La expresidenta de Navantia cobró casi medio millón de euros por dos años en el cargo

Los continuos relevos en la cúpula de los astilleros públicos elevan la partida destinada a la presidencia por encima de los 200.000 euros al año desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa

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Los cambios en la cúpula de Navantia desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa no solo irritan a los sindicatos, también elevan la factura de la remuneración a sus múltiples presidentes, pues, además del salario, el Gobierno está pagando año tras año finiquitos. La única excepción ha sido el 2019, que completó enteramente Susana de Sarriá, un antiguo cargo de la junta andaluza que llegó a los astilleros públicos para relevar al mugardés Esteban García Vilasánchez.

De Sarriá percibió por sus poco más de dos años en el cargo casi medio millón de euros. Es el resultado de sumar los 64.801 euros que recibió por cinco meses de trabajo en 2018; los 181.292 del año completo de 2019; y los 168.630 hasta su cese a finales de septiembre de este año. En total suman 414.723 euros, pero sin contabilizar el finiquito que ingresó la expresidenta por la liquidación del contrato, según ha hecho público esta semana Navantia.

Su relevo, que ya no está en el cargo, fue Belén Gualda, que de octubre a diciembre percibió 40.056 euros. Dicho de otra manera, el Gobierno destinó más de 210.000 euros a pagar la presidencia de Navantia el año pasado, una cifra que, presumiblemente, se repetirá en este 2021, pues Gualda también fue relevada por un nuevo presidente, el que era su jefe de gabinete Ricardo Domínguez, quien se convirtió en el tercer cargo procedente de la Junta de Andalucía en ocupar el puesto desde que Sánchez está en el Gobierno.

Ricardo Domínguez, Belén Gualda y Susana de Sarriá, presidente y expresidentas de Navantia. Fotos: EFE
Ricardo Domínguez, Belén Gualda y Susana de Sarriá, presidente y expresidentas de Navantia. Fotos: EFE

Cuatro presidentes en cuatro años

En los últimos cuatro años por Navantia han pasado cuatro presidentes. Solo hasta 2020, el último ejercicio cerrado, el Gobierno destinó más de 600.000 euros a pagarles las nóminas y finiquitos. Tras la moción de censura que descabalgó a Mariano Rajoy, el nuevo Ejecutivo relevó a Esteban García Vilasánchez, pagándole 130.400 euros por los seis meses de trabajo al frente de los astilleros públicos y el finiquito de su contrato.

Al ingeniero gallego le sucedieron Susana de Sarriá, la más longeva; Belén Gualda, que estuvo poco más de seis meses; y, finalmente, Ricardo Domínguez, presidente desde abril. Esta secuencia contrasta con los casi cinco años que estuvo al frente José Manuel Revuelta, el presidente que lidió con la crisis económica y la sequía de contratos en Navantia.

Los trabajadores se hartan

 “Cuatro presidentes/as en Navantia, cuatro directores en Ferrol y cuatro cambios organizativos en el área local, y todos ellos en cuatro años”, se quejaba en un comunicado CCOO hace solo unas semanas, cuando también la dirección del astillero gallego sufrió profundos cambios con el nombramiento de nuevos responsables de las áreas de Producción y de Diversificación.

Al primero de los puestos llegó Raúl Rico, que hasta entonces era el responsable de Diversificación. En su cargo, el comité de dirección de Navantia situó a Manuel Bermúdez de Castro, quien hasta entonces era el jefe de programa de los buques de aprovisionamiento para Australia. También hubo nuevos nombramientos en la dirección del programa de las F-110, que tiene al frente a José Antonio Cabanas, y en los programas de eólica marina. El vuelco en la cúpula se produjo un mes y medio después de haber nombrado a Eduardo Barro como máximo responsable de los astilleros de la Ría de Ferrol.

CCOO lamentó la inestabilidad en el centro de construcción naval y aseguró que “nunca antes los tres pilares del astillero (sala técnica, ingeniería de producción y la oficina de producción) habían sido dirigidos por cargos tan poco familiarizados con nuestros procesos y nuestros buques. Parece que es negativo haber trabajado en programas militares como las F-100, las F-310 o mismo los LHDs español o australianos

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