EE UU pone fecha y mete tijera al contrato por el que suspira Navantia

La Armada de Estados Unidos recorta de doce a ocho el número de fragatas del macrocontrato por el que puja Navantia y que adjudicará en julio

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La Armada de los Estados Unidos consuma el tijeretazo al mayor contrato por el que puja Navantia en estos momentos. La Navy americana ha solicitado a la Cámara de los Representantes que presupueste 19.900 millones de dólares (unos 18.300 millones de euros) para su encargo de fragatas con las que modernizar su flota. Se trata de un recorte de casi 4.000 millones de dólares respecto a lo inicialmente previsto después de que el Pentágono haya decidido reducir otra vez el número de buques encargados: de los veinte que se contemplaban en un inicio, la cifra se redujo hasta los doce y, ahora, hasta las ocho unidades

La empresa pública que preside Susana de Sarriá pugna con las americanas Huntington Ingalls y Austal USA, así como con la italiana Fincantieri para hacerse con este contrato cuyo vencedor no se conocerá hasta el próximo mes de julio.

La hoja de ruta

Navantia se ha aliado con la local Bath Iron Works, propiedad del grupo General Dynamics, para pujar por este macrocontrato que lleva aparejada carga de trabajo para casi una década al astillero que finalmente se lo adjudique.

Y es que en el calendario marcado por el Pentágono se contempla un plazo de hasta seis años solo para construir la primera de las ocho fragatas. La mayor parte de este periodo irá dedicada a la parte de diseño, dejando dos años para la fase de construcción. Con la segunda fragata, que en un principio erá encargada en abril de 2021 los plazos se aprietan hasta los cinco años y medio, de forma que el primer buque será entregado en julio de 2026 y el segundo, apenas tres meses después: en octubre. 

El ‘espejo’ de las F-100

Navantia se aferra a este contrato para obtener una nueva vía de ingresos con la que reducir unos números rojos que en 2018 (último dato disponible) ascendieron a 225 millones de euros. Y es que, pese a que los fragatas se construirían en los astilleros que Bath Iron Works tiene en Maine, sobre el equipo de Navantia recaería todo el peso en las tareas de diseño. 

Para ello la compañía basará su diseño en los destructores AWD entregados a Australia, que, a su vez, están inspirados en las fragatas F-100 como la Méndez Núñez, construida en Ferrol y que el pasado mes de mayo se vio envuelta en un conflicto diplomático. Y es que el Gobierno central decidió retirar la fragata del grupo de combate liderado por el portaaviones americano USS Abraham Lincoln cuando se este se dirigía hasta aguas del Golfo Pérsico en un momento marcado por la escalada de tensión de Donald Trump con el régimen iraní.

Navantia-Ferrol vuelve a la calle

El contrato para la construcción de estas ocho fragatas se firmará apenas cinco meses antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que Donald Trump medirá sus fuerzas con el candidato demócrata que se logre imponer en las primarias. 

Mientras la administración americana cuece este encargo, los operarios de Navantia en Ferrol y los empleados de sus empresas auxiliares vuelven a la calle. Los sindicatos han convocado movilizaciones para los próximos jueves (empezando por el del próximo día 20 de febrero) para exigir al Gobierno que firme el contrato puente de un buque AOR (como los realizados para Australia) que permita insuflar carga de trabajo en el astillero ferrolano.

Y es que, una vez finalizada la segunda embarcación logística para Australia (fue botada el verano pasado y será entregada en los próximos meses), el astillero no cuenta con más encargos hasta 2022, cuando está previsto que se inicie la construcción de la primera de las cinco fragatas F-110 encargadas por el Ministerio de Defensa

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