El euríbor de abril delata las desventajas de las hipotecas mixtas

Con el euríbor a la baja se revelan los contras de las hipotecas mixtas y los pros de los préstamos a tipo variable y fijo

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El euríbor está a la baja, las hipotecas fijas están en auge y las entidades financieras se apresuran para abaratar sus préstamos a tipo variable.

En este contexto, llama la atención que algunos consumidores tengan fijada su mirada en las hipotecas de tipo mixto, con un interés fijo durante los primeros 10 años y uno variable durante el resto del plazo.

Los especialistas de Help My Cash señalan que firmar hipotecas mixtas «no es nada aconsejable en el actual escenario». «Impiden beneficiarse de las bajas tasas en el euríbor y tienen una protección limitada que acaba en una década».

Más caras que las variables

Las hipotecas mixtas que la banca ofrece a sus clientes suelen tener un interés fijo durante los primeros 10 años que ronda el 2%, mientras que el tipo variable que se aplica tras transcurrir ese plazo suele ser de euríbor más un punto porcentual, aunque hay unas pocas entidades que rebajan el diferencial hasta el 0,99% o hasta el 0,85% adicional.

Por culpa de ese fijo inicial, los que optan por hipotecarse a tipo mixto no pueden aprovecharse de la baja cotización del euríbor, que registra valores negativos desde hace más de dos años.

De hecho, para que saliera a cuenta contratar un producto de esta clase en vez de un préstamo hipotecario con un interés variable, el euríbor tendría que subir notablemente en un plazo muy corto, un escenario que es muy poco probable que se dé.

Por ejemplo, ante un hipotético préstamo hipotecario de 150.000 euros a devolver en 25 años el banco da dos opciones: contratar una hipoteca variable con un interés de euríbor más 1% (y un fijo inicial del 2%) o firmar un crédito hipotecario a tipo mixto al 2% durante los primeros 10 años y a euríbor más 1% durante el resto del plazo.

En este caso concreto, si el euríbor se mantuviera durante la primera década a una media de menos del 1% (el escenario más probable), con la hipoteca variable siempre se pagaría menos.

Por ejemplo, con un euríbor a una media del 0%, la cuota sería de 567,79 euros, mientras que si cotizara a una media del 0,5%, las mensualidades serían de 601,19 euros. En cambio, con la hipoteca mixta pagaríamos 635,78 euros al mes durante esos 10 años, fuera cual fuera el valor de este índice de referencia.

El único caso en el que sería más barata

Así, solo  saldría más a cuenta tener contratada una hipoteca mixta si el euríbor sufriera una subida muy importante a corto plazo, de tal modo que se mantuviera, para este ejemplo, a una media de más del 1%.

Únicamente en este caso, el tipo fijo inicial del préstamo hipotecario permitiría pagar unas cuotas más bajas que con una hipoteca a interés variable y protegería al cliente ante las subidas.

Sin embargo, esa protección no sería para siempre, pues al cabo de diez años se empezaría a aplicar un interés variable referenciado al euríbor y tendríamos que pagar lo mismo que con una hipoteca variable.

En consecuencia, para que las cuotas no se encarecieran, este índice tendría que volver a bajar tras terminarse el plazo a tipo fijo, una carambola que es difícil que se produzca.

La hipoteca fija trae más seguridad

Por este motivo, si lo que se busca es estabilidad por encima de todo, es más seguro decantarse por contratar una hipoteca a tipo fijo. Estos productos se han encarecido ligeramente durante este último año, pero todavía es posible encontrar ofertas muy interesantes dentro del mercado hipotecario español.

Por ejemplo, BBVA ofrece actualmente una hipoteca fija con un interés del 1,95% a 20 años, del 2,15% a 25 años y del 2,35% a 30 años; sin comisión de apertura y con solo tres requisitos de vinculación: domiciliar la nómina, firmar un seguro de hogar y contratar un seguro de amortización.

También es destacable el préstamo hipotecario a interés fijo de Bankinter, cuyo tipo es del 2,15% a 20 años, del 2,20% a 25 años y del 2,25% a 30 años.

Asimismo, si se contrata una hipoteca a tipo variable, es posible pasarse al tipo fijo mediante un pacto con el banco o el traslado del préstamo a otra entidad.

De este modo, es posible adelantarse a una potencial subida del euríbor para protegerse de un encarecimiento de las cuotas. Además, en cuanto entre en vigor la nueva ley hipotecaria (prevista para mediados de este año), esta operación será más barata.

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