El lustro negro de Navantia: más de 1.000 millones en pérdidas

La empresa participada por la SEPI cosechó unos números rojos por valor de 1.061 millones de euros entre 2016 y 2020 mientras naufragaba en concursos internacionales para adjudicarse nuevos buques

Navantia

El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, junto al astillero de Ferrol

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Navantia se consolida como uno de los pozos sin fondo de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La empresa pública, que cuenta con astilleros en la Ría de Ferrol, la Bahía de Cádiz y Cartagena encadena 14 ejercicios consecutivos en números rojos desde que en 2007 se embolsase 159.000 euros de beneficios.

La situación se ha agravado en el último lustro (entre los años 2016 y 2020), en el que se ha anotado unas pérdidas totales por valor de 1.061 millones de euros tras marcar un récord en 2017, ejercicio que cerró c0n un resultado negativo por valor de 296 millones de euros.

Durante este periodo la empresa pública no ha logrado imponerse en ningún concurso internacional para la fabricación de buques (encargos como las cinco corbetas para Arabia Saudí o los dos buques logísticos AOR para Australia fueron adjudicaciones directas) mientras en su cúpula vivía un carrusel de ceses y nuevos nombramientos.

Casi un presidente nuevo por año

Y es que entre 2016 y 2020 la firma ha tenido cuatro presidentes. Casi uno por año. José Manuel Revuelta dimitió en 2017 tras permanecer cinco años en el cargo, dando paso al mugardés Esteban García Vilasánchez, que fue cesado en verano de 2018 tras el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

Al directivo gallego le sucedió en el cargo Susana de Sarriá, que permaneció como presidenta de la empresa pública durante dos años, hasta que en septiembre del año pasado fue relevada por Belén Gualda. Esta última, que, al igual que su predecesora, también llegó tras una dilatada trayectoria en la administración andaluza, apenas duraría seis meses, toda vez que en marzo de 2021 dejó su cargo para ocupar la presidencia de la propia SEPI, dejando a Navantia y sus astilleros en manos de Ricardo Domínguez.

Navantia supone casi la mitad de las pérdidas de la SEPI

Navantia cierra, de esta manera, su lustro más oscuro en cuanto a resultados económicos pese a haber reducido sus pérdidas hasta los 173,7 millones de euros en 2019 y los 137,7 millones en 2020. Paradójicamente la compañía ha logrado sus mejores resultados de los últimos años precisamente en un ejercicio marcado por el parón obligado por la crisis del Covid-19.

La firma supuso casi la mitad de las pérdidas de la SEPI en 2020. Estas ascendieron hasta los 438 millones de euros, su nivel más alto en 14 años, aunque para este 2021 calcula unos números rojos todavía mayores: de 547 millones de euros.

Los Presupuestos marcan un punto de inflexión en la SEPI

Pese a este empeoramiento de sus resultados, el Ministerio de Hacienda prevé que la SEPI corte la hemorragia en sus cuentas. Según recogen los Presupuestos Generales del Estado, la SEPI se anotará unas pérdidas por valor de 27 millones de euros, dando por hecho un tijeretazo a los números rojos que arrastra Navantia.

En las cuentas públicas del año que viene también figuran dos partidas millonarias de Navantia en su astillero de Ferrol. Se trata del nuevo taller de fabricación de subbloques, al que prevé destinar 51,3 millones de euros para su construcción, y del pistoletazo de salida a las fragatas. En concreto, el Gobierno destinará 121,8 millones de euros para las F-110 en 2022. Según el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, los trabajos de construcción en Ferrol de la primera de las cinco unidades encargadas por la Armada Española se iniciarán el próximo mes de marzo e insuflarán carga de trabajo a un astillero que este verano se quedó sin su último buque en grada (el segundo buque logístico para Australia).

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