Así es LuGaz, el millonario proyecto de biometano al que renuncia Carmen Lence
La planta, según los cálculos del proyecto, gestionaría aproximadamente 55.000 toneladas de residuos al año para producir biogás y permitiría evitar la emisión de alrededor de 51.604 toneladas de dióxido de carbono anuales

Proyección tridimensional de la planta del proyecto LuGaz, en el polígono de O CEAO (Lugo) / Grupo Lence
La semana pasada Carmen Lence, CEO del mayor grupo lácteo gallego, anunciaba la decisión de cancelar el proyecto para levantar una planta de biogás en O Cevao ante las «constantes trabas» a las que se venía enfrentando y a un clima de confrontación generado en torno a él. La iniciativa LuGaz había nacido con el objetivo de tratar el estiércol local y los residuos agroalimentarios para la producción de biogás y biofertilizantes “desde la perspectiva del residuo cero y la economía circular”.
El proyecto, en el que el grupo Lence participaba junto a sus socias Norvento, Agroamb y Medrar Smart Solution, fue declarado estratégico por la Xunta de Galicia el pasado 18 de septiembre. Según las previsiones, la planta, que contaría con una inversión de 7,5 millones de euros, permitiría la creación de 30 puestos de empleo, de los cuales 10 de ellos serían de carácter directo.
“LuGaZ busca crear una instalación sostenible de cero residuos que gestione los residuos orgánicos y no peligrosos generados principalmente en la cadena de valor del sector lácteo, y que brinde la oportunidad a otras industrias agroalimentarias de la zona de gestionar sus residuos”, detalla la página web del proyecto.
La tecnología de LuGaz
Las instalaciones combinarían una planta de biogás con una tecnología orientada al tratamiento del digestato –el residuo líquido o sólido que queda después de la descomposición anaeróbica (sin oxígeno) de materia orgánica en las plantas de biogás–, y un tratamiento sólido para la producción de fertilizantes.
En concreto, la tecnología del proyecto se apoyaría en tres pilares. El primero de ellos el de Optiblender, un software especializado que trabajaría en la línea de digestión anaeróbica que garantizaría “la estabilidad y la calidad del digestato producido a través de la optimización de mezclas de co-digestión”.
En segundo lugar estaría el sistema Nidup, diseñado específicamente para aplicaciones de pequeña escala y altamente competitivo debido a sus “menores costes de operación, la capacidad de manejar altas concentraciones de sulfuro de hidrógeno (H2S) y el potencial de minimizar las necesidades de reactivos/consumibles”.
En último lugar estaría el sistema Depurgan/Aquatec, una solución de bajo coste para el tratamiento de líquidos que trabaja basado en un proceso de electrocoagulación, en la que se emplea la corriente eléctrica para eliminar agentes contaminantes.
Con todo ello se conseguiría separar ese digestato en una fracción sólida, con la que se crearía un fertilizante orgánico que se destinaría al sector primario, y una parte líquida, que se recuperaría para reutilizarla en aplicaciones industriales.
Capacidad de la planta
Según los cálculos del proyecto, la planta gestionaría aproximadamente 55.000 toneladas de residuos al año para producir biogás con metano, que sería capturado, purificado y optimizado antes de ser inyectado a la red de gas natural. Se estima que, durante los primeros diez años de operación, esta planta permitiría evitar la emisión de alrededor de 51.604 toneladas de dióxido de carbono anuales.
“Lu GaZ contribuirá a lograr la neutralidad climática para 2050 mediante la producción de biometano de alta calidad. Además, el proyecto permitirá la recuperación de energía renovable a partir del estiércol, reduciendo las emisiones de GEI de la agricultura, que representan aproximadamente el 11 % del total”.
La gestión de los residuos ayudaría a reducir las emisiones de metano procedentes del almacenamiento de estiércol a cielo abierto y de los vertederos, “que se encuentran entre las mayores fuentes de este tipo de emisiones en la UE”.
Renuncia al proyecto
Carmen Lence ha explicado este lunes, en una entrevista en la Cadena Ser, que “todo iba bien por la vía de la transparencia, por la vía del diálogo, hasta que unos grupos políticos empezaron a montar sus sesiones informativas por su cuenta, en particular una del día 6 de octubre, en la que participaron el teniente de alcalde de Lugo y portavoz del BNG, Rubén Arroxo, la doctora en ingeniería agrónoma, Montse Valcárcel y también un técnico de ADEGA. Estas jornadas se montaron para los vecinos, nosotros pedimos poder ir y no se nos dejó y eso que nosotros también somos vecinos, tanto nosotros como la gente de Norvento”.
La presidenta del grupo Lence ha señalado que empezaron a notar que el proyecto “empezaba a politizarse”. “Empezamos a ver que hay un tono en contra de este proyecto y que nos empieza a parecer que esto es volver a montar manifestaciones, como ya estamos acostumbrados, para desprestigiar principalmente el nombre de las empresas que están detrás de ello” algo que ha calificado como “extremadamente peligroso”.
“Nosotros no nos podemos permitir el lujo de que la gente empiece a desprestigiarnos porque nuestra principal responsabilidad es la de mantener los puestos de trabajo”.