Las otras Alcoas: apagón en el aluminio europeo por el precio de la luz

Además de en A Mariña, fundiciones de Francia, Eslovaquia, Montenegro o Rumanía proyectan reducciones de la producción debido a los precios eléctricos que afrontan estos hiperconsumidores

Trabajadores de Alcoa en la planta lucense de San Cibrao / EP

Trabajadores de Alcoa en la planta lucense de San Cibrao / EP

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Galicia acaba el año de la crisis industrial con su última planta de aluminio primario a un paso del apagón. El acuerdo entre Alcoa y el comité de empresa de A Mariña propiciará que los americanos paren durante dos años las cubas de electrólisis de la factoría de San Cibrao. Los de Pittsburgh se han comprometido a rearrancarla en 2024. Para entonces, esperan que la factura eléctrica se haya reducido. Al margen de las ayudas públicas que pueda obtener –y a las que esta semana abrió la puerta la ministra de Industria, Reyes Maroto–, la compañía ha comenzado a suscribir preacuerdos de suministro a medio y largo plazo (los conocidos como PPAs) con empresas renovables, como Greenalia o Capital Energy.

La última crisis de Alcoa en A Mariña arrancó en mayo de 2020 cuando, con el precio del aluminio a la baja, la multinacional planteó acometer un ERE para más de medio millar de empleados en San Cibrao. El argumento de los americanos siempre fue el mismo: la planta no es competitiva debido a los ingentes costes de su factura eléctrica. Con el paso de los meses, cuando la reactivación económica y los cambios regulatorios en China impulsaron el crecimiento del precio del metal, que llegó a alcanzar máximos de más de trece años, los de Roy Harvey seguían insistiendo en lo mismo. Aún con el boom del aluminio, el coste energético hacía “inviable” el histórico activo de A Mariña. Esta misma semana pusieron cifras. Aseguran que la planta, sostenida a través de la sociedad Aluminio Español, cerrará 2021 con unas pérdidas de 65 millones de dólares. Con la parada de la producción, en 2022 prevé seguir en números rojos. “Entre 20 y 25 millones”, indicó en una comunicación a los mercados.

Aunque la crisis de Alcoa en España tiene muchas más derivadas, lo cierto es que su situación no es única. Este final de año, varias fundiciones de aluminio de toda Europa han anunciado, en la misma línea, reducciones de producción debido al alza de los precios eléctricos. Se trata, al fin y al cabo, de consumidores hiperelectrointensivos.

Kap en Montenegro

A principios de mes saltó la noticia. La mayor planta de aluminio de Montenegro, KAP, operada por la empresa Uniprom, anunció una parada de la producción debido al alto coste de la energía, un movimiento que pone en jaque a más de 500 trabajadores.

El pasado jueves, distintos medios locales anunciaron que el propietario de la planta de aluminio de Podgorica procedería a su cierre al finalizar la jornada. Uniprom habría comenzado las labores de parada el pasado día 15 debido a un aumento de los precios de la energía en el país que se hará efectivo a principios de enero. Según esos mismos medios, Uniprom habría llegado a ofrecer ceder el control de KAP al productor de energía estatal EPCG durante todo el 2022 sin ningún cargo. Una oferta que no salió adelante.

Reducción en Francia

En Navidad, quien dio el paso fue la planta de aluminio de Dunkerque, en Francia, la más grande de Europa. Curiosamente, esta factoría está operada por GFG Alliance, el conglomerado británico del magnate Sanjeev Gupta que, durante meses, fue el gran pretendiente de la planta de aluminio de San Cibrao. Llegó a presentar una oferta no vinculante por la misma, si bien en el camino se cruzó la quiebra de su principal financiador, Greensill, algo que sembró las dudas sobre su solvencia para asumir la factoría lucense. GFG adquirió hace unos años esta fábrica, mayor aún que la de A Mariña, al gigante aluminero Rio Tinto.

En este caso, aunque se ha acometido una reducción de la producción, esta es menor. Así lo recogía hace unos días Le Figaro, que indicaba que la fundición habría reducido “ligeramente” la producción, en torno a un 3,7%, debido al aumento de los precios de la electricidad.

La factoría ronda los 590 empleados y una capacidad de 284.000 toneladas de aluminio al año (la de San Cibrao es de unas 230.000 toneladas). Según uno de los directivos de la planta, aunque la mayoría de los contratos de electricidad son a largo plazo y no sufren variaciones de precios, existe una parte de la electricidad que se compra al contado y que, ahora, se vería impactada por el alza.

Esta reducción se acomete en Francia, país que, según los datos de la patronal española de la industria electrointensiva, AEGE, tiene un precio eléctrico menor al del mercado español. En su último barómetro semanal estima que, “considerando las medidas aprobadas en el Estatuto del Consumidor Electrointensivo”, la gran industria cerrará el año en España con un precio de 120,42 euros/MWh, más del doble que el precio francés, que es de 50,35 euros/MWh, y 36 euros/MWh por encima del alemán, que es de 83,86 euros/MWh.

El gigante Norsk Hydro en Eslovaquia

Los anuncios de cierres y reducciones en la producción de aluminio encierran otra derivada, el aumento de los precios. Así lo apuntaba Reuters este jueves, indicando que en el último aumento de su cotización en la Bolsa de Metales de Londres estaba relacionado con el anuncio de parada de San Cibrao y con la reducción de otra planta más, en este caso en Eslovaquia, y cuyo socio mayoritario es el gigante Norsk Hydro. Los noruegos habrían anunciado una reducción de producción de entorno a un 60% de la capacidad de la planta “en respuesta a los altos costos de la electricidad”.

En Noruega, Hydro no habría anunciado por el momento ningún recorte. Aseguran fuentes del grupo que se protege de la volatilidad de los precios con contratos de suministro a largo plazo como los que ahora busca Alcoa y gracias a su propia capacidad hidroeléctrica.

También hay intranquilidad en Rumanía. El mayor consumidor de electricidad del país, el fabricante de aluminio Alro indicó este jueves que, de momento, no ha tomado una decisión sobre la reducción de la producción, aunque sí ha advertido sobre “la situación excepcional de los mercados de energía y gas”. La compañía envió una nota a los inversores después de que los sindicatos alertasen sobre una inminente suspensión de actividad.

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