Los CDR dominan la campaña: ¿cuáles eran sus planes?

Las declaraciones del caso de los CDR delatan la traición, el delirio, la paranoia y el peligro de los independentistas radicales

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Las declaraciones ante el fiscal de los independentistas radicales que la Guardia Civil detuvo el pasado 23 de septiembre han permitido poner en evidencia el comportamiento del ala más extremista de los Comités de Defensa de la República (CDR) y también alimentar la batalla política a las puertas de las elecciones.

El pasado 4 de octubre, una semana antes de la sentencia del procés, el juez de la Audiencia Nacional que investiga la causa de los CDR, Manuel García Castellón, transmitió que sospechaba que las filtraciones de esos días sobre los radicales y sus presuntos vínculos políticos tenían su origen en el Ministerio del Interior. Entonces, fuentes anónimas supuestamente cercanas al operativo consideraban que las filtraciones eran «interesadas» y estaban perjudicando otras posibles pesquisas. 

Este jueves, ERC pidió explicaciones al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y no al de la Generalitat, Quim Torra, por la «filftración electoralista» del sumario de los CDR. «Forma parte de la guerra sucia del Estado contra el independentismo», dijo la número 5 de los republicanos por Barcelona, Marta Rosique. JxCat, por su parte, no dio credibilidad a las informaciones y apeló al «sentido común», mientras Torra se desmarcó de las graves acusaciones en su contra contenidas en algunas de las declaraciones filtradas de los CDR que le vinculan con algunas acciones.

El partido de Ada Colau, en cambio, sí que exigió explicaciones al president. El candidato de En Comú Podem, Jaume Asens, reclamó a Torra que aclarara sus presuntos planes de ocupar el Parlament con ayuda de los CDR. Pero, sobre la revelación del sumario, llamó a «ser prudentes». «Está en fase inicial», manifestó Asens. Por su parte, Sánchez también emplazó a Torra a aclarar su relación con los CDR, mientras que Pablo Casado y Albert Rivera subrayaron que ya advirtieron en su momento sobre los vínculos de los radicales con la Generalitat.

¿Pero qué planeaban hacer exactamente los radicales? ¿Quién les impulsó en estas misiones? ¿Qué revelan sus declaraciones sobre el independentismo institucional? Intentaremos responder estos y otros asuntos a continuación.

De asaltar el Parlament a ocupar el aeropuerto: los supuestos planes de los CDR

La investigación a los CDR maneja la hipótesis de que los imputados formaban parte del llamado Equipo de Respuesta Técnica (ERT), que presuntamente planearon –en connivencia con miembros del Govern de Torra y del universo de Carles Puigdemont– distintas acciones para el «día D» (dícese de cuando saliera la sentencia, que se publicó el 14 de octubre). Las dos que más fuerza mediática han exhibido esta semana han sido la ocupación del Aeropuerto de Barcelona para forzar la intervención militar y el asalto de una semana al Parlament para declarar la «república».

Basándose en declaraciones y conversaciones de uno de los detenidos, el sumario filtrado reveló un plan para ocupar el Parlament en respuesta a la sentencia, supuestamente orquestado desde la Presidencia de la Generalitat. Los CDR iban a convivir con Torra en la cámara catalana una semana antes de «declarar la independencia», según el imputado, que dijo que se le contactó para «garantizar las comunicaciones» durante esos días y para crear un canal entre el president y Puigdemont, quien supuestamente estaba al tanto de esta hoja de ruta y participaría desde Bruselas.

Con una diferencia de apenas horas entre una filtración y otra, ese «día D» también se planeaba al parecer una ocupación del Aeropuerto del Prat que fuera tan concurrida e imposible de controlar para los Mossos d’Esquadra que las autoridades se verían obligadas a pedir refuerzos al ejército. Como todos recuerdan, los CDR y la plataforma Tsunami Democràtic sí que acabaron concentrándose en el aeropuerto barcelonés y afectando su funcionamiento durante horas el día en que se conoció la sentencia, lo que supuso el prólogo de varias jornadas consecutivas de disturbios en Cataluña.

¿Qué más planeaban los CDR? Según las filtraciones del sumario, los investigadores sospechan que los radicales también querían atacar a la Guardia Civil pues habían fotografiado a agentes y edificios, vehículos policiales sin logotipo e instalaciones sensibles como torres de alta tensión. Según la misma fuente, los radicales dividían labores de forma que un grupo preparaba explosivos en laboratorios clandestinos y otro recopilaba información sobre posibles objetivos a los que atacar. Uno de los detenidos admitió haber fabricado explosivos pero no que fuera a usarlos.

¿Vínculos de los CDR con Torra y Puigdemont?

Las acusaciones a Torra y Puigdemont englobadas en las filtraciones hasta ahora no son baladíes, más sí presuntas. Ya desde finales de septiembre se había informado de que, supuestamente, la hermana de Puigdemont se había reunido con algunos de los CDR detenidos e imputados con el propósito de «establecer conexiones seguras» entre Waterloo y el Palau de la Generalitat y «entregar documentación sensible». Fuentes de la Guardia Civil dijeron este jueves que el encuentro «se realizó entre unas medidas de seguridad realmente excepcionales, propias de organizaciones criminales o terroristas».

Uno de los imputados dijo al juez, según una de las filtraciones de esta semana, que «la hermana de Puigdemont me solicitó una línea de comunicación privada para que la Policía no los rastreara». El mismo CDR explicó los planes para asaltar el Parlament y dijo que «venían de arriba, de Presidència, de Torra y no sé de qué movimiento». Otra conversación que ha salido a la luz refleja que, en una conversación, dos CDR detenidos planearon otra reunión similar, pero con el hijo de Torra (cuya esposa, por cierto, participó en el asedio al Aeropuerto de Barcelona el 14 de octubre, convocado por CDR y Tsunami).

Como se dijo anteriormente, el independentismo institucional ha salido en defensa de Puigdemont y Torra, y ha sugerido que las filtraciones de estos días tienen un fin electoralista. No obstante, no deja de ser interesante que, cuando la Guardia Civil empezó a investigar a los CDR más radicalizados, los investigadores pensaban que el control de estos grupos provenía «de los movimientos que integran la CUP» (formación que incluso ha agradecido los disturbios y la violencia en Cataluña). Y ahora, conforme más profundizan, las acusaciones se dirigen cada vez más al entorno de Torra y Puigdemont.

En otras conversaciones telefónicas, los detenidos alardearon de sus contactos con líderes independentistas y de ser el puente entre Torra y Puigdemont. Citan como contacto, por ejemplo, a Albano Dante Fachín, exdirigente de Podemos en Cataluña y de la CUP, y después candidato de Front Republicà. También se inautaron conversaciones con críticas y alabanzas a entidades como la ANC y Òmnium, y se hacen eco de la conocida guerra entre ERC y JxCat. En otro caso, uno de los detenidos presume de haber ayudado en materia de seguridad a la tertuliana independentista Beatriz Talegón.

Traición y paranoia entre los CDR imputados

Sobre la acción en las torres eléctricas mencionada anteriormente, el sumario dice que los CDR hablaron de «tirar abajo» torres en Madrid, Aragón y Cataluña después de la sentencia del procés. Pero los radicales rápidamente entendieron que «no era viable», según las declaraciones. «Es que te pones allí debajo, ves aquel cacharro, y dices el que se le ocurra hacerlo… el primer pringado es él». Esta es una de las tantas frases que desvelan que también había mucha inocencia en algunas de las ocurrencias de los CDR, que se mezcló con altas dosis de paranoia, que a su vez llevaron a dosis de traición.

Otra de las filtraciones de este jueves fue de conversaciones de los CDR en los que hablan de la posible presencia de un «traidor» en el grupo y de un posible hackeo del CNI. «El Jordi ve espías por todas partes», dijo uno de los imputados, sobre un radical que tenía «un nivel de paranoia» que «desborda». La misma conversación incautada deriva en dramas personales entre los susodichos, con algunas partes molestas por el nuevo noviazgo de otro y por lo mucho que había «cambiado» desde que se había hecho de pareja. Todo ello eran más motivos para alimentar la paranoia y el temor.

Quizá la declaración filtrada que mejor ilustra el híbrido entre «rebelde con causa» y «terrorista» que supone el perfil que hasta ahora hemos conocido de estos CDR, es la de un imputado que empezó a sospechar de que la Guardia Civil le había espiado después de que le sorprendieron con 10 gramos de cocaína y solo le incoaron un expediente. «Tuve un pollo bastante importante y me estuvieron toqueteando los móviles y tal», contó a un compañero al que pidió asistencia informática, pese a que otra información dice que el grupo tenía tarjetas SIM y móviles desechables para evitar rastreos.

En muchas ocasiones, las propias declaraciones o conversaciones de los CDR son contradictorias, y en otras parece claro que tenían ocurrencias que habrían tenido consecuencias lamentables pero que, por lo que se sabe hasta ahora, no pasaron de eso: ocurrencias.

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