Vuelve la guerra entre industria y sindicatos agrarios por el precio de la leche

El Sindicato Labrego Galego cuelga pancartas contra la bajada de precios en la renovación de contratos en las fábricas de Lactalis y Río; la dueña de Larsa denuncia a Unións Agrarias, que la acusó de bajar irregularmente los pagos a los ganaderos y la vinculó con un nuevo cártel lácteo

Pancarta colocada por el Sindicato Labrego Galego en la planta de Lactalis / SLG

Pancarta colocada por el Sindicato Labrego Galego en la planta de Lactalis / SLG

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Tras un año de récord en el precio de la leche, tanto en los lineales del supermercado como en los pagos en origen a las granjas, la industria está cerrando contratos a la baja con las explotaciones. Lactalis Puleva, el principal operador del sector en Galicia y España, dio algunas explicaciones sobre cuáles pueden ser los motivos durante su enfrentamiento con la cooperativa andaluza Alba, que acusó a la multinacional francesa de imponer unos precios abusivos que imposibilitaban la rentabilidad de las explotaciones. «En el contexto actual de reducción de consumo de los productos lácteos en España, con algunas categorías experimentando bajadas de precios en los puntos de venta como los yogures y los quesos, las propuestas de Lactalis buscan ajustar de forma gradual el precio de la leche en origen al contexto y al mercado español y europeo«, señalaba entonces la compañía.

No es una particularidad del grupo de la familia Besnier, sino una tónica general en los contratos que estarán vigentes hasta el otoño. Y no ha sentado nada bien en las organizaciones agrarias, que han avanzado que presentarán denuncias ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia por una posible concertación de precios, y ante la AICA, el organismo que vigila los incumplimientos en la Ley de la Cadena Alimentaria.

Los números de Unións Agrarias

Unións Agrarias calculó que, con los nuevos contratos, las explotaciones dejarán de percibir casi 200 millones, con un precio medio en torno a los 0,48 euros por litro, 11 céntimos menos que a comienzos de año. En aquel momento estaban vigentes los acuerdos del otoño de 2022, que marcaron los precios más altos jamás pagados en el campo gallego.

La organización sostiene que esta pérdida de ingresos dejará contra las cuerdas a un gran número de granjas y que la mayoría no cubrirá los costes de producción. «Las sucesivas rebajas impuestas de manera unilateral por las industrias se producen sin que exista ninguna razón de mercado que las avale y, lo que es peor, totalmente al margen de la evolución de los costes», dijo en un comunicado. Además, Unións Agrarias destacaba las coincidencias en los contratos entre las distintas empresas, motivo por el que decidió denunciar ante la AICA y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia un posible cártel. «En lo que llevamos de 2023 el PVP de la leche de marca blanca se mantuvo estable en 0,90 euros por litro, mientras que el precio percibido por los ganaderos alcanzó una media de 0,552 euros por litro, lo que supone una bajada del 6,2% respecto al precio registrado en enero (0,588 euros)».

Enfrentamiento con Capsa

La organización fue especialmente dura con Capsa, el grupo de Central Lechera Asturiana y Larsa, al que responsabilizó de liderar las bajadas de precio y de tener «una actitud especialmente sangrante por discriminatoria, ya que aplica tarifas diferentes a los ganaderos según su ubicación: hasta siete céntimos menos para un gallego que para un asturiano», aseguró Unións Agrarias. Según avanzó Campo Galego, la empresa presentó demandas ante los tribunales ordinarios de justicia y también ante Competencia por “declaraciones falsas” de Unións Agrarias en relación a las relaciones comerciales con las ganaderías.

Capsa es, junto a Lactalis y Lence, el grupo que más leche recoge en Galicia, pero las relaciones con la organización agraria están tensionadas. Hay que recordar que Unións Agrarias pidió el boicot contra Lactalis y Capsa en 2021 por, según decían, no trasladar a las granjas la subida de precios que aplicaba la distribución. El año pasado, la Ulega, una organización de productores impulsada por Unións Agrarias, también criticó que Capsa eludía la negociación con los ganaderos para imponer unilateralmente los precios.

Pancartas en las fábricas de Lactalis y Lence

En este tensionado clima, el Sindicato Labrego Galego ha lanzado una campaña de denuncia en la que pretende señalar a las industrias que, a criterio de la organización, son las responsables de la bajada del precio de la leche. Este sábado colgaron dos carteles de denuncia en las fábricas de Lactalis Puleva y de Leche Río en Lugo, compañías clave para las granjas por el elevado volumen de recogida. Según indica la entidad, las dos firmaron contratos a la baja, algo que está siendo común a toda la industria. «El precio medio de junio fue de 0,517 euros por litro en nuestro país, muy lejos de los 0,534 euros por litro que perciben las granjas del resto del Estado», aseguraron en un comunicado.

Lence, el primer grupo lácteo gallego y propietario de las marcas Río o Leyma, siempre ha sostenido que pagaba a sus ganaderos por encima de la media del sector, una práctica que lleva años ejercitando. Lactalis ha tenido periódicamente problemas de protestas de los ganaderos, si bien es un operador clave, ya que el año pasado alcanzó los 457 millones de litros recogidos en Galicia, más de la mitad de su suministro en España.

Economía Digital Galicia

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