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Esta compañía fundada en los años 40 en Lanjarón presenta concurso de acreedores

La emblemática empresa de transporte fundada en Lanjarón en los años 40 inicia su liquidación tras más de seis décadas de actividad

Uno de los camiones de Lanjatrans

Uno de los camiones de Lanjatrans. Foto: LinkedIn

La provincia de Granada pierde una de sus firmas más veteranas. Lanjatrans, empresa de transporte y logística con sede en Lanjarón, ha presentado concurso de acreedores y ha iniciado el procedimiento de liquidación voluntaria, un paso que pone fin a más de ocho décadas de historia empresarial.

Según confirmaron fuentes oficiales, la compañía ha comunicado a su plantilla la apertura de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a 160 trabajadores, incluidos conductores, personal administrativo y operarios de almacén.

Una decisión anunciada tras meses de dificultades

La situación, que ya se venía gestando desde hace meses, se ha hecho pública después de que la empresa comunicara a las autoridades laborales la imposibilidad de mantener su actividad. Antonio Granados, delegado del Gobierno de la Junta en Granada, explicó que la Delegación Territorial de Empleo lleva “meses en contacto con la compañía” y que se ha abierto un seguimiento específico del expediente.

Nuestro objetivo es preservar los derechos de todos los trabajadores y garantizar que el proceso se desarrolle con la máxima transparencia”, señaló Granados, subrayando que la Junta vigilará de cerca el proceso de liquidación para evitar irregularidades y acompañar a los empleados afectados en la búsqueda de alternativas laborales.

Lanjatrans nació en los años 40 de la mano de José Mingorance, un joven emprendedor de Lanjarón que comenzó transportando agua mineral embotellada de Aguas de Lanjarón a distintas localidades de la provincia. Con un solo camión y una enorme dedicación, Mingorance sentó las bases de lo que décadas más tarde se convertiría en una de las empresas de transporte más reconocidas de Andalucía oriental.

Durante medio siglo, los camiones de la empresa —inconfundibles por su logotipo azul y blanco— fueron una presencia habitual en las carreteras granadinas. En los años 90, el negocio pasó a manos de Antonio Mingorance, hijo del fundador, quien impulsó la modernización de la flota, la informatización de la gestión y la expansión hacia el transporte nacional e internacional.

Expansión y diversificación: el salto internacional

En 1994, la compañía amplió su actividad más allá del transporte de agua y comenzó a trabajar con nuevas industrias, especialmente en el sector alimentario, farmacéutico y de gran consumo. La absorción de Transarmilla Cargo permitió dar un paso decisivo hacia la logística integral, con la apertura de centros de almacenaje y distribución en la provincia.

En 2011, Lanjatrans logró su primer contrato internacional, conectando España con Portugal, Francia y Alemania. En su punto álgido, la compañía empleaba a cerca de 200 conductores y daba servicio a más de 2.500 clientes, entre ellos grandes marcas nacionales y multinacionales.

Sin embargo, el incremento de los costes operativos, la presión del transporte internacional de bajo coste y la ralentización del sector logístico tras la pandemia debilitaron su estructura financiera.

Un contexto complicado para el transporte por carretera

La crisis de Lanjatrans no es un caso aislado. El sector logístico vive un momento de enorme presión económica, con un aumento constante del precio del gasóleo, los peajes y los seguros. A esto se suma la escasez de conductores profesionales, que obliga a las empresas a ofrecer salarios más altos para retener plantilla, reduciendo así los márgenes de beneficio.

La situación es muy compleja para muchas pymes del transporte”, reconoció el delegado del Gobierno en Granada. “Estamos viendo cómo empresas históricas se ven obligadas a cerrar porque no pueden competir con grandes operadores internacionales ni con las plataformas digitales que están cambiando el modelo logístico”.

El anuncio del ERE ha caído como un jarro de agua fría entre los empleados. La mayoría de los trabajadores llevan más de una década en la empresa, algunos incluso desde los años 80. “Nos enteramos hace unos días, aunque sabíamos que la cosa iba mal desde hacía meses”, explica un conductor que prefiere mantener el anonimato. “Es muy triste ver cómo desaparece una empresa que era como una familia”.

El expediente afecta principalmente a los centros logísticos de Lanjarón y Armilla, donde se concentran las operaciones administrativas y de mantenimiento. Los sindicatos han pedido una negociación rápida y justa, y reclaman a la Junta que ofrezca planes de recolocación y formación para los empleados afectados.

El procedimiento de liquidación, bajo supervisión

Según la documentación presentada ante el Juzgado de lo Mercantil de Granada, Lanjatrans ha declarado insolvencia actual y definitiva, lo que implica la apertura de un proceso concursal con el nombramiento de un administrador judicial.

Este proceso determinará si la compañía puede ser parcialmente adquirida por otra empresa del sector o si procederá a la liquidación total de sus activos. En paralelo, la Junta de Andalucía analiza la justificación económica del ERE y supervisa que las indemnizaciones y pagos pendientes se abonen conforme a la ley.

Durante décadas, Lanjatrans fue un emblema de Lanjarón y de la comarca de la Alpujarra, un ejemplo de empresa familiar que creció con esfuerzo y se adaptó a los tiempos. Su desaparición supone una pérdida simbólica para la economía local y un duro golpe para el tejido productivo de Granada.

Se va una parte de nuestra historia empresarial”, lamentan desde el Ayuntamiento de Lanjarón, que ha expresado su “preocupación por el impacto social y laboral del cierre”. El consistorio ha ofrecido su colaboración a los trabajadores y ha pedido a la Junta y al Gobierno central “un plan de apoyo para el sector del transporte rural”.

Un reflejo de los nuevos tiempos

El cierre de Lanjatrans refleja un cambio profundo en el panorama logístico español. Las pequeñas y medianas empresas familiares, que durante décadas fueron el motor del transporte por carretera, están desapareciendo o siendo absorbidas por grandes grupos internacionales.

En ese contexto, la historia de Lanjatrans —nacida del esfuerzo de un transportista de los años 40— simboliza el final de una era y plantea una pregunta inevitable: ¿hay futuro para las empresas tradicionales en un mercado cada vez más globalizado y tecnológico?

Por ahora, lo único seguro es que los camiones de Lanjatrans dejarán pronto de circular por las carreteras de Granada, pero su nombre seguirá siendo sinónimo de trabajo, tenacidad y arraigo en la memoria de la provincia.

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