La reducción de jornada vuelve al Congreso: BNG pide 35 horas y el PP recupera su propuesta «flexible»

El Congreso debate dos propuestas sobre el tiempo de trabajo mientras el Gobierno pasa página e impulsa el registro de jornada

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, firma el acuerdo para la reducción de la jornada laboral. A. Pérez Meca / Europa Press

Apenas un mes después de que el Pleno del Congreso tumbara el proyecto de ley para reducir la jornada con los votos del PP, Vox, Junts y UPN, la Cámara baja vuelve a debatir sobre el tiempo de trabajo este mismo martes con dos propuestas en direcciones distintas: una, la del BNG, más ambiciosa que la norma original de la vicepresidenta Yolanda Díaz; y otra, la del PP, con la que la formación de Alberto Núñez Feijóo intentó subirse al carro -no sin polémica- hace ya más de un año.

La sesión de este martes comenzará con un ligero aroma a ‘déjà vu’, en tanto que el Pleno debatirá la toma en consideración -el primer paso de cualquier procedimiento legislativo iniciado por los grupos parlamentarios- de la propuesta de los nacionalistas gallegos para recortar la jornada hasta las 35 horas semanales por ley, lo que permite avanzar «hacia la futura normalización de la semana laboral de cuatro días y 32 horas semanales, algo que ya es perfectamente posible hoy en día en muchos sectores», según dice la proposición registrada en el Congreso.

El grueso de la proposición es similar a la norma que defendió la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tras acordarlo solo con los sindicatos: incluye la desconexión digital y también la reforma del registro de la jornada, dos de las patas que venían incluidas en el proyecto de ley, pero con la propuesta de recortar dos horas y media adicionales el Estatuto de los Trabajadores.

«Acortar la jornada laboral a treinta y cinco horas es una medida de justicia social, que distribuiría el trabajo remunerado de una manera más homogénea entre las personas que no tienen trabajo y las que acumulan demasiadas horas de trabajo diario. Esta medida posibilitará que la clase trabajadora pueda vivir de forma más sostenible y plena, reduciendo el desempleo y permitiendo una mayor conciliación», dice la exposición de motivos de la ley, que fue registrada en febrero de este año, cuando había una grieta en el seno del Gobierno sobre la tramitación de la norma.

Si el proyecto original no pudo superar el debate de totalidad y fue devuelto a la mesa del Consejo de Ministros, no hay más opciones de que la propuesta del BNG vaya a superar este Rubicón, más allá de recibir los cuatro votos de Podemos, que en su momento exigió ir más allá del acuerdo firmado por PSOE y Sumar y después rubricado con los sindicatos.

Tampoco en el Gobierno tienen claro cuándo van a recuperar este debate y mandar de nuevo la reducción de jornada al Congreso. La propia Díaz evitó dar plazos durante un desayuno informativo que protagonizó la pasada semana, más allá de asegurar que «va a salir» la norma y avanzar en el registro horario, la pata que puede recuperar a través de un Real Decreto que no necesita recibir la aprobación del Congreso.

Feijóo retoma su jornada flexible

Después de que el diputado Néstor Rego defienda su propuesta en el Pleno, llegará el turno del PP, quien presentará su modelo propio de «jornada flexible».

El debate llega más de un año después de una polémica que envolvió al partido de Alberto Núñez Feijóo cuando quiso entrar en el debate abierto por Díaz y dibujó una propuesta que iba mucho más allá de lo que proponía la propia vicepresidenta. Al final, el PP registró una Ley de Conciliación y Corresponsabilidad Familiar, donde la medida estrella era la creación de «bancos de horas» el cual permitiría a los trabajadores «acumular horas de trabajo adicionales, horas extra o tiempo no utilizado de permisos remunerados», que podría emplearse en días adicionales de vacaciones, de libranza o para «reducir su jornada laboral en determinados momentos sin reducir proporcionalmente sus retribuciones».

La «flexibilidad» por la que abogan los populares incluye que los trabajadores puedan «ajustar la jornada laboral diaria o semanal», distribuyéndola a lo largo del día o la semana, eligiendo el horario de entrada y salida «dentro de unos márgenes acordados» y recoge la posibilidad del teletrabajo en los puestos donde sea posible.

Esta es la puerta abierta por Feijóo para dar paso a la semana laboral de cuatro días, con una concentración del tiempo de trabajo en esas jornadas, aunque siempre mediante acuerdo entre empresa y trabajadores y «sin que esto implique una disminución de las horas de trabajo ni del salario».

El PP tentó a los empresarios con ventajas económicas, entre las que se incluyen un mejor acceso a la contratación pública o una tanda de medidas fiscales, para aquellas empresas, pymes y autónomos que implementen esas medidas de conciliación.

La propia iniciativa, que se registró hace un año, enfadó en el mundo patronal ya que llegaba en un momento de tensión entre los empresarios y Díaz, a pocas semanas de cerrar la negociación del recorte de jornada. Tampoco gustó en algunos de los sectores más liberales del PP, como el liderado por el PP madrileño que preside Isabel Díaz Ayuso, que reclamó dejar este asunto en la negociación colectiva.

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Álvaro Celorio

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