Teresa Giménez Barbat: «Las personas que están pilotando Ciudadanos lo van a hacer naufragar»

La escritora y exparlamentaria europea presenta su libro 'Mil días en Europa. Diario irreverente de una eurodiputada', que pone de manifiesto la decepción que le causó Ciudadanos, partido que ayudó a fundar

La exeurodiputada y fundadora de Ciudadanos, Teresa Giménez Barbat | Archivo

La exeurodiputada y fundadora de Ciudadanos, Teresa Giménez Barbat | Archivo

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Teresa Giménez Barbat dejó el Parlamento Europeo en julio de 2019 y desde entonces se ha mantenido alejada de la primera línea de la política, pero no ha dejado por ello de hacer política. La escritora se convirtió en eurodiputada por UPyD en 2015, pero se dio de baja del partido en 2016 y continuó dentro del grupo liberal Alde como independiente en la delegación de Ciudadanos, partido que ayudó a fundar en 2006 y que abandonó en 2007.

Ahora presenta las memorias de su paso por Bruselas en el libro Mil días en Europa. Diario irreverente de una eurodiputada (Funambulista, 2021), en el que recoge los escritos del diario que empezó a escribir a su llegada a la Eurocámara y sus reflexiones en torno al papel que a su parecer debía tener Ciudadanos en Europa, en España y, especialmente, en Cataluña, y sus decepciones al acreditar que estas intenciones no se materializaban en la persona de sus principales dirigentes.

Giménez Barbat también es una de las firmas invitadas a la nueva revista mEDium de Grupo ED, donde analiza el futuro de Cataluña y los límites de la incertidumbre política a la que la han abocado los independentistas. En la revista también hay textos a este respecto del presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, el periodista Josep Maria Martí Font o el filósofo Bernat Dedéu, así como artículos sobre el ‘fenómeno’ de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid como señal del poder autonómico emergente.

En entrevista con Economía Digital, Giménez Barbat conversa, entre otros asuntos, sobre el libro, la evolución de Ciudadanos y la irrelevancia del independentismo en Bruselas. «Estoy fuera de la política, de militancia en partido», explica, pero «no estoy fuera porque cuando eres político y te interesa tu tierra, tu país, pues sigues siéndolo. Me interesa, sigo activa y publicando artículos que son políticos y haciendo reseñas de libros que están en la frontera de la ciencia y las ciencias sociales, que es algo que me interesa».

«La menos política de los políticos»

Pregunta: ¿No descarta volver a la primera línea de la política?

Respuesta: No descarto, pero en estos momentos no me parece que haya un partido que yo pueda apoyar. Hay partidos mejores y peores, y yo voto como todo ciudadano, pero no hay ahora un partido con el que me pueda identificar, y sería un partido muy parecido al partido que creamos, Ciudadanos. Me parece que Ciudadanos ya no existe.

P: ¿Tal vez los otros fundadores de Ciudadanos decepcionados del partido se unen para intentar formar otro partido?

R: Bueno, no sé. No creo que la gente esté ahora para eso. Ya se hizo una vez. Esto es un esfuerzo muy grande, porque la verdad es que fue un esfuerzo ímprobo, y yo creo que no se podría repetir lo mismo. Pero, bueno, no sé, a ver qué nos trae el futuro.

P: En la introducción del libro, Cristian Campos la describe como «la menos política de los políticos». ¿Le sienta bien esta descripción?

R: Sí, claro, porque lo que él quiere decir es que hoy en día la gente piensa que es política porque está interesado y colabora con las estrategias y las tramas y el politiqueo dentro de los partidos. Se piensan que la política simplemente es conseguir y conservar el poder, haciendo todos los juegos, incluso muchas veces traicionando los propios ideales. A mí esto no me parece bien.

No soy una inocente. Sé que en política a veces tienes que hacer cosas para conservar tu posición como partido, pero me parece que hay límites, y los límites son perder todo aquello por lo que tú naciste. Si ya no eres útil en determinados tipos de posicionamientos, si no eres útil al ciudadano y al país, la verdad es que para mí esto ya no es un político.

Yo soy la menos política porque hice lo que me parecía que había que hacer, yendo incluso no en contra pero no siguiendo las directrices que me parecían totalmente acomodaticias y políticamente correctas de partidos como Ciudadanos, aunque yo me consideraba libre porque tampoco estaba afiliada.

«Me sorprendió que Ciudadanos llegara tan lejos»

P: Parte del libro retrata su decepción ante el posible fracaso de Ciudadanos. En principio, es un diario que escribe durante su experiencia como eurodiputada en Bruselas, una época que acabó antes de la debacle electoral de noviembre de 2019 que llevó a la dimisión de Albert Rivera. Pensando en esta línea temporal, ¿se veía venir lo que pasó? ¿Le tomó por sorpresa el descalabro electoral y la salida de Rivera, o era esperable desde tu punto de vista?

R: A mí me sorprendía que habiendo abandonado en parte ideales que siempre habíamos mantenido hubiera llegado tan lejos Ciudadanos, porque cuando acabo la legislatura en Bruselas es reciente el fracaso en las elecciones europeas, donde sacaron más o menos los mismos diputados que antes sumaban con UPyD.

Nos habíamos quedado prácticamente igual y esto era una mala noticia, porque ya no compites con nadie y estás en una ola que te lleva desde el gran éxito de Inés Arrimadas en 2017, pero cuando me voy las cosas empiezan a ir mal y cuando estoy fuera del partido es cuando Rivera con la debacle de las elecciones dice que dimite y todo esto.

Pero no me extraña mucho porque los partidos se tienen que alimentar de una fuerza, de algo que va generando ideas y soluciones, y eso es lo que no estaba haciendo Ciudadanos en los últimos años. Claro, se dice que a toro pasado todos adivinamos, pero no hablo en estos términos, pero sí me parece que es lógico que las cosas fueran mal para Ciudadanos.

«Llegué muy inocente al Parlamento Europeo»

P: En el libro hay un pasaje en el Parlamento Europeo hace dos o tres años en el que cuenta unas 40 camisetas de «Free Junqueras» entre los eurodiputados y se tranquiliza porque siendo tan pocos no son un problema real. Recientemente, el independentismo celebró que 248 eurodiputados votasen en contra del suplicatorio de Carles Puigdemont. ¿Esto sí es preocupante? ¿La imagen de España ha empeorado en Europa?

R: No he seguido estas votaciones, pero imagino que estos son temas donde a veces se enfrentan los extremos del Parlamento, la extrema derecha y la extrema izquierda, por diferentes motivos, unos por la defensa de la autodeterminación y otros por el nacionalismo. Muchos nacionalismos veían con simpatía el movimiento catalán. Si la Cámara tiene alrededor de 800 diputados y hay 200 que se posicionan así, tampoco me parece preocupante, escandaloso sí.

Yo llegué muy inocente al Parlamento. Pensaba que España era un país conocido, tenemos millones de turistas todos los años que ven cómo funcionan las cosas y que ven que aquí no hay persecuciones políticas y que es un Estado democrático normal, pero sí que es verdad que cuando sucedieron los hechos de 2017, sobre todo cuando el referéndum del 1 de octubre, cuando veo que incluso gente dentro de mi grupo político, que debería saber más cómo van las cosas, compra esto de que fueron heridas 1.000 personas, en fin, compra toda la propaganda de la Generalitat, pues me quedo muy sorprendida y según voy viendo lo que leo en periódicos y manifestaciones de algunos diputados me doy cuenta que todo esto que pienso yo que está superado pues aún hay países que mantienen unos tópicos, unos mitos, y la verdad es que es bastante decepcionante.

Pero los constitucionalistas hicimos todo lo posible para que la gente supiera la verdad de Cataluña, y que supieran que más de la mitad de catalanes no somos independentistas, que era una sorpresa para algunos. Había mucha pereza mental también, de personas que podrían conocer la realidad de Cataluña. Afortunadamente, la manifestación del 8 de octubre de 2017, cuando salió un millón de personas a la calle, ayudó. Pero hubo que hacer una manifestación para que se dieran cuenta de lo que había realmente en Cataluña. Esto nos facilitó mucho las cosas a los diputados constitucionalistas en Bruselas.

La exeurodiputada Teresa Giménez Barbat | Fotografía: Cristina Casanovas

P: Es interesante lo que dice de que llegó a Bruselas muy inocente. Partiendo de la premisa de que las personas cambiamos constantemente y que hoy no somos los mismos que hace dos o tres o diez años, ¿hubo cosas que escribió en el diario que después le causaran gracia o que le llevaran a pensar que en aquel entonces era muy ingenua?

R: Bueno, quizás algunas esperanzas que yo me fui haciendo respecto a Ciudadanos en algún momento, porque la información que recibía yo era bastante confusa. Hay un momento en el que Albert Rivera viene a Bruselas y habla conmigo y me habla en términos de «bienvenida al partido»; muchas cosas que yo pienso que me había equivocado al respecto porque ahora me abren los brazos y esto va a cambiar a partir de aquí. Cuando veo que escribí estas cosas de este talante optimista, pues luego viendo la realidad y lo que pasó luego, pienso que fui muy inocente.

También, a la hora de proyectar en el Parlamento actos, eventos de ciencia, yo pensaba que serían muy bien recibidos porque estaba en Europa, en un grupo liberal, y pensaba que se entendería muy bien, y me doy cuenta de que lo políticamente correcto, el mainstream, el no desafiar nada en aras de no perder cuota de votantes, me doy cuenta que lo que estoy proponiendo les viene grande a muchas personas en Bruselas y a partir de aquí me doy cuenta de que he sido un poco ingenua y que voy a tener que lucharlo de una forma que yo no había previsto.

Y tengo problemas y campañas en mi contra; en fin, yo no me lo esperaba. Yo pensaba que recibirían mis proyectos con los brazos abiertos y luego tuve que defenderlos e incluso muchas veces me los impidieron hacer.

«En algún momento me planteo si debo contarlo todo en el libro»

P: En el diario, en una entrada de noviembre de 2017, cuenta que una vez, mientras cuidaba una maleta de Inés Arrimadas en un aeropuerto, se imaginó cómo sería entrar en la cabeza de Albert Rivera. Dice que le preguntaría si contaban con usted o si le estaban tomando el pelo. ¿Contaban con usted o le estaban tomando el pelo?

R: Esto de la maleta es una entrada de las decenas que hay en el libro. A mí no me parece lo más interesante del libro pero sí que es verdad que refleja esos vaivenes, de que parece que les gusta lo que estoy haciendo y que cuentan conmigo, pero luego tenemos un congreso donde no me hacen ni caso y es muy desagradable todo.

Y claro, yo estoy todo el tiempo en un estado de cierta confusión, pensando en abandonar la delegación de Ciudadanos Europeos porque siento que me están utilizando y no me da ningún beneficio en particular, entonces lo que quiero saber es qué pasa. Según lo que sepa pues continúo en la delegación o me largo, y toda esta ensoñación con la maleta de Arrimadas es una divagación, aprovechando un momento bastante curioso donde estoy con Inés en un baño en un aeropuerto, compartiendo una intimidad pero que realmente no hay una intimidad real allí.

P: Creo que ese relato sí que refleja muy bien esa confusión.

R: Sí, de decir «bueno, a ver, quiero saber qué pasa, que me lo digan ya y entonces yo ya tomo una decisión». Pero claro, me paso el tiempo en Bruselas confusa en este sentido, porque además tengo muy buena relación con Javier Nart y él me anima y me insiste en que no me vaya, que me quede, que todo se va a solucionar, y tampoco le quiero defraudar.

Todo el rato estoy dando vueltas a esta relación tan buena que he establecido con Javier Nart y mi necesidad de no defraudarle.

P: Tirando de este mismo hilo, tengo la sensación de que a los ciudadanos en general muchas veces nos resulta difícil recordar que los políticos también sois personas. Es decir, que los conflictos personales e incluso emocionales que nos afectan a nosotros en nuestras vidas privadas y particulares también están presentes en los parlamentos y entre los miembros de los propios grupos políticos.

R: Absolutamente. Yo en algún momento me planteo incluso si debo contarlo todo en el libro, porque sí que es verdad que mis problemas, mis disgustos y mis ilusiones realmente pueden llevar a decir «parece mentira que seas tan ingenua». Puede parecer un poco patético. Al final decido que esto también lo decido yo. Esto pasó, y es así.

Como tu dices, somos humanos y tenemos nuestras debilidades y a veces no estamos a la altura de lo que pensamos que deberíamos estar, de tener más fuerza y más determinación. Pero esto a nivel personal, a nivel de mi relación con el partido; en todo lo demás creo que hice todo lo que pude para defender la buena imagen de España moderna y democrática, para darle voz a los catalanes no nacionalistas, explicar la realidad en Europa, procurar hacer actos aunque fueran políticamente incorrectos, analizando las raíces del nacionalismo o de los prejuicios antiespañoles en Europa…

La verdad es que estoy bastante satisfecha de lo que hice porque estuve al cien por cien.

«Quizás Ciudadanos necesite golpes»

P: Últimamente se habla mucho sobre el sesgo de confirmación y las burbujas ideológicas en internet. Se dice que las redes sociales tienen la peligrosa tendencia de mostrarnos solo lo que queremos ver o escuchar. Usted ha dicho que el entorno de Albert Rivera le eximía de tener que escuchar a críticos. ¿Es extrapolable a los partidos políticos el problema de las redes sociales?

R: Esto es algo conocido en la historia. Es un peligro que corren todos los líderes, que al final tienden a rodearse de personas que no les llevan nunca la contraria. Por desgracia, en los partidos sucede esto. Al final se van sacando de encima a cualquiera que te pueda discutir, pero esas personas aportan ideas y reflexiones.

Se van quedando con los más planos, los más mediocres; se quedan con unos equipos de gente que no tienen el nivel necesario para tener una posición en la batalla cultural y de las ideas que le dé vida a un partido. Cientos de psicólogos y politólogos han analizado esta cuestión, y es lo que le pasó a Albert Rivera y seguramente le pasa también a Inés Arrimadas, y en otros partidos puede pasar similar si no se cuidan también.

«Ciudadanos ya está naufragando, prácticamente»

P: Pese a sus críticas a Ciudadanos, Rivera y Arrimadas, en enero firmó junto con otros fundadores del partido una carta apoyando a Carlos Carrizosa en las elecciones catalanas. La misiva dice que la formación es la que más se ha opuesto al nacionalismo. ¿El mensaje era que Ciudadanos es el partido menos malo?

R: Claro. De los firmantes de esta carta hay dos personas que fueron dañadas por la actitud de Albert Rivera y su entorno, que somos Xavier Pericay y yo, que somos fundadores del partido y se nos ha maltratado totalmente. Era difícil para nosotros pero creo que es un gesto bueno porque estamos diciendo que aparcamos el tema personal y decimos que seguimos pensando que un partido como Ciudadanos es importante en España y en Cataluña, concretamente.

A pesar de todo, seguía siendo partido, con la esperanza también de que hubiera una renovación. Le dábamos un voto de confianza pero esperando que tampoco nos decepcionen y que sí haya cambios y se recupere el espíritu inicial. Por eso firmamos esta carta, pero ni es un cheque en blanco a Ciudadanos ni mucho menos a las políticas de Inés Arrimadas, porque posteriormente a esta carta y estas elecciones ocurrió todo esto de Murcia que fue realmente lamentable y en algunos momentos pensamos que habíamos hecho mal firmando esta carta después de todo esto.

Aún así, pensamos que aún puede haber una esperanza para Ciudadanos pero tiene que cambiar mucho este partido.

P: Precisamente, le quería pedir su pronóstico sobre lo que le puede pasar a Ciudadanos después de lo visto en Murcia y del resultado electoral en Cataluña…

R: Bueno, ahora vamos a ver lo que pasa en Madrid. Estas elecciones en Madrid, pues, imagínate que se quede fuera Ciudadanos. Esto va a ser un golpe a nivel nacional importante. Quizá el partido necesite golpes para por fin decir «vamos a cambiar». Vamos a ver qué pasa. El espacio de Ciudadanos y sus ideas tienen un lugar importante y yo creo que es necesario, pero la verdad es que las personas que están pilotando este barco lo van a hacer naufragar. Ya está naufragando, prácticamente.

Por eso digo que hay que cambiar la tripulación, porque si no es que no tiene futuro Ciudadanos, cuando debería tenerlo porque es que tiene un lugar que no puede ocupar nadie más, y desde luego menos en Cataluña.


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