Martinsa-Fadesa: la liquidación imposible quince años después

Desde 2015, cuando se aprueba el plan de liquidación definitivo de Martinsa-Fadesa, la administración concursal pide cada año una prórroga para saldar activos de un grupo que en 2020 perdió 205 millones y todavía debía 3.895 millones de la financiación de la “opa” de Fernando Martín sobre la antigua Fadesa

Imagen de la urbanización Costa Miño de Golf, promovida por Fadesa

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En el Juzgado de lo Mercantil número uno de A Coruña toda referencia a Martinsa-Fadesa resulta algo familiar, cercano. Todavía. Han pasado quince años, jueces y funcionarios, incluso distintos administradores concursales, pero la inmobiliaria, protagonista en el verano de 2008 de la mayor suspensión de pagos de la historia de España, sigue ahí, en una fase de liquidación aprobada en 2015 y que se prorroga cada año. Como una letanía. Liquidar sus activos, cancelar el pasivo y, en su caso, distribuir el excedente. Ese era el plan. Sobre el papel. Y ahí sigue.

La liquidación concursal comienza en un momento en el que la situación del mercado inmobiliario dista mucho de ser óptima y por ello las operaciones de liquidación de esta compañía tienen que llevarse a cabo de forma ordenada, adecuada a sus magnitudes y atendiendo al contexto económico actual en el que nos encontramos”. Así explican los administradores concursales de Martinsa-Fadesa la situación, que les lleva a solicitar cada año, desde 2015, esa prórroga de la liquidación en el juzgado, al ser de preceptiva renovación anual.

Las ventas y su coste

En liquidación, pero viva. El volumen de ingresos de la inmobiliaria alcanzó al cierre de 2020 la cifra de 39,9 millones de euros, un 15% menos que el ejercicio anterior en un año especialmente difícil. Del total, 23 millones de euros (el 57%) corresponden al mercado nacional y el resto, 17 millones, al extranjero. El problema del grupo no está en lo que ingresa Martinsa-Fadesa, esos 40 millones de 2020, sino el coste de esas ventas, que solo ese año, el último con datos disponibles y cuentas presentadas en el Registro Mercantil, se elevó a prácticamente 137 millones. El margen bruto fue negativo, por tanto, en 96,8 millones.

La sociedad matriz del Grupo Martinsa-Fadesa, adquirido en 2006 por Fernando Martín y un socio al ya fallecido Manuel Jove, cerró 2020 con unas pérdidas de 204,9 millones de euros. La propuesta de aplicación del resultado, una vez más, consistía para los administradores concursales en traspasar dicho importe a resultados negativos de ejercicios anteriores.

Unos 6.400 millones de patrimonio negativo

Todo en la vida de Martinsa-Fadesa es mayúsculo. La junta general ordinaria celebrada en octubre de 2021 acordó aprobar unos estados financieros consolidados con un activo y un pasivo por importe de 808,7 millones de euros cada uno, un patrimonio neto negativo de 6.474 millones de euros, y una cuenta al cierre del ejercicio con un resultado negativo por importe de 215,7 millones.

La deuda concursal actualizada a marzo de 2021 señala que tanto la de Martinsa-Fadesa como las cuatro sociedades filiales sobre las que se articuló la compra en 2006 incluye el préstamo sindicado concedido a Martinsa Fadesa SA para la financiación de la oferta pública de adquisición (opa) realizada sobre la antigua Fadesa Inmobiliaria por parte de Fernando Martín y su socio Martín Criado. El saldo de esa deuda a 31 de diciembre de 2020 todavía asciende a 3.895 millones de euros.

Aunque en menor medida, los honorarios devengados por la administración concursal tampoco ayudan. En 2020 ascendieron a 2,2 millones de euros en Martinsa Fadesa y 252.000 euros en las sociedades dependientes.

La compra y la crisis

En su día, el informe provisional de los administradores concursales que permitió crear un marco negociador adecuado para alcanzar un acuerdo sobre el texto final del convenio de acreedores señalaba, tras las correcciones publicadas, que la masa pasiva total ascendía 7.005 millones de euros, y que la masa activa era de 7.337 millones de euros a fecha de 24 de julio de 2008, semanas después de la suspensión de pagos. Fue entonces cuando comenzó la romería de incidentes concursales interpuestos por los acreedores y una liquidación años después que, más que eterna, semeja imposible.

Los casi 4.100 millones de euros de la opa lanzada por Martinsa y su socio Martín Criado sobre la inmobiliaria gallega de Manuel Jove le permitían acceder a una bolsa de suelo de 26 millones de metros cuadrados, activos cuya valoración el propio Fernando Martín situaba entonces en 10.536 millones de euros. Este importe representaba casi cinco veces más que el que se reflejaba en el balance del grupo que rodeaba a Martinsa antes de la adquisición. El pez chico se comía una ballena. La indigestión continúa quince años después del concurso de acreedores que dio la alarma de la crisis del ladrillo.

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