Las presiones que forzaron el cambio de Arrimadas: «Con Aguado no entramos en la Asamblea»

La operación se fraguó entre el miércoles y el jueves por la noche. Hubo más nombres, pero ninguno que generase toda la confianza de Arrimadas como Edmundo Bal.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas (i), junto a Ignacio Aguado durante la campaña electoral catalana. EFE/Quique García/Archivo

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas (i), junto a Ignacio Aguado durante la campaña electoral catalana. EFE/Quique García/Archivo

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Inés Arrimadas trata de cerrar el éxodo de dirigentes al Partido Popular y calmar las aguas internas en Ciudadanos. De lo primero se sienten orgullosos depurando, en su mayor parte, la etapa del ‘Riverismo’ que quedaba. De lo segundo ya se encarga ella intentando contentar a la mayoría de su nueva Ejecutiva. La decisión de apartar a Ignacio Aguado de la Comunidad de Madrid la tomaron sus fieles. Dirigentes de peso que validan los pactos con el PSOE dieron este miércoles un ultimátum a Arrimadas: «Con Aguado no entramos en la Asamblea».

La figura de Aguado no acababa de ‘cuajar’ en el núcleo duro de Arrimadas. Lo publicó en exclusiva Economía Digital. La palabra que más se repite es «desconfianza» ante sus actos. El ex vicepresidente de la Comunidad de Madrid «ha ido por libre» en muchas decisiones que ha tomado «unilateralmente», recalcan. Varios dirigentes expresaron a Arrimadas que manteniendo la candidatura de Aguado no conseguirían el 5% de los votos necesario para entrar en la Asamblea de Madrid.

La Comunidad es la joya de la Corona para todos los partidos. Unos por retenerla, es el caso del PP; otros para revalidar su poder, es el caso del PSOE; otros para estrenarse, es el caso de Vox y otros por mantenerse a flote, aquí podría figurar Cs y también Unidas Podemos, Más Madrid, IU y cualquier fragmentación de la izquierda.

«Si no entramos en Madrid esto se acaba. Es el fin», es la opinión de un dirigente muy próximo a Arrimadas. Todos los partidos se han vestido de gala. Pablo Iglesias ha bajado a la arena regional a batirse el cobre contra la primera dama, Isabel Díaz Ayuso. Iñigo Errejón no permite una OPA hostil de Podemos y exprimirá la ola feminista que arrastra Mónica García frente a los morados. Al PSOE no le dio tiempo, según la fábrica de Moncloa, de crear otro ‘efecto Illa’, pero presumirá de poner paz con Gabilondo ante el frentismo.

Todos han dado un paso adelante. Todos menos los naranjas que, pese a ser los artífices del ‘efecto dominó’, no vieron el adelanto electoral hasta que no lo tuvieron encima. Las expectativas e ilusión de continuar en la formación por parte de algunos miembros de la Ejecutiva se reducen a «cambios» y estos movimientos comienzan desplazando a Aguado para poner a una cara de peso que sea de la confianza de Arrimadas.

Inés Arrimadas, acompañada por Edmundo Bal, candidato de Cs por Madrid al Congreso de los Diputados. Foto: EFE/Alejandro García

Se barajaron varios nombres, según fuentes conocedoras. Algunos decididos y entregados a dar un paso adelante si su partido les garantizaba que eran el candidato del ‘aparato’, como Malena Contestí. La ex diputada de Vox tiene ganas y pisa con fuerza, pero su procedencia política está demasiado reciente en la mente de los madrileños. Quedó descartada.

Los mismo sucedió con Ángel Garrido, el ex del PP todavía no se ha ganado la confianza del ‘núcleo duro’. La vicealcaldesa Begoña Villacís se descartó ella misma. También lo hizo Edmundo Bal, de cara a los medios, pero en estos momentos no hay nadie de mayor confianza que el abogado del Estado para Inés Arrimadas.

Compañero infatigable de plenos, Bal sostiene la misma línea que los convencidos de estar en el partido. La mayoría piensa que «es inteligente y tiene tirón» y con una buena campaña, los naranjas se quedan en Madrid.

Aguado y Bal fueron los encargados de visibilizar el cambio. El ex vicepresidente realizó el anuncio y el diputado lo remató anunciando aún así primarias. Un proceso que queda desierto. El ‘eterno candidato’ y hasta ahora rival de Aguado, Juan Carlos Bermejo, se ha retirado tras conocer la renuncia de Aguado. 

Hecho el cambio, Arrimadas no quiere más ‘fuegos’. Las presiones de su nueva Ejecutiva hicieron la ‘magia’ para muchos, mientras que la líder naranja evitaba a toda costa otra revuelta, ésta vez entre los afiliados, por el adiós de Aguado.

Sólo queda un fleco suelto por conocer: el futuro de Aguado, quien asegura que seguirá en primera línea política formando parte de la Ejecutiva. Veremos si algo más.

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