Triste final para este fabricante de baterías de sodio: quiebra un año después de anunciar un proyecto de 1.200.000.000 €
Las baterías producidas por la firma estadounidense se destinaban a la carga rápida de vehículos eléctricos, pero también la industria, los centros de datos y la defensa

Natron Energy prometía revolucionar el sector de las baterías. Con la introducción de una técnica conocida como la química de electródos azul de prusia aseguraba que sus baterías ofrecían una solución más «segura, potente y sostenible» que los dispositivos tradicionales de litio. Sin embargo, la complicada situación financiera de la compañía estadounidense la ha abocado a entrar en quiebra.
La compañía contaba con una fábrica en Michigan y había anunciado una inversión de 1.200 millones de euros para abrir una gigafactoría en Edgecombe
Los procesos de producción de la compañía, con sede en la ciudad de Santa Clara (California), se llevaban a cabo en la factoría que inauguró el año pasado en la localidad de Holland, en Michigan. De hecho, el fabricante estadounidense había dado a conocer su intención de invertir 1.200 millones de euros para abrir una gigafactoría en Edgecombe (Carolina del Norte).
Una innovadora técnica
Lo que diferenciaba las baterías producidas por Natron Energy de otros dispositivos del mercado era el uso de la familia de electródos ‘azul de prusia’. De la misma forma que las baterías tradicionales de iones de litio y plomo-ácido, las celdas cuentan con un electrodo positivo (cátodo), un electrodo negativo (ánodo), un separador poroso y un electrolito pastoso no acuoso que permitía el intercambio de cargas (iones).
Al estar dispuestos en grandes jaulas cúbicas con espacios vacíos (poros), los átomos de las partículas azul de prusia pueden absorber y liberar de forma más rápida los iones. «Es la principal ventaja de la tecnología de baterías de iones de sodio de Natron y la distingue de otros materiales de almacenamiento convencionales presentes en celdas de iones de litio y plomo-ácido», aseguraba la compañía.
El mecanismo de «deformación cero» que lograban las baterías al no requerir contraerse al cargar y descargar iones de sodio aportaba mayor estabilidad química y una menor degradación de partículas que limita la vida útil de otras baterías. A diferencia de otras baterías que requieren minerales como el níquel, la empresa había asegurado que no estaba sometida a los desafíos de la cadena de suministro, puesto que sus dispositivos se fabrican con una mezcla de hierro y manganeso.
Entre los distintos sectores en los que se utilizaban las baterías fabricadas por Natron Energy figura la carga rápida de vehículos eléctricos, pero también la industria, los centros de datos y la defensa.
Cuáles son sus baterías
Una de las baterías que comercializa es la Blue Pack, diseñada para aplicaciones de energía crítica de 48 V a 480 V. Con el doble de potencia que las baterías de litio, cuenta con unos elementos químicos no inflamables, permite la recarga completa en menos de quince minutos y dispone de más de 50.000 ciclos de descarga profunda.
La compañía también ofrecía el modelo Blue Pack 250, con las mismas características, pero equipada con una plataforma de energía escalable de 25 kW. y un ciclo rápido.
Por su parte, Blue Tray 4000 consiste en un paquete de baterías montado en bastidor que ofrece una larga vida útil para aplicaciones de energía crítica, de manera que la recarga completa se puede llevar a cabo en tan solo 30 segundos y la vida útil supera los 50.000 ciclos.
Quiebra de Natron Energy
La compañía comunicó el pasado verano a las autoridades de Michigan el cierre permanente de sus instalaciones, que comportó el despido de un centenar de trabajadores. La quiebra llega después de que la firma hubiera anunciado su intención de construir una gigafactoría con una capacidad de 24 GWh al año, si bien tan solo unos meses después de vio obligada a pausar el proyecto por problemas financieros.
Los problemas financieros de la firma le llevan a entrar en quiebra
Entre los motivos que habrían llevado a la firma a atravesar la complicada situación se encuentra la dificultad de competir en coste y en escala con el consolidado sector que representan las compañías asiáticas.