Esta conocida marca británica de moda, al borde del colapso: busca financiación para esquivar la quiebra

La histórica marca británica afronta cierres, recortes y presiones para esquivar la insolvencia en un entorno cada vez más adverso

Una tienda de River Island

Una tienda de River Island. Foto: River Island

River Island, una de las firmas más reconocidas del panorama de la moda británica, se encuentra en una situación límite. Con más de ocho décadas de historia a sus espaldas, la compañía ha lanzado un desesperado intento de reestructuración para evitar la quiebra, después de encadenar fuertes pérdidas, una caída de ingresos y crecientes dificultades financieras.

La empresa necesita con urgencia una inyección mínima de diez millones de libras (unos 11,46 millones de euros) antes de mediados de septiembre, según fuentes cercanas a la situación. Sin ese respaldo, River Island ha advertido que podría quedarse sin liquidez ya a finales de agosto, lo que implicaría la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones financieras más inmediatas.

Un plan de emergencia con cierres y renegociación de alquileres

La dirección de River Island ha presentado un plan de reestructuración que incluye el cierre de 33 tiendas en Reino Unido y una renegociación de los alquileres en muchos de sus locales comerciales. Este ajuste es clave para reducir su estructura de costes y adaptarse a un entorno de consumo cada vez más desafiante.

El éxito de este plan depende en gran medida del visto bueno de los acreedores y propietarios de los inmuebles. Si no se logra un acuerdo para reducir los pagos por arrendamientos, la compañía advierte que no podrá mantener su operativa, comprometiendo así el futuro de cientos de empleos y de la propia enseña.

La necesidad total de financiación podría alcanzar hasta 50 millones de libras (unos 57,3 millones de euros) antes de que acabe el año, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación. Aunque ya ha conseguido parte de ese dinero, el déficit sigue siendo significativo.

Un negocio golpeado por el cambio del consumo y el encarecimiento de costes

El desplome de las ventas y el aumento del coste de operar han sido los dos grandes enemigos de River Island en los últimos años. La empresa, como otras en el sector de la moda minorista, ha visto cómo los consumidores británicos han recortado el gasto en ropa y complementos, priorizando artículos básicos como la alimentación ante el avance del coste de la vida.

En paralelo, los gastos fijos de la compañía se han disparado, incluyendo alquileres, energía, transporte y logística. Según la propia empresa, la presión inflacionaria ha incrementado los costes de operar hasta niveles difíciles de sostener, afectando tanto a la rentabilidad como al flujo de caja.

Las cifras hablan por sí solas: en 2023, River Island acumuló unas pérdidas de 33,2 millones de libras (casi 38 millones de euros). Ese resultado contrasta con el leve beneficio que había conseguido apenas un año antes, cuando ganó 2 millones de libras. Además, las ventas cayeron más del 19% en 2023, hasta los 578,1 millones de libras (unos 662,9 millones de euros).

Apoyo limitado y deudas abultadas

A pesar de la difícil situación, la compañía ha conseguido cierto respaldo financiero de sus accionistas históricos. El vehículo inversor de la familia Lewis, fundadora del negocio y que aún controla la mayoría del capital, aportó recientemente 40 millones de libras (45,86 millones de euros) para intentar contener la crisis.

Sin embargo, ese apoyo no es suficiente ante la magnitud del endeudamiento que arrastra la compañía. Blue Coast Capital, su mayor acreedor, mantiene créditos por valor de 270 millones de libras (unos 309,5 millones de euros). Aunque ha aceptado una moratoria en el pago de intereses y ha pospuesto el vencimiento de los préstamos del año 2027 a 2028, la presión financiera sobre River Island sigue siendo considerable.

Un legado en juego: de Chelsea Girl a icono de la moda urbana

La posible desaparición de River Island supondría un golpe simbólico para el comercio minorista británico, ya que se trata de una de las marcas más veteranas del sector. Fundada originalmente como Chelsea Girl en la década de 1940, la empresa se reinventó con el nombre actual en los años noventa y logró convertirse en un referente de la moda joven, accesible y urbana en el Reino Unido y otros mercados europeos.

Con más de 200 tiendas físicas y una presencia online consolidada, River Island fue durante años una de las firmas favoritas entre los adolescentes y jóvenes adultos, gracias a su combinación de diseño moderno y precios competitivos. Sin embargo, el auge del comercio electrónico, los cambios en los hábitos de consumo y la competencia feroz de nuevas marcas y plataformas digitales han erosionado su posición.

Un futuro incierto

El futuro de River Island dependerá de la rapidez con la que consiga fondos adicionales y del apoyo que reciba de sus acreedores. En caso de que el plan de ajuste no prospere, la compañía podría verse abocada a un procedimiento concursal en cuestión de semanas.

Las próximas semanas serán decisivas para una marca que ha vestido a generaciones de británicos y que ahora lucha por no desaparecer en medio de un sector en plena transformación. Si logra superar este bache, lo hará con una red de tiendas más pequeña, costes más ajustados y un modelo de negocio adaptado a la nueva realidad del retail. Pero si no encuentra el oxígeno financiero que necesita, podría sumarse a la larga lista de cadenas históricas que han sucumbido al nuevo orden del consumo global.

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Alba Carbajal

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