Vía Verde Ruta de la Plata: en bici por el trazado de uno de los ferrocarriles míticos de España

Entre Béjar (Salamanca) y Plasencia (Cáceres) se extiende esta vía verde en un hermoso recorrido que atraviesa puentes y montañas, localidades llenas de historia, olivares, dehesas y bosques de castaños

Vía Verde Ruta de la Plata

La Vía Verde Ruta de la Plata suma ya 70 km. Foto: FFE-Vías Verdes.

Pasada la edad dorada del tren que se vivió en Europa en los siglos XIX y XX, buena parte de la infraestructura ferroviaria, de la Ruta de la Plata a las líneas Santander-Mediterráneo o Calatayud-Valencia, languidecía en España a medida que se clausuraban servicios de pasajeros y mercancías hasta el punto de existir, en 1993, más de 7.600 km de líneas sin servicio.

Más de 3.200 km de esas líneas son hoy parte de las 130 Vías Verdes que han permitido recuperar esos trazados en desuso, ahora disfrutados por miles de personas a pie o en bicicleta.

Uno de ellos, la Vía Verde Ruta de la Plata, a caballo entre las provincias de Cáceres y Salamanca, acaba de sumar 24 nuevos kilómetros con la apertura de un nuevo tramo que eleva su recorrido hasta los 70 km, convirtiéndose así en una de las más largas de España.

Vía Verde Ruta de la Plata

Sobre el histórico tren que conectaba el oeste peninsular a través del corredor que discurría entre Sevilla y Gijón, cruzando de norte a sur el país a lo largo de más de 900 km en un itinerario similar al de la calzada romana al que debe su nombre, se extiende la Vía Verde Ruta de la Plata.

La Vía Verde Ruta de la Plata atraviesa puentes y túneles. Foto: ©FFE-Vías Verdes.

No lo abarca en su totalidad, sino que su trazado ocupa las líneas Plasencia-Hervás y Hervás-Béjar, inauguradas entre los años 1893 y 1894 y clausuradas casi un siglo después, en 1984 para pasajeros y en 1996 para mercancías.

Tras décadas en el abandono, ya sin vías ni raíles, los trazados volvieron a la vida gracias a este itinerario, uno de los mejores recorridos para el cicloturismo en Europa.

Si hasta ahora la ruta conectaba Casas del Monte, en Cáceres, con Béjar, ya en la provincia de Salamanca, el trazado se alarga ahora hasta llegar a Plasencia, lo que suma 23,8 nuevos km de increíbles paisajes que van desde dehesas a olivares pasando por puertos de montaña, así como hermosas localidades entre las que se incluyen Hervás, Gargantilla, Baños de Montemayor o Cantagallo en un total de 70 km.

De piso firme, bien señalizado y sin grandes pendientes, el camino discurre en algunos puntos sobre puentes de hierro, pasarelas y miradores, entre paredes de piedra seca y parcelas donde el ganado descansa entre árboles y pastos. Áreas de descanso, merenderos y lugares para aparcar bicis, en muchos casos recuperando antiguas estaciones de tren, lo hacen aún más especial.

En Cáceres se acaban de añadir casi 24 km a la ruta. Foto: Junta de Extremadura.

Vía Verde Ruta de la Plata en Cáceres

Gracias al nuevo tramo, el itinerario puede partir ahora de la ciudad de Plasencia.

Amurallada y con un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural, la capital del Jerte nos recibe entre palacios, conventos (el de San Vicente Ferrer es hoy un recomendable Parador) y hermosas iglesias como la románica de San Nicolás o las catedrales Vieja y Nueva (esta última de bellísima fachada de estilo plateresco).

Cargada de historia (aquí se casaron Juana La Beltraneja y Alfonso V de Portugal y Fernando el Católico la escogió como lugar de residencia), Plasencia cuenta también con un destacado patrimonio natural como el paisaje protegido del monte Valcorchero, precisamente en el trazado del nuevo tramo de la Vía Verde Ruta de la Plata.

El túnel de San Lázaro vuelve a ser transitable. Foto: Junta de Extremadura.

Antes, sin embargo, hay que atravesar el túnel de San Lázaro, una infraestructura clausurada hace 15 años que vuelve a permitir el paso de personas, ahora a pie o en bicicleta.

A continuación, y mediante dos vistosos puentes se superan el río Jerte y el arroyo Berrocalillo, antes de continuar pedaleando rumbo a Oliva de Plasencia, donde se ha habilitado un área de descanso en la que fue su estación de ferrocarril.

Semáforos, cambios de aguja y señalizaciones, además de antiguas estaciones restauradas, nos recuerdan el pasado ferroviario de la ruta

Tras atravesar dehesas y superar los miradores del Jerte y el Ambroz, la ruta nos lleva a Villar de Plasencia, Cabezabellosa y Jarilla.

Rumbo a Hervás

Los nuevos tramos inaugurado permiten conectar con la parte ya en funcionamiento de la Vía Verde Ruta de la Plata, que van de Casas del Monte a Hervás y de Baños de Montemayor a Béjar.

Semáforos, cambios de aguja y diferente señalización, además de tres estaciones recuperadas y con diferentes servicios turísticos nos recuerdan el pasado ferroviario de la ruta, que atraviesa el Valle del Ambroz y también las faldas del límite occidental de la sierra de Béjar, declarada, en conjunto con la vecina sierra de Francia, Reserva de la Biosfera.

La de Hervás es una de las juderías mejor conservadas de España. Foto: ©Red de Juderías.

Pedaleando desde Casas del Monte en ligera subida, nos plantamos en Segura de Toro, donde llama la atención un toro de época prerromana que adorna la plaza de este pueblo, también conocido por sus piscinas naturales.

Tras rebasar el pueblo, avanzando entre dehesas se llega a la antigua estación de Aldeanueva del Camino y al barrio de la estación. Merece la pena desviarse por un camino cementado hasta encontrarse con la originaria Vía de la Plata romana.

Dejando Gargantilla la derecha, y mientras el paisaje cambia y se multiplican robes y melojos, nos acercamos a Hervás.

La antigua estación del ferrocarril alberga hoy un centro de interpretación del ferrocarril, así como un café y un albergue.

El pasado ferroviario sigue presente en la ruta. Foto: ©FFE-Vías Verdes.

De visita obligadísima, se puede bajar a la localidad por la calle Paraje de la estación e internarse en la judería, una de las mejor conservadas del país, de arquitectura típicamente serrana y con un notable legado sefardí.

Baños de Montemayor

De vuelta en la vía verde, toca cruzar una de las grandes obras de este antiguo ferrocarril: el conocido como Puente de hierro, un imponente viaducto sobre el río Ambroz de 110 metros con un vano central metálico y arcos de granito a los lados.

Tras vislumbrar una espectacular panorámica de Hervás, continuamos la ruta, que ahora asciende con más pendiente, rumbo a la estación de Baños de Montemayor, otra encantadora parada con restos de antiguas termas romanas integradas en el balneario, declarado Bien de Interés Cultural, y el centro de interpretación de la Vía de la Plata.

Puente de Hierro sobre el Ambroz. Foto: ©FFE-Vías Verdes.

La ruta prosigue después entre bosques de hoja caduca que tapiza las estribaciones de la sierra de Béjar. Avellanos, arces, castaños y robles son responsables de un cromatismo muy especial en otoño y una agradable sombra en verano.

Ruta de la Plata en Salamanca

Una pasarela franquea el paso por el río Garganta, antes de internarnos en un túnel de 200 m perfectamente acondicionado, iluminado y en curva que nos deja ya en la provincia de Salamanca, muy cerca de la estación de Puerto de Béjar, también recuperada y con servicios.

La “pequeña estación” en la que recaló Jose Luis Cuerda en su premiada película El bosque animado (1987), localizada precisamente entre Cantagallo y Puerto de Béjar (en las primeras escenas del filme), es hoy una agradable cafetería y restaurante de floreada terraza, detalles ferroviarios y un vagón-comedor en el interior, además de servicios de alquiler de bicicletas.

Después de visitar los restos de la originaria calzada romana continuamos hasta Cantagallo. Conviene estar atento para no pasarse por alto un sendero que conduce a todo un monumento natural: el centenario cedro de la Francesa, un enorme ejemplar de cedro del atlas con más de veinte metros de altura y unos nueve de contorno que, según se cree, tiene más de 150 años.

Los picos nevados acompañan la ultima parte de la ruta. Foto: ©FFE-Vías Verdes.

De vuelta a la vía, un puente de hierro de nueva construcción sobre la N630 nos deja a las puertas de la estación de Béjar. A su alrededor, se pueden explorar los vestigios de su pasado ferroviario: aguadas, depósitos, toperas y tramos de vía con carril que aún se conservan en la playa de vías.

Ya en Béjar, las murallas, las iglesias románicas, museos, la animada plaza mayor, así como un interesante legado de su pasado industrial vinculado al textil, merecen una visita.

De vuelta en la estación, retomamos la vía, que nos hace pasar por un túnel de 372 metros que atraviesa Béjar por debajo. Tras cruzar el río Cuerpo de Hombre y un nuevo túnel, se aparece un paisaje de árboles de hoja caduca recortados sobre cumbres casi siempre nevadas. Poco después, la ruta llega a su fin en el límite del término municipal de Navalmoral de Béjar.

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