Santander cierra una etapa: fin de su colaboración con Stellantis en Estados Unidos
El acuerdo inicial, valorado en 150 millones de dólares y con una vigencia prevista de 10 años, fue ampliado y renovado en 2022 para finalizar en diciembre de 2025
Ana Botín, Banco Santander
El Banco Santander acaba con una alianza estratégica de más de diez años con el grupo automovilístico Stellantis en Estados Unidos, y ha realizado movimientos de profundo calado en su estructura internacional y de cumplimiento que puede suponer un giro importante en su estrategia para el mercado norteamericano y global, según avanzó Expansión.
La rescisión anticipada del pacto en el negocio de financiación de coches, la integración de Mouro Capital en la filial estadounidense y el cierre de cuentas vinculadas a Irán marcan el nuevo rumbo financiero del banco en 2025.
Ambas empresas han dado por terminada una colaboración que comenzó en 2013, cuando la entonces Chrysler –ahora integrada en Stellantis tras la fusión con Fiat y PSA– buscó un socio financiero preferente en EEUU.
El acuerdo inicial, valorado en 150 millones de dólares y con una vigencia prevista de 10 años, fue ampliado y renovado en 2022 para finalizar en diciembre de 2025, pero ambas partes acordaron rescindirlo con efecto desde el 15 de septiembre de este año, tres meses antes de lo previsto.
Esta alianza fue clave para el crecimiento del negocio de Santander Consumer USA, impulsando la originación de créditos al consumo para vehículos y convirtiéndose en un generador de ingresos fundamental.
Tras la rescisión, Stellantis está desarrollando su propio proyecto de financiación en EEUU y Santander ha comenzado a diversificar sus acuerdos con otros fabricantes para suplir la actividad perdida.
Ambas compañías, por ahora, mantienen el acuerdo en Europa, lo que permite al banco seguir ligado al grupo automovilístico en el viejo continente.
El finde la acuerdo viene dictado por la transformación a la que se enfrenta el sector financiero vinculado al automóvil, con una mayor digitalización, la aparición de entidades financieras propias por parte de los fabricantes y el auge de nuevas soluciones fintech.
Santander, por su parte, apuesta por la flexibilidad y la capacidad de adaptarse a estos cambios, enfocando su actividad hacia otros acuerdos y mercados emergentes.
Estrategia internacional y operación con Mouro Capital
Simultáneo al término de la cooperación, Santander ha realizado una importante operación al trasladar su fondo de inversiones tecnológicas Mouro Capital a su filial estadounidense.
El activo, valorado en 802 millones de dólares (700 millones de euros), se ha integrado en el negocio de gestión de patrimonios de Santander USA en septiembre, mediante la adquisición por parte de la filial norteamericana a otra controlada por el grupo.
Mouro Capital, especializado en invertir en fintech y startups tecnológicas en Europa, Norteamérica y Latinoamérica, cuenta con más de 36 participaciones y ha liderado rondas de inversión por hasta 15 millones de dólares en empresas de alto potencial.
La reestructuración responde al foco estratégico de Santander en el sector tecnológico, potenciando el negocio estadounidense como hub de innovación y capital riesgo y consolidando su apuesta por la transformación digital.
El traspaso se ha financiado mediante un préstamo interno entre filiales y, según la información publicada, no ha generado plusvalías ni fondo de comercio para el grupo.
Santander refuerza así su modelo de inversión y el desarrollo de startups fintech bajo el paraguas de su operación norteamericana, aprovechando las oportunidades de crecimiento y diversificación que brinda el ecosistema tecnológico estadounidense.
Santander también ha dado respuesta a los requisitos regulatorios de Estados Unidos, procediendo al cierre y bloqueo de cuentas de clientes vinculados a Irán, en cumplimiento del régimen internacional de sanciones.
El grupo ha congelado o cancelado todas las cuentas en sus filiales británicas, estadounidenses y brasileñas, y ha comunicado que mantiene la aplicación estricta de las medidas legales para evitar la exposición a operaciones sancionadas internacionalmente.