5 restaurantes de Castilla-La Mancha que justifican una escapada al pueblo

Escapar a un pueblo es un reencuentro con el pasado, como aquellas vacaciones infantiles donde se volvía a los orígenes familiares. Otras personas buscan una puerta a la historia o a la naturaleza en pequeñas comunidades donde a la noche reina el silencio, a lo sumo interrumpido por los sonidos habituales del mundo rural.

Pero también está la faceta gastronómica, como son estas propuestas para conocer restaurantes galardonados con estrellas Michelin, y que convierten a estos establecimientos en un destino turístico en sí mismo.

Castilla-La Mancha cuenta con 11 restaurantes premiados por la famosa guía de tapas rojas, que totalizan un universo regional de 13 estrellas.

Vamos a conocer algunos de ellos.

Maralba (Almansa)

En la provincia de Albacete, custodiada por un castillo de orígenes almohades, se encuentra Almansa; población de menos de 25.000 habitantes que durante generaciones se ha dedicado a la industria del calzado.

Allí se puede conocer al único restaurante de la comunidad autónoma que tiene dos estrellas Michelin: Maralba (Violeta Parra 5).

Este negocio familiar, que se presenta como ‘cocina manchega con balcones al Mediterráneo’, es liderada por el cocinero Fran Martínez, que hace una relectura de la gastronomía regional con productos de las comarcas vecinas; con una relación calidad-precio “difícilmente mejorable cuando hablamos de platos de autor”, expresa la guía.

Su menú Esencia cuesta 65 por persona, mientras que el Maralba está a 85 euros y el Gran Menú de Fran Martínez a 105 euros (más 32, 40 y 50 euros respectivamente con maridaje).

De los 11 restaurantes premiados con estrellas Michelin en Castilla-La Mancha, Maralba es el único que tiene dos galardones

Entre sus creaciones se encuentran diversos tipos de pescados frescos, que provienen de la lonja de La Vila Joiosa.

Oba (Casas-Ibañez)

Seguimos en Albacete, esta vez en una pequeña población de 4.500 habitantes en la franja norte de la comarca de La Manchuela, con algunas iglesias barrocas y rococó para visitar.

Allí se puede conocer la propuesta del restaurante Oba (Tomás Pérez Úbeda 6), que es el único que también cuenta con una estrella verde Michelin, entregada en reconocimiento a la sostenibilidad de su cocina.

Los cocineros Javier Sanz y Juan Sahuquillo proponen un viaje a las raíces de la cocina manchega combinando las técnicas antiguas con las modernas, a través de una red de 45 proveedores que ofrecen productos únicos -algunos en riesgo de caer en el olvido-, como razas autóctonas para las carnes, pescados y cangrejos de río, vegetales de ribera o conservas ancestrales.

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Allí se ofrece el menú Cuaderno Zero (129 euros, 15 pases y 26 bocados), con el maridaje Matices Olvidados (con 10 variedades poco conocidas, a 89 euros) o el Maridaje Natura (con 10 copas de bebidas fermentadas, a 69 euros).

El Molino de Alcuneza (Sigüenza)

Sigüenza, en Guadalajara, es uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha. Una joya de casas medievales, con su plaza porticada, su verde Alameda fluvial y sus abundantes recuerdos históricos.

Esta población no tiene uno sino dos restaurantes premiados con estrellas Michelin. Uno es El Doncel (Paseo de la Alameda, 3) y el otro es El Molino de Alcuneza; que está en un hotel de la cadena Relais & Chateaux instalado en un antiguo molino harinero a 10 minutos del centro de Sigüenza.

Sigüenza cuenta con dos restaurantes premiados: El Doncel y El Molino de Alcuneza

Los hermanos Samuel y Blanca Moreno combinan la cocina tradicional con sus toques vanguardistas en un rescate de los productos de temporada de serranía de la región, con prioridad a las setas, la verduras (muchas de su propia huerta) y las carnes de caza.

Sus panes artesanos son un manjar, así como los platos que se pueden descubrir en sus tres menús: el Molienda (75 euros), el Clásico (90 euros) o el Esencias (105 euros).

Retama (Torrenueva)

Al suroeste de la comarca de Campo de Montiel, en Ciudad Real, se encuentra Torrenueva; localidad que perteneció a la Orden de Santiago desde la Edad Media hasta el siglo XIX.

Esa posesión quedó reflejada en monumentos como la iglesias de Santiago el Mayor o de Santo Cristo del Consuelo o el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza.

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En La Caminera Club de Campo (Camino de Altamar s/n) se encuentra este restaurante que además de la estrella también tiene un sol de la Guía Repsol, donde se presentan como un homenaje a la cocina manchega “donde cada bocado y cada sorbo cuentan una historia”.

Con Miguel Ángel Expósito como jefe de cocina y Vicenta ‘Pity’ Rojo como directora de sala y sumilier se ofrecen dos experiencias gastronómicas: la Tradición a 75 euros (más 30 euros de maridaje) y la Retama a 105 euros (más 45 euros de maridaje); cada uno con 7 pases de snacks, entrantes, pescado, carne, pre-postre, postre y petit fours.

Coto de Quevedo (Torre de Juan Abad)

También en el Campo de Montiel, en Ciudad Real, Torre de Juan Abad es un pueblo en el que se recomiendan visitar sitios como la ermita templaria, la casa-museo de Francisco de Quevedo o escuchar al órgano histórico en alguno de sus conciertos.

O también se puede probar la propuesta de Coto de Quevedo, en el Paraje de Tejeras Viejas, cuando reabra en abril tras sus reformas.

Allí su chef José Antonio Medina dedica su talento a transformar las carnes de caza desde una óptica contemporánea, con trazas de la cocina francesa e italiana.

Presenta el menú Raíces (8 pases, a 68 euros por persona y 35 euros más de maridaje), y en agosto se extiende al Recuerdos y memoria (9 pases, a 95 euros más 45 euros de maridaje).

También hay una opción más económica, del menú de Mercado con aperitivo, entrante, carne, guiso o pescado y un postre, a 35 euros.