Nissan solo fabricó 14.000 coches en Barcelona en el último año

La automovilística detuvo prácticamente toda la actividad entre marzo y agosto por la pandemia y la huelga de los trabajadores, que protestaban por el cierre de la planta

Interior de la fábrica de Nissan Motor Ibérica en la Zona Franca de Barcelona. /Toni Albir

Interior de la fábrica de Nissan Motor Ibérica en la Zona Franca de Barcelona. /Toni Albir

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La fábrica de Nissan en Barcelona cerró el año fiscal con un nuevo mínimo de producción. Si los niveles de la instalación ya parecían haber tocado suelo en 2019, la pandemia, la retirada de modelos y las huelgas –tanto de su plantilla como de proveedores— desplomaron la cifra de vehículos sacados a la carretera. En doce meses, el centro de Zona Franca apenas ensambló 13.875 vehículos en sus líneas.

Según la documentación hecha pública este martes por la automovilística japonesa, la cifra es un 71% inferior a los 49.066 coches que la planta consiguió producir en el ejercicio anterior, un año –de abril a marzo– en el que ya tuvo que sufrir un expediente de regulación de empleo (ERE) debido a su poca actividad. Con las cifras en caída libre, en 2020 se confirmó el cierre de la infraestructura, previsto para diciembre de 2021.

Ya antes de oficializar la clausura, el año pintaba negro para Nissan Barcelona. En febrero, la marca anunció que se dejarían de fabricar las pick up y que se reduciría en un 40% la producción de las furgonetas eléctricas eNV200. Tras la notificación, el coronavirus hizo saltar por los aires incluso las previsiones más conservadoras, que fijaban un suelo de 60.000 unidades para la planta.

La pandemia obligó a cerrar la planta durante semanas. Y al contrario que el resto de los centros de automoción españoles no reabrió cuando se relajó el estado de alarma. Los trabajadores se declararon en huelga indefinida hasta que no se aclarase el futuro de la instalación. El paro no sirvió para salvar el negocio, pero sí para obtener un acuerdo que facilite la reindustrialización de la plaza.

Cuando Nissan estaba lista para retomar la producción, llegó la huelga de Acciona

El cese de actividad se encadenó con las vacaciones veraniegas del mes de agosto. No fue el último contratiempo. Cuando parecía que se iba a reanudar la producción, la huelga de la plantilla de la principal subcontrata, Acciona, impidió que volviera a sonar el ruido de motores. Durante más de un mes, la falta de empleados que prestasen servicios complementarios bloqueó la fabricación.

No se encontró remedio hasta mediados de octubre, cuando Nissan incorporó a varios temporales y formó a parte de sus trabajadores para que realizasen las funciones de Acciona. Por el camino se perdió el pedido de 1.700 pick up realizado por Mercedes.

Pero el retorno de la actividad no fue el esperado. La previsión era la de producir al ritmo de unos 160 vehículos diarios, pero la realidad era muy distinta: apenas ensamblaba una treintena de camionetas y “cinco o seis” furgonetas eléctricas eNV200. Todavía no se han alcanzado los niveles deseados.

Nissan recorta las perdidas

Apesar del estallido de la pandemia, Nissan logró recortar sus pérdidas un 33% a lo largo del último ejercicio. La automovilística nipona cerró el ejercicio 2020-2021 (entre abril y marzo) con unos números rojos de 3.387 millones de euros. A pesar de haber sufrido un descenso de las ventas por culpa del coronavirus, el plan de ajuste de costes puesto en marcha limitó el daño del virus.

Según explicó la empresa este martes, las pérdidas operativas ascendieron a 1.137 millones, cuatro veces más que un año antes. Además, las ventas se desplomaron el 21,4% hasta los 58.890 millones de euros. Para la próxima campaña, el fabricante volverá a teñir sus resultados de rojo, avisó.

“El ejercicio 2020 fue un año de grandes cambios provocados por la pandemia”, lamentó Ashwani Gupta, director de operaciones de Nissan. Además de la Covid-19, la falta de semiconductores y el encarecimiento de las materias primas influyeron en las cuentas de la organización.

Carles Huguet

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