El PP arrodilla a Vox al obligarle a apoyar la bajada fiscal de 70 millones en Valencia

El PSOE asume que el PP baja los impuestos a costa de eliminar los polémicos proyectos urbanísticos que no ejecutó mientras gobernaba

Maria José Catalá, alcaldesa de Valencia

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Maria José Catalá, alcaldesa de Valencia con 13 concejales cuando la mayoría absoluta en la ciudad exige 17, ha logrado con los cuatro votos de Vox la aprobación de su propuesta de bajada de impuestos, que supondrá un ahorro del entorno de los 70 millones de euros en la ciudad. Baja un 20% el IBI, lo que supone un ahorro medio de 70 euros para 400.000 valencianos mientras que la bajada fiscal para 33.000 comercios se sitúa en los 95 euros de media. Además, se reduce la tasa de alcantarillado, la de vehículos de tracción mecánica y las familias numerosas tendrán una reducción en la cuota del IBI que será del 60% para las de tipo general y que se elevará hasta el 90% en las de tipo especial.

Además, la alcaldesa popular logra también bajar la plusvalía municipal, que se aplicará especialmente en caso de fallecimiento ya que tendrá una bonificación del 95% entre familiares así como en la transmisión intervivos de comercios familiares. La bajada de impuestos que se abonan tras muerte de familiares es donde también se centró la primera bajada de impuestos que implementó Carlos Mazón al llegar a la presidencia de la Generalitat tras las elecciones del mayo pasado.

La propuesta autonómica se ejecuta sin fricción merced al pacto que PP y Vox alcanzaron para la gobernabilidad en el Consell, donde todo el peso económico recae en el equipo de Mazón. En el Ayuntamiento de Valencia no ha transcendido pacto con Vox, partido que no tiene responsabilidad alguna de gobierno. Sí que tiene Vox picos y valles de protesta y docilidad a nivel muncipal. El mensaje de la semana pasada parecía rotundo. «Si no quieren nuestra participación en el gobierno tampoco van a tener nuestros votos», aseguró el portavoz de Vox.

Pasado el fin de semana: «El grupo municipal de Vox ha votado a favor de las ordenanzas fiscales que se tenían que aprobar hoy». ¿El motivo? «Porque supone un sustancial ahorro impositivo para los ciudadanos de Valencia y en el programa electoral de Vox está precisamente incluído». El argumento es el mismo que el utilizado por Catalá: ambos partidos quieren bajar impuestos frente a una izquierda que está en contra.

La exigencia de Vox de entrar en el gobierno municipal se diluye hasta el punto de agradecer por adelantado si el PP tuviera a bien hablar con ellos de los presupuestos antes de que los presentara. Hoy, la postura de Vox.Ayuntamiento de Valencia es mansa. No hay, por tanto, motivos ideológicos en la discrepancia entre PP y Vox sobre la bajada de impuestos sino un pulso que recurrentemente intenta en el Ayuntamiento de Valencia la formación dirigida en Madrid por Santiago Abascal. Sin lograr nada de lo que piden a cambio, hincan la rodilla.

Así, Maria José Catalá se muestra satisfecha por la bajada «histórica» que se logra sin necesidad de tensar la cuerda hasta el límite ya que los votos de Vox se ceden en la parte inicial del proceso de aprobación de las ordenanzas fiscales. El pulso ha sido parco a tenor del calendario. El viernes pasado, el PP propuso la bajada de impuestos en la junta de gobierno local, organo en que sólo hay populares.

En declaraciones a los medios de comunicación, Vox ese día se opuso pero tras la reunión de ayer tutelada desde Madrid (vía Ignacio Gil Lázaro) con el equipo de Catalá se llego a la comisión informativa (y, por tanto, no vinculante) de Hacienda para su aprobación. Poco más de cuatro días de escenificada tensión en un proceso de casi tres meses. Será el martes de la semana que viene (24 de octubre) cuando se apruebe en el pleno. Para que se efectiva, aún quedará la aprobación provisional y definitiva de los presupuestos en noviembre y diciembre con tal de que sea efectiva el próximo 1 de enero.

Mientras Vox camina en esa indefinición de no ser oposición ni gobierno, el PSOE inicia su camino fuera del poder dándose cuenta que la llegada del PP va a suponer un cambio en las políticas municipales, especialmente en las de urbanismo y movilidad que tan polémicas fueron durante el gobierno de Compromís-PSOE.

Sandra Gómez, portavoz socialista en el consistorio, asegura que la bajada fiscal es «un recorte de 70 de millones» y «puedo concretar en qué se va a concretar: en todas las obras que estaban pendientes de reurbanización de espacios públicos tan emblemáticos como San Agustín, San Vicente y avenida del Oeste donde el Partido Popular ha dejado en el aire esa reurbanización por motivos presupuestarios y ha metido en el paquete cuestiones que pueden ser más ideológicas como Pérez Galdós«. Todos estos proyectos son los que dirigía el PSOE cuando tenía las competencias de urbanismo y sobre las que el PP mostró en diversas ocasiones su recelo y oposición.

Compromís, vía Papi Robles, ha coincidido con el PSOE en asegurar que Catalá está «a la deriva hacia la extrema derecha» mientras que la bajada del impuestos la ha calificado de «como Robin Hood, pero al revés, porque roba a los que más los necesita para dar a los que menos falta le hace». El dato que ha puesto sobre la mesa es que el 60% de la población «no verá reducido sus impuestos más allá de 40 o 45 euros«.

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