Barcelona se rinde ante la tendencia de los beach club

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Era extraño que una ciudad tan apegada a sus costas como Barcelona no tenga tantos clubes de playa, o beach club como queda más chic. Algunos argumentarán que no hace falta con los siete kilómetros arenales que presenta la capital catalana, pero la moda de esta combinación de bares y restaurantes con piscina hace tiempo que es popular en la vecina Castelldefels o en sitios turísticos como Mallorca e Ibiza.

Y así este verano asistimos a la apertura de dos grandes beach club, el Bastian y el Beso Pedralbes. Vamos a conocerlos.

Bastian Beach Barcelona

Bastian Beach Barcelona entra por la puerta grande. Aunque todavía sigue en obras, ya el sector de la piscina y su restaurante entró en funcionamiento hace pocas semanas.

Ubicado en las instalaciones del Club Natació Barcelona, este espacio de 5.000 m2 gestionado por el grupo Costa Este pretende aglutinar todo lo que se puede hacer en un lugar así: abierto desde las 12:00 hasta las 2:30 o las 3:00 (depende si es fin de semana) en Bastian se puede pasar el día bajo el sol en las tumbonas y camas balinesas, comer en su restaurante de 1.200 m2, bailar por la noche cuando el lugar se pone el traje de discoteca, etcétera.

El proyecto de Bastian tiene una inversión de 15 millones de euros, y además del restaurante y el beach club comprenderá una sala de eventos y una terraza

La entrada cuesta desde 50 euros, con derecho a ocupar un sofá. Y a partir de ahí, hay una escala de precios que trepan hasta los 1.000 o 2.000 euros por una cabaña con sillones para ocho personas. Eso sí, aclaran en el grupo Costa Este, el coste de la entrada representa créditos que se pueden gastar en el consumo de bebidas.

Un detalle importante: el beach club es para mayores de 12 años, y no se aceptan mascotas.

El restaurante del Bastian

En cuanto al restaurante del Bastian Beach Barcelona, cuenta con una capacidad de 350 comensales, con una carta centrada en la cocina del Mediterráneo.

Varios capítulos de su propuesta gastro son comunes con el beach club, con la diferencia en el primer espacio se pone el acento en los platos ligeros, pizzas y sushis.

Así, entre los entrantes fríos se encuentran desde ceviche a ostras, del salpicón de bogavante al carpaccio de ternera; mientras que en los calientes destacan los calamares de potera o el bogavante frito a la andaluza.

Hay platos acordes con el toque sofisticado del lugar, como el caviar que se añade al mini brioche o el bikini de salmón; y frutos del mar como el cangrejo real con mayonesa de vodka, las cigalas a la parrilla, los carabineros o las tallarinas a las planchas. Y sin olvidar pescados como el bacalao negro, el pulpo a la parrilla o el lenguado a la meunière.

Unas cinco variedades de arroces, un par de pastas y media docena de carnes complementan la carta que en el apartado de bebidas tiene ocho cócteles de autor inspirados en divinidades griegas, una quincena de combinados clásicos, un puñado de sangrías y diferentes zumos naturales.

En tanto, en destilados, hay que tomarse un buen rato para elegir entre 30 referencias de whiskies, rones, gins, coñac y licores. Y sin olvidar los champagnes más sofisticados del mercado, donde se pueden llegar a pagar hasta 9.000 euros por una botella de 6 litros de Dom Pérignon.

El proyecto de Bastian, en el que se están invirtiendo 15 millones de euros, es más ambicioso de lo que se ve. O mejor dicho, al cruzarse con los obreros en la construcción del edificio de cuatro plantas, uno intuye su magnitud: cada una tendrá 650 metros cuadrados, donde se alojarán una sala de eventos y una terraza con vistas a 360 grados al litoral mediterráneo y el puerto de Barcelona.

Beso Pedralbes

¿Qué la playa está a 10 km? No importa: el Beso Pedralbes (Diagonal 662-662) se inventa una propia.

Impulsado por el grupo de restauración Beso Beach, el lugar replica el espíritu de los beach clubs de Formentera entre los 25.000 m² de los jardines modernistas del hotel Torre Melina Gran Meliá.

Beso Beach se presenta con una propuesta más informal que la elegancia de lujo discreto de este hotel-rascacielos en la zona alta de la ciudad, donde ocupa la zona de la piscina exterior, en un espacio dividido entre la zona de aguas con camas balinesas, un espacio para eventos y el restaurante.

Qué comer en el Beso Pedralbes

Como un hermanamiento con el restaurante Erre & Urrechu del hotel, el beach club presenta una “cocina local con matices vascos”, indica su nota de prensa, con platos como el arroz de carabineros, el txuletón de vaca vieja bilbaína, las rabitas de bogavante o los mejillones.

De noche, el lugar cambia de registro y bajo el retumbar de los altavoces con las selecciones de los DJs se convierte en un sitio para dejarse llevar por la música con un cóctel en la mano y los pies sobre la arena.