Goleada de Carlos Mouriño a Tino Fernández: grupo GES factura seis veces más que Altia

Empresarios discretos que emplean a más de 2.000 trabajadores, los presidentes de Celta y Deportivo han hecho fortuna con estilos antagónicos

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En Galicia se les conocía lo justo cuando irrumpieron en dos clubes de fútbol que se enfrentaban a su agujero económico. El primer objetivo para Carlos Mouriño Atanes y Constantino Fernández Pico fue la cuenta de resultados más que los resultados deportivos. El Celta ha olvidado ya la suspensión de pagos, ocho años después y con toda la deuda pagada. Al Deportivo aún le queda mucho camino por andar.

No se acaban aquí las similitudes entre los dos presidentes. Ambos son empresarios discretos, nada proclives a ostentar. Altia, el buque insignia de Tino Fernández, mantiene un perfil comunicativo muy bajo. Ni siquiera publicita sus contratos a no ser que la cuantía sea tan elevada que las normas del MAB le obliguen a hacerlo. Algo parecido sucede con Mouriño, a quien describen como un empresario sencillo, reservado y astuto.

Fundó Grupo Energético del Sudeste (GES) en 1980 en México y lo convirtió en un emporio que factura más de 400 millones cada año. Altia factura seis veces menos. Alcanzó los 54 millones en 2014 y con seguridad estará por encima de los 60 en el actual ejercicio.

Carácter parecido, estilos distintos

Cierto es que el recorrido empresarial del presidente del Celta es mucho más dilatado, frente a una empresa como Altia, joven y con un comportamiento excelente, que la llevó a crecer en facturación un 125% en los últimos años de la recesión económica.

En el palco de Riazor estarán dos generaciones distintas, que han hecho fortuna con estilos antagónicos. Mouriño manejó más de una treintena de empresas con un negocio muy diversificado, que va del sector energético a los carburantes, pasando por la hostelería o el ladrillo. A Tino Fernández, siempre vinculado al sector tecnológico, se le conoce Boxleo, la sociedad con la que controla su mayoría accionarial en Altia, y Nina Sports, una iniciativa de promoción y organización de eventos que acabó liquidada en 2012.

Los mejillones o la gasolina

Tino Fernández se hizo próspero desde A Coruña, pero Mouriño no fue profeta en su tierra, emigró a México. Llegó en 1978 para manejar varios negocios de su suegro como hoteles, tiendas de muebles o panaderías, y fundar sus primeras empresas. Un extenso reportaje que le dedicó CNN Expansión, relata como la falta de tiempo libre para estar con su familia y varios asaltos a punta de pistola en los hoteles lo empujaron a cambiar de aires.

Tenía tres proyectos sobre la mesa, la pesca y venta de mejillones en Baja California, la compra de un hotel de cinco estrellas en Toronto y la adquisición de un grupo de gasolineras en Campeche. Se quedó con la gasolina.

Más y más empresas

Las compra de seis estaciones de servicio mexicanas fueron el germen de Grupo Energético del Sureste (GES), que creció sobremanera en la década de los 90 ampliando la red de establecimientos y suministrando combustible a Pemex. Entre gasolineras propias y franquiciadas, GES ha transformado las seis estaciones de servicio en cerca de 120.

Carlos Mouriño creó la división de transportes, Teisa, que siguió abasteciendo a Pemex, y una red de franquicias con establecimientos como Burger King. Luego siguieron empresas de autolavado, tiendas, hospitales… fue consejero de al menos cinco bancos y de la constructora Grupo Puentes. A su regreso a Galicia, siguió creando empresas. Entró en el negocio vitivinícola con Grandes Pagos Gallegos de Viticultura Tradicional y constituyó una sociedad de inversión dotada con un capital de un millón de euros, Inversiones Montalais.

El poder y la política

Los medios mexicanos han puesto énfasis en las buenas relaciones que ha mantenido la familia Mouriño con los poderes políticos a lo largo de su actividad en México, lo que sumado a sus negocios con Pemex ha levantado suspicacias. También a Tino Fernández se le ha reprochado que su cargo como presidente del Deportivo pueda beneficiar a Altia para obtener contratos. Vuelven los parecidos.

Lo cierto es que la tecnológica va viento en popa. Ha alcanzado su máximo histórico en bolsa, con una capitalización de 86,6 millones a cierre de esta semana. El 86,3% de las acciones están en manos de Tino Fernández.

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