Marea gallega: Anova y Podemos hablan de todo menos del nombre

La apuesta del partido de Pablo Iglesias por mantener la marca es, hasta la fecha, inamovible, y será la dirección de la formación quien tenga la última palabra

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Arrancaron las conversaciones entre Anova y Podemos, formaciones llamadas a integrar una candidatura gallega a las generales, sin mayor interés por abordar los puntos críticos para la conformación de esa fuerza unitaria, con la que coquetea BNG y por la que apostó Esquerda Unida, quizá el primer partido que pidió públicamente, antes de las municipales, una marea gallega.

Anova dialoga con Podemos Galicia, aún sabiendo que la decisión final sobre toda confluencia pasará por la dirección de Madrid. El partido que lidera Xosé Manuel Beiras confía en que tarde o temprano Podemos suelte el lastre de su marca. El propio Beiras dijo que no convenía una candidatura formada solo por nacionalistas para las generales, ni mucho menos otra como apéndice del partido de Pablo Iglesias.

El estilo Anova

Así que Anova ha adoptado postura de monarca cuando habla de Cataluña, descifrar y exaltar los puntos de unión, y dejar para más adelante las fricciones. Las cuatro tesis en las que coinciden y han hecho públicas ambas formaciones, son más o menos conocidas. Las más trascendentes son la conciencia de Galicia como nación y la nueva noción de partido como «herramienta al servicio de la ciudadanía», de manera que las iniciativas se construyen de abajo a arriba a través de procesos participativos.

Podemos, a diferencia del partido de Beiras, no se pronuncia claramente sobre el derecho a decidir. De las conversaciones queda excluida, al menos por ahora, cualquier referencia a la fórmula que debería adoptar una candidatura gallega a las generales en la que confluyera Podemos. Se habla de todo menos de la marca.

Anova, en todo caso, cree que ha sido capaz de acercar a sus tesis a otros pardidos, con el ejemplo claro de Esquerda Unida, y que podrá hacer algo similar con Podemos.

¿Con quién va Esquerda Unida?

Esquerda Unida no hizo más que soplar a favor de una marea gallega, pero el florecimiento de Ahora en Común ha sembrado dudas sobre su papel. La plataforma ciudadana a nivel estatal, que han apoyado el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, o el eurodiputado Javier Couso, da un nuevo abrigo para la marea gallega, pero sería inaceptable como espacio común, por ejemplo, para BNG, y a priori, también para Anova.

El encaje, y esa se espera que sea la postura de Esquerda Unida, es separar dimensiones y que Ahora en Común se convierta en una fuerza de diálogo con una candidatura gallega. Si, finalmente, las distintas fuerzas llamadas a confluir encuentran el punto de equilibrio.

El BNG, donde no se acaba de entender tanta insistencia en el acercamiento a Podemos, ha representado su presisposición a la unión de fuerzas el pasado 25 de julio, en una marcha que pidió una candidatura gallega a las generales. El cuadro, pese a todo, se interpreta de dos maneras entre las formaciones llamadas a confluir. Por un lado está la unión en torno al nacionalismo y, por otro, la movilización ciudadana. El BNG, que siempre ha inculcado ambos principios, mantiene el derecho a decidir como premisa incorruptible para la confluencia. 

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