Vox obligará al PP a repetir el modelo de Castilla y León en Valencia, Murcia y Castilla-La Mancha

Quizá el territorio en el que se sientan más seguros de saberse llave política para un Gobierno del PP sean Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha, donde más han notado una subida en las afiliaciones al partido

El líder popular, Alberto Nuñez Feijóo, conversa con el responsable de Vox, Santiago Abascal, a su llegada al desfile del Día de la Fiesta Nacional, en Madrid EFE Rodrigo Jiménez

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Tras el experimento de la moción de censura y tras haber recuperado un foco que no tenían en los últimos tiempos, los ánimos en Vox están por las nubes. El resultado de la candidatura del el economista Ramón Tamames, aunque fuera fallido porque no reunió votos más allá que los de su grupo proponente, es positivo para la dirección de partido, que creen que la tensión generada a raíz del anuncio de la candidatura de Yolanda Díaz por Sumar y la integración de Podemos también les favorece.

Y aunque en las últimas jornadas su socio de bloque, el Partido Popular, ha querido romper en público -mediante la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso- lo que en privado ya admitían -la necesidad de caminar por separado y no ser percibidos como una entente-, Vox no va a permitir que se le encajone en las cábalas postelectorales tras el 28-M.

Así, la formación de derecha radical, a la luz de los datos que posee el equipo electoral, obligará al PP a repetir el modelo de Castilla y León -entrar en el Ejecutivo autonómico si los populares requieren sus votos para poder gobernar- en la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Castilla-La Mancha y la ciudad autónoma de Ceuta, según han confirmado fuentes de la dirección del partido a Economía Digital.

Aumento de las afiliaciones

En estas comunidades, el viento le va de cara a Vox. Aunque el equipo de dirección «no confía» en las encuestas, sí que sabe que la aritmética parlamentaria de cada autonomía puede hacer que su relevancia sea vital. Y el conseguir un segundo diputado autonómico por Toledo, por ejemplo -un escenario que es una posibilidad real, al albur de la demoscopia-, puede convertirlos en imprescindibles.

Quizá el territorio en el que se sientan más seguros de saberse llave política para un Gobierno del PP sean Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha. Son los lugares, comenzando por el tercero, donde más han notado una subida en las afiliaciones al partido.

«Subimos una media de 30 afiliados por semana y la semana pasada [por la previa a la moción], 153», señalan a este diario fuentes de la dirección. Eso, sumado a que en las encuestas de la izquierda «se dividen entre cuatro», se saben beneficiados y revitalizados gracias a Ramón Tamames.

El PP inmolará a algún barón

Pero tienen que contar con el PP. De momento, y pomucho que no quieran darle relevancia dentro de su agenda y su estrategia, el Partido Popular sabe que los pactos postelectorales tras los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo marcarán tendencia y serán decisivos de cara a las generales de diciembre. La asociación del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el imaginario de los votantes con Vox es uno de los factores encima de la mesa a la hora de elaborar la estrategia, y la primera prueba de fuego la pasarán los candidatos autonómicos, sus barones, a los que dará libertad, sí, pero también responsabilidad para saber elegir.

Así lo ven desde las baronías, según ha podido pulsar Economía Digital, que saben que, dependiendo de las circunstancias pueden convertirse en un regalo envenenado. Porque, a la vista de las experiencias, sólo hay tres caminos: el de Juanma Moreno en Andalucía -una mayoría absoluta al conseguir que los votantes se concentren en torno a él y no a Vox-; el de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León -compartir gobierno y darle la vicepresidencia al partido de Santiago Abascal-, o el punto medio, que encarna Isabel Díaz Ayuso en Madrid -una mayoría «suficiente», como la denomina Feijóo, que deje a la derecha radical fuera del Gobierno pero como apoyo parlamentario puntual-.

La dirección nacional del partido no oculta, ni en público ni en privado, cuál es el camino que Feijóo desea, que pasa por no tener que tratar a Vox más de lo necesario y anularlo parlamentariamente al dejarlo sin relevancia numérica en las sumas autonómicas. Esto es: que no decidan los Gobiernos del PP. Pero, si algún candidato quiere optar por ir de la mano, no será vetado por Génova. Aunque con una planteamiento: si alguno de los que concurren en mayo decide inmolarse -renunciar al gobierno aunque pudiera sumar con Vox-, no se le dejará solo, sino que habrá alguna recompensa.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp