La reforma de pensiones de Escrivá recorta el bienestar de los nacidos desde 1992 hasta un 10%
Un informe de Fedea alerta que las reformas de pensiones de 2021 y 2023 perjudican el consumo de las generaciones que más tiempo coincidirán con los jubilados del baby boom

El ahora gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, en el traspaso de cartera de Inclusión a la ministra Elma Saiz. EUROPA PRESS
Aunque las reformas de las pensiones impulsadas por José Luis Escrivá durante su mandato como ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (2020-2023) incluyeron la creación del llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), esta sobrecotización en la nómina está lejos de garantizar el nombre que le dio el Gobierno.
Así lo concluye un estudio de Fedea publicado este lunes y que apunta que las generaciones de trabajadores nacidos a partir de 1992 serán quienes más vean recortado su bienestar por los efectos de esta reforma de las pensiones, mientras que aquellos nacidos entre 1940 y 1980, sobre todo quienes cuentan con un nivel educativo bajo, verán que mejora su poder adquisitivo.
«El efecto de la reforma sobre el bienestar es claramente positivo para las cohortes ya jubiladas o casi, que se benefician de las mayores pensiones y soportan mayores impuestos sólo durante una parte reducida de sus vidas, pero es negativo para las cohortes más jóvenes, aun teniendo en cuenta la mejora de sus propias pensiones», dice el documento.
Los nacidos en 2020 perderán hasta un 10% por las pensiones
Las dos reformas de pensiones diseñadas por Escrivá, la primera con acuerdo con sindicatos y empresarios y la segunda pactada únicamente con los representantes de los trabajadores, indexaron las pensiones de nuevo con el Índice de Precios al Consumo e introdujeron una subida de las cotizaciones sociales y otros cambios en el marco regulatorio para financiar este mayor gasto público.
Sin embargo, estos cambios en el sistema de las pensiones (como la creación del MEI o de una cuota de solidaridad para las rentas más altas) tendrán un impacto relevante para aquellos que se están incorporando ahora mismo al mercado laboral o lo harán próximamente. «El patrón de redistribución entre cohortes inducido por la reforma, sin embargo, no parece especialmente equitativo, pues se produce un fuerte trasvase de recursos de algunas cohortes a otras sin que exista una razón clara para ello», critican los expertos del ‘think-tank’.
La simulación que ha realizado Fedea distingue entre los años de nacimiento de cada una de las cohortes y, también, en función de cuatro niveles educativos: bajo, medio/bajo, medio/alto y alto, lo cual está vinculado a una menor o mayor renta. En general, todos aquellos trabajadores con una formación baja y nacidos antes de 1992 se verán beneficiados por la reforma. En el peor de los casos, aquellos nacidos en 2020 verán recortado su bienestar en un 5%.
Ahora bien, conforme progresa la formación, la pérdida de capacidad de consumo se irá haciendo notar. Aquellos que tienen un nivel medio de formación y nacidos a partir de mediados de la década de los 80 estarán perjudicados, llegando a percibir un recorte de más del 6% para los trabajadores de la década de 2020.
Pero los cotizantes de mayor formación (y mayores nóminas) pierden con la reforma, empezando con las cohortes nacidas a finales de la década de los 70. Las pérdidas pueden alcanzar el 10% de su capacidad de consumo para los nacidos en 2020.
«Para los trabajadores con un nivel alto de educación nacidos en 2005, que estarían entrando ahora en el mercado de trabajo el efecto medio de la reforma sobre el bienestar sería equivalente a una reducción del consumo del 7,6%, o una caída de tres décimas de la tasa de crecimiento anual de la productividad total de los factores, desde el 1,5% hasta el 1,2%. Desde ambas perspectivas, se trata de cifras en absoluto despreciables», considera el documento.
Según los cálculos de Fedea, las reformas del actual gobernador del Banco de España dejarán el gasto en pensiones en el 18,54% del producto interior bruto (PIB) en 2050, más de 5 puntos porcentuales superior al peso que tendría sin haberse efectuado esos cambios en el sistema de pensiones. Los ingresos serán del 10,35%, apenas 1,6 puntos más. En total, el déficit se ensanchará hasta el 8,2%.