Marc Murtra podría tener prisa para vender el emblemático edificio de Telefónica en la Gran Vía
Marc Murtra estudia vender el emblemático edificio de Telefónica en Gran Vía por hasta 300 millones de euros
Marc Murtra, presidente de Telefónica.
La posibilidad de que Telefónica venda su emblemático edificio de la Gran Vía madrileña vuelve a tomar fuerza, y esta vez con un ritmo más acelerado. Según han confirmado fuentes conocedoras de la operación, la compañía que preside Marc Murtra estaría estudiando ofertas para desprenderse de uno de sus activos inmobiliarios más icónicos, valorado en torno a 250 y 300 millones de euros.
Un inmueble con peso histórico
El edificio de Gran Vía, inaugurado en 1929, fue durante décadas símbolo de la modernización de la capital española. En sus catorce plantas no solo se gestionaron las telecomunicaciones del país, sino que también se convirtió en un referente cultural y arquitectónico, al ser uno de los primeros rascacielos construidos en Europa. La posible venta supondría, por tanto, el cierre de una etapa histórica para la compañía y para la ciudad de Madrid.
Marc Murtra, que lleva meses impulsando una estrategia de transformación, parece decidido a reordenar tanto los activos financieros como los patrimoniales de la empresa. La sede de Gran Vía se mantendría únicamente como recuerdo del pasado si se materializa la operación, ya que la corporación trasladó hace años su centro de operaciones al Distrito Telefónica, en Las Tablas, al norte de Madrid.
El mercado inmobiliario ha mostrado un creciente apetito por activos emblemáticos en ubicaciones premium, y Gran Vía es una de las más codiciadas. Según fuentes del sector, varias compañías internacionales de inversión habrían puesto sus ojos en el edificio, interesadas en destinarlo a oficinas, hotel o incluso a un proyecto mixto que combine usos comerciales y turísticos.
La cifra de venta, que oscilaría entre 250 y 300 millones de euros, lo convierte en una de las operaciones más relevantes del año. Además, supondría un alivio financiero para Telefónica en un momento en el que la deuda y la presión competitiva del mercado de las telecomunicaciones obligan a buscar nuevas fuentes de liquidez.
Murtra acelera la agenda
La llegada de Marc Murtra a la presidencia ha supuesto un giro en la estrategia de Telefónica. El ejecutivo busca racionalizar los activos y poner en valor aquellos que no son esenciales para el negocio principal. La venta de la sede de Gran Vía se enmarca dentro de esa lógica: obtener recursos para reforzar la posición de la compañía en un contexto internacional complejo.
No se trata de la única desinversión en marcha. Telefónica también estudia la venta de su gran campus corporativo en Las Tablas, conocido como Distrito Telefónica, aunque esta operación es más compleja por su tamaño y particularidades. Además, en paralelo, se sigue analizando la reducción de presencia en algunos países de Iberoamérica, donde la rentabilidad no ha acompañado en los últimos años.
La deuda de Telefónica ronda los 27.000 millones de euros, y aunque se ha reducido en la última década, sigue siendo un lastre para su capacidad de maniobra. El negocio de las telecomunicaciones en España enfrenta una fuerte competencia en precios y márgenes ajustados, mientras que en Latinoamérica la volatilidad económica genera incertidumbre.
La venta de activos inmobiliarios, como la sede de Gran Vía, permite a la compañía liberar recursos de forma inmediata. No obstante, expertos advierten que estas operaciones son pan para hoy y hambre para mañana si no van acompañadas de una estrategia clara de crecimiento en nuevos negocios, como la digitalización, el despliegue de redes 5G o los servicios en la nube.
Madrid, atenta a la operación
La posible venta del edificio también despierta inquietud en la ciudad de Madrid. Se trata de uno de los inmuebles más reconocidos de Gran Vía, y cualquier cambio en su uso impactará directamente en la fisonomía y en la vida comercial de la zona. Asociaciones de vecinos y expertos urbanistas alertan de que la operación debe ser cuidada para evitar que el edificio pierda su carácter histórico.
Desde el punto de vista turístico, la sede de Telefónica forma parte del paisaje icónico de la capital. En los últimos años, la compañía ha abierto parte de sus instalaciones al público a través de exposiciones y actividades culturales. Si pasa a manos privadas, este acceso podría verse limitado, lo que supondría una pérdida cultural para los madrileños y visitantes.
Para Telefónica, la decisión tiene un componente más pragmático que sentimental. El traslado operativo a Las Tablas hace años dejó al edificio de Gran Vía con un valor más simbólico que funcional. Mantener un activo de este calibre sin un uso intensivo no tiene sentido en un contexto de reducción de costes y búsqueda de eficiencia.
No obstante, no faltan voces que critican la posible venta como un desapego del legado histórico de la compañía. Telefónica no solo ha sido una empresa, sino también parte de la memoria colectiva española, y desprenderse de su sede histórica puede interpretarse como un paso más hacia la desvinculación emocional con su propio pasado.
Perspectivas a corto plazo
Fuentes cercanas a la negociación señalan que el interés mostrado por varios fondos podría acelerar la decisión en cuestión de meses. No está claro si Telefónica optará por vender a un solo comprador o explorar fórmulas alternativas, como una venta parcial o un acuerdo de ‘sale & leaseback’, que le permitiría seguir utilizando parte del espacio mientras obtiene liquidez.
En cualquier caso, la operación marcaría un hito en la nueva etapa de Marc Murtra al frente de la compañía. No se trata solo de una transacción inmobiliaria, sino de un movimiento estratégico que refleja la necesidad de Telefónica de adaptarse a un mercado cada vez más competitivo y digitalizado, en el que la eficiencia financiera es tan importante como la innovación tecnológica.