Metal Group, al borde del colapso: suspende pagos y entra en concurso de acreedores
Metal Group busca sobrevivir a una crisis financiera mientras sus empleados y el sector industrial enfrentan incertidumbre sobre su futuro
La empresa Metal Group. Foto: Metal Group
El sector industrial vasco enfrenta un nuevo golpe con la declaración de insolvencia de Metal Group, uno de los conglomerados más importantes en la fundición y mecanizado de piezas. Según ha informado Crónica Vasca, el Juzgado Mercantil número 1 de Bilbao ha dictaminado la apertura de concurso de acreedores para la matriz Smelting Performers Group y sus filiales, un proceso que marca un punto crítico para la empresa y su plantilla.
La decisión judicial afecta a un total de seis sociedades que integran Metal Group: Metal Smelting, Metal Performers, Negocios Armil, Arritibar Ondo, Patrimonial Padura y Arenacasting. Todas ellas están bajo el paraguas del administrador concursal PKF Attest, que supervisará la gestión y disposición de los bienes, aunque las compañías mantienen ciertas facultades para continuar operando durante el proceso.
La situación financiera del grupo es crítica, con unas deudas acumuladas que rondan los 50 millones de euros, un importe que refleja la magnitud de la crisis que atraviesa el sector industrial vasco y que pone en riesgo la continuidad de una empresa clave.
Metal Group: un gigante con historia y peso en Euskadi
Fundado y propiedad en su totalidad de Antonio Román Molina, Metal Group tiene su sede principal en la calle Astola, en Abadiño, Vizcaya. La empresa opera seis plantas industriales repartidas por la región, con una capacidad productiva conjunta superior a las 50.000 toneladas anuales.
Con una plantilla de 315 trabajadores, el grupo facturó aproximadamente 80 millones de euros en el último ejercicio, destacando sus dos principales sociedades: Metal Smelting, con una planta en Iurreta y una facturación cercana a los 50 millones, y Metal Performers, ubicada en Abadiño, con ingresos de alrededor de 12 millones.
Estos datos reflejan la relevancia que Metal Group tiene en el tejido industrial vasco, especialmente en sectores estratégicos como el ferroviario, automoción, energía eólica, agricultura, maquinaria industrial y obra civil, a los cuales provee piezas clave para su producción.
La entrada en concurso de acreedores abre un escenario lleno de incertidumbre para los 315 empleados de Metal Group, quienes ven peligrar sus puestos de trabajo y la estabilidad laboral. Aunque las sociedades mantendrán cierta autonomía, la supervisión del administrador concursal implica que cualquier decisión será muy controlada, y el objetivo será alcanzar un acuerdo con los acreedores para intentar salvar la compañía o maximizar el valor de sus activos.
Este caso evidencia la delicada situación por la que atraviesa parte del sector industrial en Euskadi, afectado por la competencia internacional, los costes energéticos crecientes y las dificultades para mantener márgenes en un mercado cada vez más exigente.
Posibles escenarios y futuros retos
Aunque el concurso es una medida que busca proteger a Metal Group frente a sus acreedores, también supone una lucha contrarreloj para evitar la liquidación. La empresa debe presentar un plan de viabilidad o, en su defecto, una propuesta de acuerdo que permita la reestructuración de la deuda y la continuidad del negocio.
En este contexto, la capacidad de negociación con los acreedores y la búsqueda de nuevos inversores serán claves para definir el futuro de un grupo con décadas de historia en Euskadi.
Además, la crisis en Metal Group pone en el foco la importancia de apoyar a la industria local, especialmente en sectores tan esenciales para la economía como el manufacturero y el de componentes para la automoción y la energía renovable.
El concurso de acreedores de Metal Group, con una deuda cercana a los 50 millones de euros y una plantilla que supera los 300 empleados, representa uno de los momentos más difíciles para el sector industrial vasco en los últimos años. La empresa, que mantiene una posición relevante en múltiples sectores, debe ahora afrontar un proceso judicial que determinará si logra salir adelante o si, por el contrario, se convierte en una nueva víctima de la crisis económica y las dificultades del mercado.
Como apunta Crónica Vasca, esta situación pone en evidencia la necesidad de una mayor atención a las empresas industriales estratégicas para evitar que su colapso afecte a todo el ecosistema productivo y social de Euskadi. Ahora, el futuro de Metal Group está en manos de la justicia, los acreedores y, fundamentalmente, de su capacidad para reinventarse y superar este desafío.