Dior, Fendi y Burberry se quedan sin sitio en la Milla de Oro: El lujo choca con un mercado sin espacio

La alta demanda de marcas internacionales, como Dior, choca con la falta de locales disponibles en la Milla de Oro madrileña

dior milla de oro madrid

Tienda de Dior en la Milla de Oro de Madrid.

Las calles Ortega y Gasset y Serrano, corazón de la conocida Milla de Oro, se han consolidado como uno de los destinos más codiciados por las grandes firmas internacionales. En medio de esta fiebre comercial, marcas como Dior, Fendi o Burberry siguen sin poder materializar su entrada o expansión, atrapadas en una combinación de demanda desbordante, escasa oferta y rentas disparadas.

«Madrid ha hecho un cambio muy importante tras dar cabida a muchos proyectos hoteleros de lujo. Esto, unido a la llegada de población con rentas altas, ha revolucionado el segmento lujo», explica Elena Fernández, consultora senior de Retail High Street en Cushman & Wakefield.

Este nuevo perfil de residente, especialmente latinoamericano, junto con un turismo de alto nivel que ha crecido exponencialmente —a pesar del impacto puntual de la caída del visitante chino—, han convertido a la capital en una plaza irresistible para el retail más exclusivo.

«Madrid ya no depende solo del cliente local. La facturación de las tiendas ha cambiado mucho y siguen entrando marcas globales», añade Fernández. Y no se trata solo de palabras: las rentas en la zona han batido récords históricos.

Los precios de la Milla de Oro representada con calles como Serrano, Ortega y Gasset han evolucionado de una manera muy positiva alcanzando incluso valores mas altos que pre-covid. «Serrano en concreto, nos encontrábamos en 2019 en 248€/m2 y durante 2025 alcanza los 258€/m2/mes», asegura Andrés Martín, director de Retail High Street en Savills.

«El lujo no discute precios como otros sectores», apunta Félix Chamizo, director de Retail en Colliers. «Su escaparate en una calle principal pesa más que la rentabilidad directa de la tienda«. Para muchas firmas, tener presencia en Serrano es una cuestión de estatus global, lo que alimenta una demanda insaciable por ubicarse en apenas unas pocas manzanas.

Local de Cartier en la Ortega y Gasset esquina con Serrano.

El problema es que ya no queda sitio. «Todas las marcas piden espacio, pero solo lo quieren en la manzana central de Serrano«, advierte Chamizo. El fenómeno del cotenancy (la búsqueda de estar rodeado de otras firmas de nivel similar) hace que las enseñas de lujo rechacen cualquier opción fuera del núcleo duro: Chanel, Cartier, Hermès, DiorTodas quieren convivir en apenas 200 metros.

Ese estrechísimo margen de maniobra ha dejado fuera, de momento, a gigantes como Fendi, que lleva más de 15 años intentando abrir tienda en Madrid sin éxito. O Dior, que busca un local de 1.500 metros cuadrados, una cifra casi inalcanzable en la zona. O Burberry, que abandonó España hace años y ahora no encuentra vía de retorno.

Incluso Prada, que compró el emblemático local de Caja Madrid en Ortega y Gasset, mantiene el espacio cerrado desde hace años.

Este desajuste ha obligado a muchas marcas a flexibilizar sus exigencias físicas para mantener su posicionamiento geográfico. «Hay locales como el que ahora ocupa Richard Mille que no son ideales, pero su localización prima sobre otros factores como la distribución interior«, explica Chamizo.

De hecho, la apertura de esta prestigiosa marca, adelantada por ECONOMÍA DIGITAL, que solo opera en ciudades clave como París o Milán, se ha interpretado como un hito para Madrid. «Que firmas como Richard Mille elijan Madrid es muy sintomático del momento que vive la ciudad», concluye Fernández.

Local de Richard Mille en la calle Ortega y Gasset, en Madrid.

El cuello de botella en Serrano ha generado una situación paradójica: una demanda activa sin capacidad de respuesta. Y mientras las marcas esperan, la expansión urbana del lujo se detiene. «La expansión solo será posible si una gran marca se atreve a abrir fuera de la zona caliente y otras la siguen, como ocurrió en Plaza de España con Zara«, apunta Chamizo. Pero por ahora, nadie se mueve ni una manzana.

Hay barrios con potencial, como Chamberí, Barquillo o Fernando VI, que están atrayendo marcas aspiracionales. Sin embargo, el lujo tradicional sigue sin considerar estas zonas. «Chamberí está atrayendo poder adquisitivo, pero es muy difícil que marcas de lujo se instalen ahí. Las zonas prime ya están muy consolidadas», reconoce Fernández.

Por su parte, el director de Savills afirma que «empezamos a ver como algunas marcas que podrían verse perfectamente en la Milla de Oro se ven atraídos por estás calles en el Barrio de Justicia en el centro de Madrid».

Dior, Cartier, Tiffany & Co… Marcan tendencia

En paralelo, el mercado inmobiliario añade sus propias complejidades. Tras la pandemia, los propietarios familiares siguen siendo mayoría, y prefieren alquilar antes que vender, tanto por motivos fiscales como por la ausencia de presión financiera. «Los fondos sí quieren entrar, pero buscan comprar edificios enteros, algo difícil por la propiedad horizontal en España», añade Fernández.

Algunas operaciones exitosas, como la de AXA, demuestran que con estrategia y conocimiento del mercado sí es posible posicionarse. Pero son excepciones.

Además, el ciclo parece estar cambiando. «Hemos pasado el momento más dulce. Ahora estamos en una fase más pausada, pero aún hay apetito», reconoce Fernández. Aunque el ritmo se modera, el atractivo de Madrid para el lujo global sigue intacto.

El resultado de todo este fenómeno es un mercado que se concentra sin crecer, donde el prestigio de estar en Serrano prima sobre la rentabilidad. Marcas como Dior, Fendi o Burberry siguen esperando su turno. El lujo, simplemente, no cabe en Madrid. Y por ahora, no parece que nadie quiera mudarse para dejar sitio.

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