayores, con aproximadamente 518 400 unidades. La eliminación de modelos emblemáticos como el Fiesta y el Focus ha dejado a Ford sin presencia en segmentos clave que, históricamente, aseguraban volumen y visibilidad. 

Rentabilidad por unidad frente a volumen masivo 

La estrategia actual de Ford es clara: centrarse en SUV, eléctricos grandes y furgonetas ligeras con mayor margen. La empresa considera que los altos costes de desarrollo eléctrico solo se justifican con productos premium. Sin embargo, el mercado europeo está cambiando: aunque demanda vehículos renovables, también exige accesibilidad. Modelos eléctricos que superan los 45 000 € de media son inalcanzables para muchas familias, mientras que el precio que los europeos estarían dispuestos a pagar está en torno a los 20 000 €. 

La realidad es que Europa necesita vehículos eléctricos asequibles, no solo tecnología avanzada. Marcas como Dacia, Renault —o fabricantes chinos como BYD y MG— están ganando terreno al ofrecer coches eléctricos accesibles, ubicándose entre los 15 000 y 25 000 €. 

Europa no es EE.UU. donde dominan SUV y pick-ups. Aquí sigue habiendo demanda fuerte de coches urbanos, compactos y asequibles, incluso eléctricos. La movilidad asequible sigue siendo crucial. Modelos como el Citroën ë-C3, Renault 5 eléctrico o el Dacia Spring lo demuestran. Mientras tanto, la cuota de EV ha subido un 28 % en el primer trimestre de 2025 gracias a opciones más accesibles. La última moda de eléctricos chinos también empuja precios a la baja. 

El dilema estratégico: Volumen frente a margen: la paradoja europea 

Uno de los dilemas más evidentes de Ford en Europa es el choque entre su estrategia de rentabilidad y la realidad de sus fábricas. Mantener una red industrial tan amplia —con plantas en Valencia, Colonia, Craiova o Turquía— requiere un volumen elevado de producción. Sin él, los costes fijos se disparan y el equilibrio económico se vuelve muy frágil. 

Ford Fiesta presentado en 2021
Ford Fiesta presentado en 2021

Hasta hace unos años, Ford lograba sostener esta estructura gracias a un volumen de ventas superior al millón de unidades anuales. Hoy, con menos de medio millón, la situación es distinta: las plantas se ven obligadas a funcionar muy por debajo de su capacidad máxima. Esto reduce la eficiencia y pone presión adicional sobre los márgenes, precisamente el aspecto que Ford busca proteger. 

Aquí se genera la gran contradicción. Para asegurar márgenes, la compañía apuesta por menos modelos y de mayor precio. Pero al reducir su gama, pierde clientes y volumen, lo que dificulta mantener la escala necesaria para que las fábricas sigan siendo rentables. El riesgo de un círculo vicioso es real: menos modelos → menos volumen → exceso de capacidad → más presión sobre costes → más necesidad de recortar. 

Si Ford no consigue resolver esta tensión, tendrá que tomar decisiones dolorosas: cerrar plantas, vender activos o incluso replantearse su permanencia en Europa. 

Conclusión 

Ford se encuentra en un punto de inflexión en Europa. La compañía debe decidir si quiere seguir una estrategia de márgenes altos y productos premium —arriesgándose a perder el volumen necesario para mantener su estructura industrial— o si, por el contrario, opta por recuperar el terreno perdido con modelos más accesibles que respondan a lo que realmente pide el consumidor europeo: vehículos eléctricos asequibles y eficientes. 

El dilema no es menor. Apostar solo por rentabilidad a corto plazo puede empujar a Ford hacia la misma salida que protagonizó GM hace pocos años. Sin embargo, dar un paso decidido hacia el volumen, incluso sacrificando márgenes, implicaría reposicionarse frente a rivales que ya han tomado ventaja en el terreno de los eléctricos económicos. 

La pregunta central es si Ford quiere seguir siendo un actor relevante en Europa o limitar su presencia a un nicho. La respuesta marcará no solo el futuro de la compañía en el continente, sino también el de miles de trabajadores, proveedores y concesionarios que dependen de ella. Lo cierto es que, en un mercado cada vez más competitivo y en plena transformación, mantenerse inmóvil equivale a retroceder. 

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