Los informes que contradicen el relato de Sánchez y ven la energía nuclear imprescindible contra el cambio climático

Propietarias y Gobierno mantienen el pulso por la ampliación de la vida útil de las centrales, con la fiscalidad en el foco

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el CEO de Endesa, José Bogas

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el CEO de Endesa, José Bogas

El debate sobre el cierre nuclear se intensifica en el terreno político, tras el apagón eléctrico del pasado 28 de abril. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado durante su comparecencia en el Congreso para dar explicaciones por el incidente que no hay «estudios serios» que digan que las nucleares sean «imprescindibles» en España. Si bien no hay afirmaciones tajantes al respecto, diferentes informes aseguran que sin nuclear el país dependerá más del uso del gas y emitirá más C02 a la atmósfera, algo que contrasta con el relato climático del Gobierno.

«En la actualidad no hay un solo estudio serio, insisto, ni un solo estudio serio que diga que las nucleares son imprescindibles en España. Puede que lo sea en otros países por sus realidades climáticas, por su geografía o, efectivamente, por sus cuestiones y condiciones sociales muy distintas a las nuestras, pero aquí en España, el futuro de la energía reside en otras fuentes afortunadamente. En la hidroeléctrica, en la solar, en la eólica y en el hidrógeno verde», aseguró Sánchez este miércoles en sede parlamentaria.

No obstante, no mencionó en este caso la importante aportación del gas natural para el sistema eléctrico español, aunque sí destacó el papel de los ciclos combinados en la recuperación del suministro tras el apagón en contraposición con la energía nuclear.

Por otro lado, destacó el liderazgo español en energías renovables y cómo ha cambiado en los últimos años la importancia de este tipo de tecnologías verdes, frente a las importaciones de petróleo y gas de potencias extranjeras a las que España «transfería» en 2018 hasta 42.500 millones de euros de riqueza.

Argumentos contradictorios respecto a la importancia del gas, que aumentará su protagonismo en el mix energético con el cierre nuclear, tal y como estiman las empresas gasistas y así exponen consultoras y organismos internacionales en diferentes informes y estudios.

Al menos en el corto plazo, hasta que las opciones de almacenamiento energético para las renovables, principalmente las centrales hidráulicas de bombeo, y el hidrógeno verde -lejos de ser una opción viable económicamente actualmente- consigan un desarrollo adecuado para suplir los momentos del año en los que se requiera de energías firmes ante la intermitencia de las renovables.

Agencia Internacional de la Energía: sin nuclear, aumentará la dependencia del gas

Así lo considera la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su último informe anual sobre el mercado mundial de la electricidad avisa a España de esta situación en caso de que continúe con el calendario de cierre, que contempla la clausura de Almaraz I en 2027; Almaraz II en 2028; y Ascó I y Cofrentes en 2030.

«Salvo que se produzca un repunte del almacenamiento, aumentará la dependencia del sistema eléctrico de los ciclos combinados, lo que ha renovado el debate en torno a los mecanismos de capacidad», explica la AIE. Una opinión compartida por empresas gasistas españolas como es el caso de Enagás.

La compañía aseguró el pasado febrero en la presentación de sus resultados anuales que prevé incrementos de los picos de demanda de gas de hasta un 22% en el horizonte 2030 como consecuencia del apagón nuclear y de la nueva demanda asociada a los centros de datos.

«La desconexión nuclear va a dar lugar a la pérdida de una generación importante que hará que los ciclos combinados de gas ganen un rol adicional. Al mismo tiempo, las puntas de demanda van a crecer porque las energías renovables tienen un carácter intermitente», destacó entonces Arturo Gonzalo, CEO de Enagás.

Más allá de empresas y organismos internacionales, diferentes consultoras nacionales han realizado informes donde se pone el foco en este escenario de aumento de emisiones.

Informes de LLYC, PWC o Fedea

Desde LLYC, el exministro socialista, Jordi Sevilla, ha sido crítico con el calendario de cierre nuclear. El que fuera presidente de Red Eléctrica asegura en su reciente informe ‘Nucleares para consolidar una transición energética limpia’ que la energía nuclear se ha convertido «en un aliado imprescindible de las energías renovables en la lucha contra el cambio climático».

«También será un aliado para reforzar la autonomía estratégica buscada por Europa, evitando así fenómenos como la subida del precio del gas ruso tras la invasión de Ucrania, y para mejorar la competitividad económica, porque garantiza un suministro eléctrico estable y barato», añade.

El documento elaborado por el equipo de Sevilla se basa también en el reconocimiento de la Unión Europea al incluir a la nuclear en el marco financiero de la taxonomía limpia, «ese elenco de actividades que contribuyen a la sostenibilidad medioambiental y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible».

También desde la firma PwC sostienen la tesis de que sin reactores se incrementará el protagonismo del gas y aportan cifras sobre el efecto para la factura de la luz que acabará pagando el consumidor.

«En un escenario sin nuclear, los ciclos combinados tendrían que suplir prácticamente toda la pérdida de generación, lo que supondría un aumento del precio mayorista de la electricidad de unos 37 euros/MWh, incrementándose la factura eléctrica en un 23% para el sector doméstico y la pequeña y mediana empresa y en un 35% para la industria», señala el informe.

«Prescindir del parque nuclear supondría emitir 21 millones de toneladas de CO2 adicionales cada año a la atmósfera. El suministro de electricidad se vería comprometido en situaciones de alta demanda y baja producción renovable, tal y como ya ha ocurrido en el pasado», añade.

Asimismo, PwC avisa de que, incluso si se cumplen los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) elaborado por el Gobierno, el cierre nuclear supondría un aumento del precio de la luz a futuro de 13 euros/MWh. En este escenario, calculan que también se multiplicarían por seis las emisiones de CO2.

Un policy paper de Javier Revuelta, senior principal de la consultora Afry, para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) pone el foco en la electrificación de la demanda.

En uno de los puntos de su artículo, explica que esta situación debería doblar el tamaño del sistema eléctrico en los próximos 30 años «para una teórica descarbonización casi completa», suponiendo que haya recursos minerales suficientes, una de las principales barreras.

«Este es precisamente uno de los motivos por los que debe considerarse a la energía nuclear un aliado imprescindible de la lucha contra el cambio climático, habida cuenta de su muy inferior utilización de metales y recursos mineros y de agua dulce respecto a las energías renovables y el hidrógeno», destaca.

En cualquier caso, el cierre nuclear aún no está visto para sentencia. Las propietarias de las centrales (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) deben reunirse el próximo mes para acordar una propuesta de ampliación de la vida útil de las instalaciones para trasladársela al Gobierno.

Aunque desde el Gobierno se han mostrado abiertos al diálogo, la carga fiscal de las empresas es el principal escollo para lograr un posible acuerdo para prorrogar el cierre.

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