El FMI advierte de un frenazo en el PIB per cápita de España
La proyección de crecimiento es del 2,9% para este año, pero se traduce en un avance de solo el 1,6% en términos de riqueza por persona

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Europa Press
La letra pequeña del informe de Perspectivas de la Economía Mundial que realiza el Fondo Monetario Internacional (FMI) semestralmente muestran las luces pero también arrojan sombras sobre el comportamiento del tejido productivo de nuestro país. En concreto, si bien las cifras macro aceleran y se sitúan en una mejor posición de la esperada a principios de año con una guerra comercial en ciernes, hay razones por las que esa bonanza no llega al día de los españoles.
La institución con sede en Washington publicó este martes la actualización de su documento de proyecciones económicas, un estudio en el que reconocen que el mundo ha sorteado mejor de lo esperado la incertidumbre, que crecerá más de lo previsto este año y el próximo a pesar de la guerra comercial, aunque los riesgos todavía están muy sesgados a la baja conforme los aranceles vayan enfriando y ralentizando la actividad.
En el caso de España, el producto interior bruto (PIB) crecerá un 2,9% en 2025, cuatro décimas más de lo estimado en la anterior previsión y será la economía avanzada con un mayor avance este año. Estará por encima de Estados Unidos (2%), más del doble de lo que está previsto que avance la zona euro (1,2%) y casi quince veces más que el alza que experimentará la raquítica economía alemana este ejercicio (0,2%).
Y de cara al año próximo, aunque se ralentizará, el FMI apunta a un avance del 2% del PIB español, casi el doble que en el área de la moneda única (1,1%) y solo superado por el alza prevista para Estados Unidos (2,1%).
Si bien las grandes cifras son un alivio para España, acostumbrada antes del COVID-19 a ser el farolillo rojo del mundo económico, lo cierto es que el detalle muestran que este crecimiento es en gran parte extensivo, debido a las ganancias por el aumento de la población derivado de la inmigración, y no tanto por una mejora de la productividad en el tejido empresarial.
Esto lo evidencian dos datos. Por uno, la previsión de crecimiento del PIB per cápita: frente al 2,9% del conjunto de la economía, el avance previsto para este año dividido entre el total de la población arroja un crecimiento del 1,6%. Y para 2026, del 0,8%, frente a un alza del 2% en el PIB estatal.
El PIB por persona avanzará la mitad que en EEUU
Esto implica que ese crecimiento ‘macro’ se traduce en menor riqueza por persona, lo que explica, en parte, ese desequilibrio entre la bonanza de las cifras macro y lo que realmente siente el bolsillo de cada ciudadano.
En el caso español, el avance previsto para el año que viene supondrá el menor en términos de renta per cápita desde antes de la pandemia de COVID-19, si excluimos la caída experimentada en 2020 por el impacto de la pandemia. De media, la riqueza por persona entre 2007 y 2016 en España creció un 0%, muy influido por los efectos de la Gran Recesión, pero es que esta cifra avanzó en el mismo periodo un 0,8% en las economías avanzadas, un 0,7% en Estados Unidos, un 0,4% en la zona euro y un 1,2% en Alemania.
El crecimiento del PIB per cápita se fue ralentizando con el paso de la década hasta el 1,1% en 2019. Después de la pandemia, y conforme con el rebote económico, las ganancias fueron superiores.
Pero el gran crecimiento de población en los últimos años ha diluido parte de esa mayor riqueza. Por ejemplo, la proyección es que la renta per cápita de EEUU avance un 1,5% este año… a apenas una décima de España creciendo prácticamente un punto porcentual menos. Pero es que el año que viene, con un crecimiento similar, el avance en EEUU por persona será del 1,8% frente al 0,8% de España. El mismo porcentaje que Alemania, con una evolución prevista del PIB del 0,9%, la mitad.
El segundo dato que evidencia ese menor reparto de riqueza tiene que ver con la proyección del paro. El FMI es mucho menos optimista que el Ejecutivo. Prevé que este año la tasa del paro cierre en el 10,8% y el año próximo en el 10,7%. Son cambios mínimos frente a la expectativa del Gobierno (que cree que se situará en el 9,6% a cierre del año que viene), pero eso implica que apenas habrá cambios en la población en desempleo. Y si el mercado laboral sigue estando tan vibrante como hasta ahora, eso implica que la población en activo ganará empleados procedentes de la inmigración directamente a sectores con mayores necesidades de mano de obra.