La otra cara de Endesa: los ecologistas celebran su cierre

Greenpeace, ADEGA y Amigos da Terra consideran el cese como una victoria para el medio ambiente, mientras que Arco Iris advierte que “no existe una reserva de energías alternativas que pueda compensar este bajón”

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Varias organizaciones ecologistas han celebrado el reciente cierre de la central térmica de Endesa situada en As Pontes. Desde la plataforma Galiza, un futuro sin carbón, que califica la central como “la mayor fábrica de cambio climático”, consideran que el cierre supone un “enorme éxito” en la lucha contra la emergencia ambiental. 

Endesa decidió este martes cerrar la central tras reconocer la inviabilidad del uso de combustibles de biomasa y lodos utilizados, aportando además razones económicas, técnicas y medioambientales.  

Galiza, un futuro sin carbón, celebra la clausura de “el mayor foco gallego de emisiones de gases de efecto invernadero y de los principales de Europa”, ya que suponía “un 25% del total de las emisiones territoriales gallegas en 2019”, según datos aportados por la organización basados en estadísticas de la Comisión Europea.  

El júbilo es compartido por otras organizaciones ecologistas como Amigos da Terra y Greenpeace, que así lo han manifestado por redes sociales, calificando estos últimos el cierre como “una excelente noticia para el medio ambiente”.  

La secretaria ejecutiva de la Asociación Para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA), Belén Rodríguez, comenta en declaraciones para este medio que aunque el gobierno autonómico aseguró que el cierre de la planta provocaría un déficit energético, lo cierto es que “hay excedentes con las energías renovables de las que disponemos”.  

Así, considera que la noticia “no se puede ver de otra manera que no sea un paso adelante hacia la descarbonización” y que Endesa tiene una “deuda impagable” por los 40 años de actividad calificada como contaminante por los colectivos ecologistas. 

La celebración no es unánime

No obstante, la alegría por el cierre no es plena y unánime en todas las organizaciones. Francisco Lueiro, presidente de la asociación ecologista Arco Iris, reflejó su preocupación en una conversación con Economía Digital. “El cierre se va a notar en la factura de la luz, y más ahora en invierno. Ahora la Xunta tendrá que explicar cómo se va a compensar esto y de dónde van a traer la energía que se ha dejado de producir, porque si proviene de Marruecos como hasta ahora es muy contaminante”, explica. 

Aunque en la asociación se muestran a favor de todo proceso que implique la descarbonización y celebran el cierre desde un punto de vista estrictamente ambiental, el presidente de Arco Iris considera que “no existe una reserva de energías alternativas que pueda compensar este bajón”, ya que España tardará años en poder cubrir la demanda con energías totalmente renovables.  

“Tampoco sabemos cuánto le va a tocar a Galicia en el tema de los fondos de descarbonización, porque ya hemos cerrado dos térmicas importantísimas. Todo el mundo celebra estas medidas de escaparate, pero hay que dar explicaciones de cómo se ha hecho, porque sobre el papel todo está muy bien”, sentencia Lueiro. 

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