El retraso en el dique de las fragatas dividió al consejo de Navantia

La empresa tiene paralizada la inversión en el plan de modernización de Ferrol para construir las F-110 ya en un dique seco y ahorrar 50 millones al año

Imagen de archivo del astillero de Navantia en Ferrol / EFE

Imagen de archivo del astillero de Navantia en Ferrol / EFE

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Máxima prioridad para la construcción del nuevo dique cubierto en el astillero de Navantia en Ferrol. El alcalde de la ciudad departamental, Ángel Mato, acudió este miércoles a Madrid para reunirse con dos altos directivos de la empresa pública para trasladar la necesidad de poner en marcha el plan de transformación de las instalaciones en Ferrol.

El proyecto, en su día ideado por el expresidente de Navantia, el mugardés Esteban García Vilásanchez, lleva dos años y medio aparcado en el cajón y con él las aspiraciones de poner en marcha el dique seco que se contemplaba en su primera fase. Los retrasos en la implantación de este proyecto que todavía no tiene ni fondos ni fecha asignada en el calendario han llegado a la esfera política (tanto la Xunta como la Alcaldía de Ferrol, de distinto signo político, exigen la puesta en marcha de este dique cubierto) y a un consejo de administración de Navantia en el que 5 de sus 12 miembros han defendido la necesidad de implantar un plan de transformación que se erige como clave para el futuro del astillero.

Como ya avanzó Economía Digital, los tres representantes de Defensa en el consejo de administración de Navantia se alinearon del lado de los dos miembros de Comisiones Obreras cuando estos pidieron explicaciones a la nueva presidenta de la compañía, Belén Gualda, por la falta de avances en esta inversión. Se da la circunstancia de que estos tres miembros nombrados a instancias de Defensa dependen de la titular del ramo, Margarita Robles, y de la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, que nació ya en Madrid, pero cuyas raíces familiares se encuentran también en Mugardos, lugar de origen del propio Vilasánchez.

Ahorro de costes y de tiempo

La puesta en marcha del dique seco como primer paso de este plan de transformación cobra especial relevancia ante la sequía de contratos a la que se aproxima Navantia-Ferrol mientras no se da inicio a las F-110, como por el hecho de que el modelo de construcción en grada que mantiene el astillero gallego se queda desfasado respecto a sus principales competidores, como concluyó el centro tecnológico Romero Landa en un informe elaborado hace un lustro. A estos factores se suman la necesidad de Navantia de ahorrar costes y ser más competitivo para hacer frente a unos números rojos que el año pasado ascendieron a 145 millones de euros en el conjunto de sus astilleros.

El Plan de Modernización del Astillero de Ferrol que Navantia había elaborado de la mano de la consultora Mckinsey en 2018 contemplaba el objetivo de reducir los plazos de construcción de buques en un 25% y sus costes en un 10%, lo que daría un espaldarazo al histórico astillero de Ferrol.

Un impacto de casi 50 millones al año

Así, asumiendo que el astillero fuese capaz de producir una fragata tipo F-100 al año y dos buques anfibios LHD cada cinco años, la inversión se recuperaría por completo en un plazo aproximado de nueve años. Y es que con este plan de transformación que gira en torno a la construcción de un nuevo dique y el salto a la industria 4.0, Navantia-Ferrol lograría un ahorro de 36 millones de euros en la construcción de cada fragata y de 49 millones en cada buque LHD, lo que tendría un impacto positivo de 49 millones de euros al año, elevaría la rentabilidad de Navantia y le permitiría competir más garantías en concursos de contratos internacionales.

El objetivo inicial del plan pasaba por que su primera pata (la construcción del dique seco) estuviese operativa ya en el año 2022 y llegase a tiempo para construir la primera de las cinco fragatas F-110. Sin embargo, esta meta no se podrá alcanzar tras los dos años y medio sin avances en la puesta en marcha de este proyecto que, además, no se ha presentado todavía como candidato para optar a los fondos europeos de reactivación económica.

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