El encargo de Iglesias a Yolanda Díaz: evitar la ruptura en el Gobierno y reconstruir Podemos

El ascenso de Yolanda Díaz a la Vicepresidencia y la salida de Pablo Iglesias del Gobierno tratan de frenar un eventual adelanto electoral

Pedro Sánchez ha abierto la puerta a que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asuma la vicepresidencia que deja Pablo Iglesias. EFE/Chema Moya

Pedro Sánchez ha abierto la puerta a que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asuma la vicepresidencia que deja Pablo Iglesias. EFE/Chema Moya

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“Será un honor seguir trabajando en este Gobierno y con Pedro Sánchez”. Así, mediante un tuit en redes sociales, sin comparecencia pública y sin mayores alardes, la ministra de Trabajo, la gallega Yolanda Díaz, recogía este lunes el guante lanzado por Pablo Iglesias unas horas antes. El líder de Unidas Podemos arrancó la semana con dos anuncios: uno sorpresivo y otro esperado. En primer lugar anunció su salida del Ejecutivo central para concurrir a las elecciones autonómicas de Madrid y tratar de hacer frente a una Isabel Díaz Ayuso aupada por las encuestas. Esa fue la noticia inesperada.

El segundo titular del líder de la formación morada era más previsible. Iglesias designó sucesora. No solo señaló directamente a Díaz como vicepresidenta: también apostó por la fenesa como candidata de Unidas Podemos a las próximas elecciones generales con el objetivo de ser “la primera mujer presidenta del Gobierno de España”. Aunque nunca se produjeron manifestaciones al respecto, desde que Díaz desembarcó en el Gobierno bipartito, su ascenso mediático hizo que una gran parte del espacio rupturista apostase por ella como relevo a un Iglesias en horas bajas. Su labor al frente de la cartera de Trabajo, arropada por un equipo con el que lleva años trabajando, elevó su popularidad hasta el punto de que, según el CIS, está mejor valorada entre el electorado de Podemos que el propio Iglesias.

En resumen, la designación de Díaz como sucesora de Iglesias ha sorprendido a pocos, no así la coyuntura escogida para iniciar un relevo “tranquilo” dentro de Unidas Podemos.

Alejar el adelanto electoral

Iglesias habría anunciado a su círculo de confianza hace unos días la decisión de concurrir a las autonómicas madrileñas y ceder el testigo a Yolanda Díaz, política a la que le une una fuerte amistad desde hace años. Dentro del partido, la decisión comenzó a trascender este domingo. Fuentes no oficiales de la formación indican que el movimiento de Iglesias se precipitó, en buena medida, para evitar una ruptura de los socios del Ejecutivo central, con relaciones cada vez más tensionadas en los últimos tiempos, y un posible adelanto electoral que podría impactar en los resultados de Unidas Podemos.

Iglesias se echa a un lado, abandona el Gobierno, y deja en su sitio a su política mejor valorada en las encuestas. Una ministra que, además, y a pesar de sus encontronazos con la también gallega Nadia Calviño, es bien vista por parte del ala del gobierno socialista. Este movimiento evitaría o, al menos, dificultaría a Sánchez defender un adelanto en el tiempo de las generales. De hecho, a lo largo de estos meses, y al contrario de lo que ha pasado con otros miembros del Ejecutivo bipartito, de forma pública, Díaz nunca ha disparados contra su socio de Gobierno.

Sánchez: “Cuenta con mi apoyo”

Este lunes, la ministra de Trabajo mantuvo su estrategia. No hubo comparecencia pública ni se refirió a la llamada a ser la candidata de Unidas Podemos en unas próximas elecciones generales. Apostó por las redes sociales. Alabó a Iglesias y templó gaitas con el PSOE. “Llegamos aquí para cambiar las cosas y para mejorar la vida de las personas. Pablo Iglesias siempre lo ha defendido. Lo demostró en el Gobierno y lo sigue haciendo ahora, con esta valiente y necesaria candidatura, que unirá, con fuerza e ilusión al Madrid que más queremos”, escribió la ministra. “En este último año he puesto todo mi esfuerzo en la protección del empleo y de las personas trabajadoras. A esta labor, siempre de la mano del diálogo social, se une ahora el reto de la Vicepresidencia”, dijo, mencionando el honor que supone para ella seguir trabajando con el Gobierno «y con Pedro Sánchez». Declaración de intenciones en unas pocas frases.

Lo cierto es que este lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia ante los medios tras un acto con su homólogo francés, Emmanuel Macron, dio a entender que no habrá problemas en el relevo de Iglesias y la asunción de una vicepresidencia por parte de Díaz. “Cuenta con todo mi apoyo”, dijo el dirigente socialista, que manifestó que la política gallega “está haciendo un trabajo estupendo”. El presidente se refirió al pacto de Gobierno para indicar que no pondrá problemas para facilitar el ascenso de la ministra, que mantendrá la cartera de Trabajo. “Hay una vicepresidencia segunda que corresponde a Unidas Podemos y soy una persona que cumple los acuerdos de coalición”, sentenció. “No va a haber ningún problema con eso, no habrá malentendidos, habrá continuidad”, dijo.

Los retos: de Calviño a las urnas

Pero el reto de Díaz no es sencillo. Aunque su perfil dentro del Gobierno es mucho más conciliador que el de Iglesias, algo que en este momento la catapulta a una de las Vicepresidencias, este lunes ya había voces que presuponían mayores choques con la vicepresidenta Calviño en temas que siempre las han separado, como la reforma laboral o el salario mínimo. Además, todo parece indicar que la coruñesa se mantendrá al frente de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos pese al ascenso de la abogada laboralista, que mantiene la cartera de Trabajo.

Por otro lado, Díaz está llamada a volver a recomponer una formación que ha ido perdiendo votos y confluencias en los últimos años, evidenciando de forma públicas sus luchas internas. Y lo debe hacer después de haber abandonado la militancia de Izquierda Unida en 2019 por discrepancias en las negociaciones fallidas que propiciaron la vuelta a las urnas.

A pesar de su ascenso mediático, Díaz, con una presencia continua el pasado verano en la campaña electoral de las elecciones gallegas, no pudo evitar el descalabro de Galicia En Común. El llamado espacio rupturista pasó de 14 escaños a cero en el Parlamento gallego. Iglesias había designado a uno de sus hombres de confianza, el diputado Antón Gómez Reino.

Este lunes, Alberto Núñez Feijóo, que ha tenido enfrente a Díaz en las urnas y en el Parlamento de Galicia, cargaba contra la estrategia de Iglesias. «Y ahora parece ser que el vicepresidente segundo del Gobierno y uno de los líderes de Podemos abandona el Ejecutivo, no sé si de forma unilateral o porque le ha invitado el presidente, y parece ser que hay que tensionar aún más la vida política de la Comunidad de Madrid». Al margen de los resultados que el todavía líder de la formación morada consiga en los comicios del 4 de mayo, los próximos meses dirán si Díaz consigue o no afianzarse en su nuevo rol.

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