El Supremo tumba el recurso de Villar Mir y Ferroatlántica, que pedían 10 millones por la salida a bolsa de Bankia

El alto tribunal considera que los demandantes obraron con “falta de diligencia” puesto que compartían con Bankia un consejero que podría haberles informado sobre la verdadera situación de la entidad

Juan Miguel Villar Mir. EFE

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El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso del Grupo Villar Mir, Fertiberia y Ferroatlántica con el que pretendían recuperar los 9,8 millones de euros invertidos en la compra de acciones de la salida a bolsa de Bankia en 2011. En la sentencia, fechada el pasado 25 de mayo, la sala de lo civil les atribuye una “falta de diligencia” puesto que los demandantes tenían un consejero común con la entidad bancaria, Javier López Madrid, por lo que podrían haber tenido acceso a información adicional sobre la verdadera situación de la entidad. 

En su demanda, presentada en 2016, reclamaban la nulidad de las órdenes de suscripción y que se condenase a Bankia a restituirles la diferencia entre la cantidad pagada por la suscripción de las acciones y la obtenida en su posterior venta, que calcularon en un total de 9,8 millones de euros (3,4 millones respectivamente para Fertiberia y Ferroatlántica, y 2,9 millones al Grupo Villar Mir). 

Información complementaria

Como argumento, las empresas alegaban que no era exigible una labor de investigación o comprobación por parte de los inversores. Sin embargo, el alto tribunal señala que tanto el juzgado de primera instancia como la Audiencia de Madrid consideraron que “la falsedad y las inexactitudes de la contabilidad de Bankia no viciaron el consentimiento de los demandantes”.

“Lo relevante no sólo es que hubieran concurrido a la OPS de Bankia como inversores cualificados, sino la propia vinculación con Bankia, que les habría permitido, de haber observado la diligencia exigible, tener información complementaria sobre la verdadera situación patrimonial y financiera de la emisora de las acciones. En efecto, cuando se hizo la inversión, en julio de 2011, las demandantes y Bankia tenían un consejero común”, recuerda la Sala.

A través de este consejero común, las demandantes pudieron tener acceso a información adicional, por lo que de haber empleado el nivel de diligencia que les es exigible como inversores profesionales, por su particular situación, podían haber tenido acceso a una información adicional a la del folleto.

Asimismo, los magistrados recuerdan que los análisis que llevaron a las demandantes a decidir invertir en acciones de Bankia se realizaron «antes de que se publicara el folleto», por lo que no puede aceptarse la tesis de que la falsa situación patrimonial y financiera plasmada en el folleto fuese determinante en la adopción de la decisión de invertir.

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